Hace más de tres décadas la actriz Mónica Miguel (1936) está totalmente ligada a la dirección, desde de que en 1987 Carla Estrada le ofreció hacer mancuerna y dirigir telenovelas, debido a la trayectoria que formó tras dejar su natal Nayarit para estudiar en la Academia Andrés Soler en Ciudad de México y luego de hacer una residencia de casi nueve años en Italia, donde compartió y aprendió el arte de la dirección del reconocido cineasta Federico Fellini, además de haber trabajado en Japón.
Ahora habla de su incursión en el teatro y el cine, así como de su experiencia de trabajar con personajes como Emilio El Indio Fernández, de lo difícil que fue su infancia en la región huichol y de su amor por la cultura indígena y la naturaleza.
Su primer trabajo en la dirección del género fue Quinceañera, la trama que protagonizó Adela Noriega en 1987; con el paso de los años títulos como Amor real, Alborada y El manantial se han sumado a su largo historial, que ahora agrega la bioserie Silvia Pinal frente a ti, un trabajo que, dice, la tiene igual de satisfecha.
Pese a su trayectoria, reconoce que tras retomar su faceta de actriz en la película Sueño en otro idioma, que el año pasado estuvo nominada para 16 Arieles, incluyendo la categoría de Mejor Actriz, le gustaría “actuar mucho más”.
Has dirigido infinidad de telenovelas, ¿qué tan complejo fue hacer la serie de Silvia Pinal, considerando que se trata de un personaje real?
Mucho público de provincia no conoce a Silvia Pinal; entonces puede ser un personaje imaginario para muchos; lo importante es la historia de una diva con todo lo que conlleva y los personajes que conoce, eso es lo que priorizamos, más allá de si quienes representan a los personajes se parecen.
¿La directora desplazó a la actriz?
No, a mí me gusta mucho actuar porque vengo del teatro y lo extraño, pero la dirección me obliga a muchas cosas, porque no nada más tengo que pensar en mi personaje, sino en todo lo que conlleva la dirección. Aunque si debo ser sincera, sí me gustaría actuar más y tengo deseos de hacer teatro; por ahí andamos acariciando la idea de una comedia musical. Ojalá se pueda llevar a cabo. Me encantaría hacer algo de eso antes de irme de este mundo.
El año pasado estuviste nominada al Ariel por tu papel en Sueño en otro idioma, cinta de Ernesto Contreras…
Sí, estuve agradecidisima porque tuve una nominación para los Premios Ariel. En realidad yo he hecho poco cine, en México trabajé con Luis Aguilar, con Emilio El Indio Fernández; cuando estuve en Italia hice seis películas, después me dediqué a la televisión, abandoné el teatro, el cual después me regresó a México, vine para hacer una obra musical, Aleluya brava gente, con Julio Alemán en el teatro Insurgentes, donde también hice El hombre de La Mancha, con Enrique Álvarez Félix.
En Italia conociste a Federico Fellini, ¿qué fue lo mejor de esa experiencia?
Que me enseñó cómo manejar una cámara y cómo trabajar con los actores, y lo hizo con una gran cordialidad y humildad, por eso pienso que las personas inteligentes llevan como parte suya la humildad, por una gratitud de tantas generosidades que Dios les da en la vida.
La cinta Sueño en otro idioma trata el tema indígena…
Eso fue lo que más me gustó, el personaje que hice fue pequeño, pero muy profundo; además, yo amo a mis indígenas, soy una huichola coral y trato de proyectar que todos en la República, en las diferentes comunidades, deberíamos comulgar con el amor a la naturaleza, el respeto a los demás.
Dices con mucho orgullo que eres huichola, ¿haces algo por esa comunidad?
Trato, cuando estuvo lo del ciclón (en noviembre de 2018) y afectó a varias comunidades, ayudé a los niños antes de que llegara la ayuda del Presidente.
Allá, en mi pueblo, hay un templo al que me llevaba mi bisabuela, se llama El Pichón y está dedicado a la virgen de Guadalupe, y yo sufría mucho ahí de chiquilla porque dormíamos a la intemperie y los baños cero, no había. Hace año y medio, con un amigo que es dueño de una universidad en mi tierra, nos propusimos iniciar la construcción de unos baños y se nos han unido otras personas y ya hay un patronato, así que ahí vamos poco a poco, ayudando como podemos.
¿Qué haces cuando no estás dirigiendo?
Estudio, estoy en la Fundación de Saint Germain de estudios metafísicos, de hecho hay un cónclave mundial en el que participo, se hace en Chicago. Cuando iba a dirigir Quinceañera, sentía temor por enfrentar a los actores, pero la instrucción de Dios me decía: “lo que está para ti nadie te lo va a quitar, así que tienes que tener esa seguridad”.
¿Eres muy religiosa?
No, porque no me doy golpes en el pecho, ni me flagelo, ni me pelo las rodillas, a Dios hay que amarlo con el corazón del alma y la inteligencia, eso no quiere decir que seas fresita.
¿Qué estás leyendo?
Manifiesto mexicano, de Denise Dresser.