El Banco Central Europeo (BCE) subió las tasas de interés en medio punto porcentual —su primer incremento en más de una década— mientras se compromete a evitar el que el aumento de los costos de endeudamiento desate una crisis en la zona euro en medio de la agitación política en Italia.
El banco aumentó las tasas de interés el doble de lo que dijo que haría apenas el mes pasado, con lo que se terminaron ocho años de tasas negativas al elevar la de depósito a cero.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, dijo que “era hora de cumplir” después de que la inflación de la zona euro alcanzó un nuevo máximo récord de 8.6 por ciento en el año hasta junio, más de cuatro veces el objetivo del banco central, de 2 por ciento.
Al mismo tiempo, los responsables políticos acordaron un nuevo programa de compras de bonos con el objetivo de contrarrestar un aumento desordenado del costo de endeudamiento para los gobiernos más vulnerables de la región. “El BCE es capaz de hacer cosas a lo grande” dijo Lagarde, y más tarde agregó: “Preferiríamos no usar el nuevo programa, pero si tenemos que usarlo, no vamos a dudar”.
El BCE tuvo que recorrer un estrecho camino entre responder a la inflación y evitar arrastrar a la región a una recesión. El bloque ya se ha visto afectado por el aumento de los precios de la energía y los alimentos después de la invasión de Rusia a Ucrania, la desaceleración de la actividad empresarial y la caída de la confianza del consumidor a mínimos históricos. La decisión del BCE se produjo horas después de que Mario Draghi renunciara como primer ministro de Italia. Se espera que su salida provoque elecciones anticipadas este año.
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Krishna Guha, jefe de estrategia de políticas y organismos centrales del banco de inversión estadunidense Evercore, dijo antes de la decisión: “La combinación de un gigantesco choque estanflacionario que se está gestando por el gas natural ruso que se utiliza como arma y una crisis política en Italia es lo más parecido a una tormenta perfecta que uno se puede imaginar para el BCE”.
El BCE se movió más lento que la mayoría de los bancos centrales a la hora de responder al aumento de la inflación y está rezagado respecto a la Reserva Federal de Estados Unidos, que se espera que la semana que viene suba las tasas de interés en al menos 75 puntos base, igual que el mes pasado.
El euro se disparó tras el anuncio del BCE, pero más tarde recortó sus ganancias frente al dólar para cotizar a 1.019 dólares por euro. Carsten Brzeski, jefe de investigación macroeconómica del banco holandés ING, dijo que los inversionistas asimilaban la probabilidad de que el BCE suba las tasas menos de lo esperado en el futuro, después de que “debilitó su orientación anterior” al cambiar a un “enfoque en el que las decisiones sobre las tasas de interés se harán reunión por reunión".
Lagarde dijo que las discusiones en el consejo de gobierno del banco evolucionaron en torno a un equilibrio entre la necesidad de hacer frente a la presión de la inflación con un alza más audaz de las tasas de interés, al tiempo que se diseña un nuevo plan de compra de bonos que impida que los diferenciales de la eurozona se amplíen por razones distintas a las justificadas por los fundamentos económicos.
El tamaño de las compras de bonos en el marco del nuevo programa, el “instrumento de protección de transmisión”, o TPI, no tiene “ninguna limitación”, dijo Lagarde. Su objetivo es garantizar que la orientación de la política monetaria del banco central tenga el impacto deseado en toda la zona euro.
Aunque el apoyo al programa fue unánime, solo hubo “consenso” sobre la magnitud del aumento de las tasas. La agitación política en Roma planteó preocupaciones sobre cómo el aumento de las tasas de interés afectará a la sostenibilidad de la deuda pública italiana, que se sitúa en 150 por ciento del producto interno bruto.
La deuda italiana se vendió ayer, y la rentabilidad de los bonos del gobierno del país a 10 años se disparó 0.24 puntos porcentuales, hasta 3.6 por ciento, al deshacerse la coalición de unidad nacional de Draghi y con el aumento de las tasas del BCE. La caída de los precios de los bonos de Roma significó que la diferencia entre los rendimientos de referencia italianos y alemanes —un indicador muy observado sobre la tensión del mercado— se abrió hasta 2.3 puntos porcentuales, lo que refleja una ampliación de alrededor de 0.3 puntos porcentuales en apenas dos días.
La última vez que el BCE subió las tasas, bajo el mandato del entonces presidente Jean-Claude Trichet, tuvo que dar marcha atrás unos meses más tarde, cuando la eurozona se vio envuelta en una crisis de deuda soberana.
El banco central indicó que las tasas seguirán subiendo en futuras reuniones, y agregó: “El adelanto de hoy de la retirada de las tasas de interés negativas permite al consejo de gobierno hacer una transición a un enfoque de las decisiones sobre las tasas de interés reunión por reunión”.
Lagarde dijo que siguen existiendo “riesgos al alza” para la inflación, lo que supone la posibilidad de que las presiones sobre los precios se mantengan más fuertes de lo que sugieren los pronósticos.
La tasa de interés de las operaciones principales de financiamiento del BCE subió de cero a 0.5 por ciento y el de su línea marginal de crédito aumentó de 0.25 a 0.75 por ciento.
La última vez que subió las tasas en medio punto porcentual fue en junio de 2000, poco más de un año después del lanzarse el euro.