Reino Unido, con fiebre de gastos para hacer la tarea

FINANCIAL TIMES

Enfrenta pandemia. Atrás quedó la austeridad y el pequeño gobierno; su programa es “nacionalismo de bienestar”.

Rishi Sunak, canciller de Hacienda británico, prometió “cualquier recurso adicional” para combatir el brote. (Peter Nicholls/Reuters)
Martin Wolf
Londres /

Rishi Sunak, canciller de Hacienda de Reino Unido desde hace menos de un mes, hizo exactamente lo que le designó el primer ministro Boris Johnson: cumplió con los compromisos de aumentar el gasto público, sobre todo en inversiones, y “nivelar” las regiones económicamente más atrasadas del país. También produjo una respuesta sensata al coronavirus.

El hecho de que la estrella en ascenso del Partido Conservador sea un brillante hijo de inmigrantes de India muestra el tradicional abrazo del partido a los nuevos talentos. La flexibilidad se refleja en el repudio del presupuesto de lo que el partido defendió bajo David Cameron y George Osborne. Atrás quedaron la austeridad y el pequeño gobierno: ahora es un partido con un alto nivel de gastos y un gobierno grande. Su programa es “nacionalismo de bienestar”.

Con razón, el canciller comenzó con el Covid-19. Señaló la estrecha coordinación con las medidas bien recibidas del Banco de Inglaterra, pero hay cosas que solo un gobierno puede hacer. El Estado es protector y asegurador de último recurso y una pandemia es el tipo de cosas a las que debe hacer frente.

Sunak prometió al Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por su sigla en inglés) “cualquier recurso adicional” que necesite. Gracias al cielo, al igual que otros países civilizados, reconoce que la salud es un bien público de la mayor importancia. Nunca deberíamos querer que las personas dejen de ir al médico o al hospital por falta de dinero, especialmente durante una epidemia de una enfermedad altamente infecciosa.

En total, declaró Sunak, había 7 mil millones de libras para apoyar a personas y empresas, 5 mil millones para apoyar al NHS y otros servicios públicos, y una relajación fiscal adicional de 18 mil millones de libras para apoyo a la economía, un total de 30 mil millones de libras. Eso equivale a una relajación fiscal de alrededor de 1.5 por ciento del producto interno bruto.

Nadie sabe si esta cantidad será suficiente. Qué curso tomará la enfermedad. Cuánto dañará la economía. Sunak tiene razón en que la crisis debería ser “temporal”, pero una crisis temporal puede tener efectos perjudiciales permanentes si la respuesta no es suficientemente fuerte y persistente. El gobierno de coalición de 2010-15 no fue, por desgracia, el único que no lo entendió después de la crisis financiera mundial de 2008. Uno espera que este gobierno lo entienda y tome las medidas de salud y económicas necesarias para que el país logre atravesar la crisis lo mejor posible.

Si bien el brote de coronavirus es la preocupación inmediata, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por sus siglas en inglés) describe de manera muy directa la característica sorprendente del nuevo enfoque del gobierno: “El Gobierno propuso el mayor relajamiento fiscal sostenido desde el presupuesto preelectoral de marzo de 1992...en relación con nuestro pronóstico de referencia previo a las medidas, las decisiones de política del Gobierno aumentan el déficit presupuestario en 0.9 por ciento del PIB en promedio en los próximos cinco años y agregan 125 mil millones de libras (4.6 por ciento del PIB) a la deuda neta del sector público para 2024-25”.

Atrás quedó la idea de tratar de reducir el gobierno: de acuerdo con el OBR, el gasto total administrado aumentará de 39.3 por ciento del PIB en 2018-19 a 40.7 por ciento en 2024-25. Atrás quedó la noción de impuestos bajos: los ingresos corrientes del sector público aumentarán de 37.5 por ciento del PIB a 38.5 por ciento durante el mismo periodo. Atrás quedó el objetivo del equilibrio presupuestario: el endeudamiento del sector público aumentará de 1.8 por ciento del PIB a 2.2 por ciento. También quedó atrás el objetivo de disminuir la deuda neta: caerá de 80.6 por ciento del PIB en 2018-19 a 75 por ciento en 2021-22, pero después se estabilizará. Este es un cambio de rumbo notable. El gobierno probablemente cumplirá sus objetivos de manifiesto para el presupuesto actual, la inversión neta máxima y la relación del interés de la deuda y los ingresos. Pero no cumplirá con sus tres objetivos establecidos en la legislación.

El canciller anunció, con toda razón, una revisión del marco fiscal. Pero el gran juicio ya se hizo: en una era de tasas de interés real ultrabajas, tiene sentido que el gobierno pida prestado para gastar, especialmente en inversión. Tengo una década argumentando esto. La decisión de reducir la inversión justo después de la crisis financiera fue algo un tanto clásico de la idiotez del Tesoro. Ahora, cuando Reino Unido está cerca del empleo y tiene un gran déficit en cuenta corriente, ya no es el momento ideal para aumentar drásticamente la inversión. Aún es un riesgo que vale la pena correr, siempre que el dinero se gaste bien, algo en lo que cabe dudar al tener en cuenta la prisa. Sí, las tasas de interés podrían aumentar y el financiamiento podría ser más difícil, como señala la OBR. Pero estos riesgos deberían ser manejables.

El impulso del gasto adicional —hacia la salud, la educación, la investigación científica, la innovación y la infraestructura— es bienvenido. Sin embargo, nada parece probable que transforme las perspectivas económicas a corto plazo. Se proyecta un crecimiento promedio de solamente 1.4 por ciento anual hasta 2024, lo más rápido que se puede. La expansión fiscal proporciona un impulso en gran medida temporal. Sobre el tema crucial del Brexit, la OBR informa que esto ya redujo el PIB potencial en aproximadamente 2 por ciento, en relación con lo que habría sido de otro modo. Cuando Reino Unido abandone la transición a finales de este año, los costos aumentarán aún más, particularmente si, como parece bastante probable, no se llega a un acuerdo comercial con la Unión Europea. La parte nacionalista de la nueva agenda conservadora todavía tiene un daño sustancial que infligir.

La característica más sorprendente del presupuesto es su timidez en materia de impuestos al carbono y cualquier otro aspecto importante de una reforma fiscal. Cabe esperar que Sunak se concentre en cuestiones cruciales con más audacia en su segundo Presupuesto, en otoño. El sistema fiscal de Reino Unido es un desastre. Necesitan revisarlo a fondo. Sunak tiene la inteligencia para hacer el trabajo. Debería intentarlo.

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