El gran crecimiento de Estados Unidos y el estímulo de la pandemia contribuyeron a aumentar las remesas a México y a los países del norte de Centroamérica en más de un 25 por ciento el año pasado, hasta alcanzar niveles récord, proporcionando un apoyo muy necesario a esas economías mientras luchaban por recuperarse de la crisis del coronavirus.
Los expertos afirman que la recuperación económica de la pandemia creó una fuerte demanda de mano de obra esencial y migrante en Estados Unidos. La relativa debilidad de las economías al sur de la frontera también significó que los migrantes intentaron enviar más, añadieron.
“Fue un año muy, muy inusual”, dijo Dilip Ratha, jefe de la asociación mundial de conocimientos sobre migración y desarrollo del Banco Mundial. “La resiliencia y la recuperación (de las remesas) es una historia global, en ese panorama...Centroamérica en particular y México, destacan".
Las remesas a México crecieron un 27 por ciento hasta superar los 51 mil millones de dólares, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Los migrantes guatemaltecos enviaron un 35 por ciento más, mientras que los pagos crecieron un 26 por ciento en Honduras y El Salvador.
La fortaleza de la economía de EU -que creció un 5.7 por ciento en 2021 al recuperarse de lo más duro de la pandemia- fue crucial, ya que es, por mucho, la principal fuente de envío de dinero a la región. Los migrantes mexicanos que trabajan en Estados Unidos recuperaron sus empleos más rápidamente que el promedio de los trabajadores de toda la economía estadunidense, según Jesús Cervantes González, jefe de estadísticas económicas del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA).
Los paquetes de estímulo impulsados por el presidente Joe Biden también depositaron más dinero en los bolsillos de los trabajadores. Los migrantes que son residentes legales pudieron recibir cheques de estímulo y, en algunos estados, algunos migrantes indocumentados también recibieron pagos. El dinero que circuló también ayudó a impulsar la economía en general y a apoyar los empleos de los migrantes.
“Un porcentaje de ese dinero fue a parar a América Latina”, dijo Cervantes González.
Marco Flores, de 31 años y originario del estado de Jalisco, en México, trabaja como mesero en Kentucky y envía una cuarta parte de su ingreso mensual de 5 mil dólares a sus padres y a su esposa en su país. Dice que en este momento hay muchos trabajos en EU por falta de personal.
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“La gente no quiere trabajar, honestamente no sé por qué…no hay suficientes personas”, dijo Flores, un graduado universitario.
Dijo que tal vez tenga que enviar más este año para compensar la mala situación económica en su país, la inflación supera el 7 por ciento en México.
“Me preocupa más la inseguridad (en México) y la situación económica".
Las economías de la región dependen más que nunca de las remesas, en El Salvador y Honduras equivalen ahora a más de una quinta parte del producto interno bruto.
En México, que tiene casi 20 veces la población de El Salvador, la cifra es del 4 por ciento del PIB. Las remesas representan ahora más ingresos extranjeros que las exportaciones de petróleo o la inversión extranjera directa.
Las remesas ayudan a sostener las economías que se enfrentan a un alto nivel de desempleo y a un lento crecimiento. Los economistas de Bank of America estimaron en 2014 que cada dólar en remesas estimula alrededor de 1.70 dólares en gastos en México, principalmente en consumo, con algo de inversión.
En 2022, las remesas probablemente volverán a crecer, pero a un ritmo más lento, dijeron los expertos, ya que el conjunto único de circunstancias de la pandemia se desvanece en un entorno de crecimiento más lento y tasas de interés más altas.
El mes pasado, Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, describió a los emigrantes del país como héroes, comparándolos con médicos y enfermeras que salvan vidas. Flores, que trabaja en Kentucky, no se dejó impresionar.
“Es ridículo y hasta indignante que el presidente del país presuma de los récords históricos de la gente que tiene que huir de su casa y enviar dinero”, dijo. “En mi opinión, es una cuestión de vergüenza nacional más que de orgullo”.
Fermín Martínez, de 23 años, trabajó recogiendo cerezas y manzanas durante más de seis meses en Estados Unidos en 2021. Envió dinero a su madre y para pagar la casa que se está construyendo en su país.
“Lo que ganabas en un día de trabajo en México lo podías ganar allí (en EU) en una hora”, dijo, y agregó que espera volver este año, consciente de que la alta inflación a ambos lados de la frontera significa que va a tener que ganar más.
Ratha, del Banco Mundial, dijo que no ve la dependencia de las remesas como algo malo y que el dinero enviado a casa desde otros países es una parte natural del desarrollo impulsado por el desempleo y los bajos salarios.
“La dependencia de las remesas es, en el buen sentido, muy alta”, dijo. “Las remesas son un salvavidas financiero...la gente depende realmente de ellas, de lo contrario probablemente caerían en la pobreza”.