La comida no se trata de los platillos. La comida se trata de todo lo que pasa alrededor de ella: las pláticas y los silencios, la pausa del tiempo impuesto por lo cotidiano. La comida es una experiencia de muchos niveles decorados por texturas, olores, sonidos y gestos. Es el gusto de compartir.
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Gracias Comedor es un proyecto que coincide con estas ideas y, por eso, no le quedó más que agradecer desde su nombre. Sirven comidas temáticas en 10 tiempos acompañadas de un mezcal de la casa ligero (y milagroso para evitar las crudas) además de un vino que se sirve sin parar.
La comida tiene una relación cercana con la memoria de los chefs porque cada platillo es una reinterpretación de algo que ya han probado y que buscan compartir con los demás.
CENA CALLEJERA GOURMET
En esta ocasión, el tema fue la comida callejera de diversas partes del mundo; un proyecto ambicioso cuando uno piensa que es una cena gourmet. Y que lo hayan logrado tiene mérito.
Quitar los cubiertos de la mesa para usar solo las manos fue un gran detalle para ambientar la experiencia. Algunos comensales se sintieron incómodos al principio, como si la intimidad de comer quedara vulnerada en un espacio como ese.
Sin embargo, poco a poco los platillos te sumergen en el presente y terminas por chuparte los dedos. “Así también el comensal le mete mano a los platillos y los diseña a la hora de que se los come”, platicó Diego Morones, uno de los chefs.
EXPERIENCIA MISTERIOSA
La entrada de Colima 333, ubicada en la colonia Roma, es un puerta roja y solitaria. Está iluminada por un foco que le da un efecto cinematográfico que bien pudo haber usado David Lynch. Es misteriosa, se abre y subes hasta el tercer piso para encontrarte en una terraza descubierta y amable que contrasta con la sospecha del secreto de la entrada.
Hay pocas mesas y cada una de las sillas son diferentes. La decoración es sencilla, pero puedes encontrar en ella pistas de la idea que hay detrás del proyecto.
Hay un cuadro plateado colgando que no porta ninguna imagen, solo revela el cemento de la pared. Ese rectángulo enmarca un vacío que contiene todas las posibilidades porque no hay nada trazado aún. Igualmente, Gracias Comedor ofrece una experiencia en donde caben muchas posibilidades de estar, de convivir y de sorprenderse con los sabores que acoge el espacio.
Parte importante de la noche es que el chef Morones, publicista de formación, explica con lujo de detalle la historia del platillo y la forma en la que el equipo decidió adaptarlo. Su entusiasmo contagia porque sus palabras saben.
Desde el pan al vapor relleno de brisket o el pan con estragón y langosta hasta la reinterpretación de un Boing de guayaba dejan de qué hablar.
Una cena en Gracias Comedor se puede repetir muchas veces porque el menú cambia cada mes. Cada noche es literalmente única.
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ANTICIPA TU VISITA
Hay que hacer una reservación previa y con días de anticipación para alcanzar lugar. Solo abren jueves, viernes y sábados. https://www.graciascomedor.mx/
GRACIAS COMEDOR
Colima 333, colonia Roma Norte, alcaldía Cuauhtémoc, CdMx.