Sean Doyle, el líder silencioso de British Airways

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Sean Doyle es el nuevo jefe de British Airways y tendrá la tarea de reconstruir la imagen pública de la aerolínea nacional del Reino Unido.

Sean Doyle, CEO de British Airways
Peggy Hollinger y Philip Georgiadis
Ciudad de México /

Sean Doyle, el nuevo jefe de British Airways (BA), se aferra a un sentido de perspectiva incluso cuando la industria se desmorona a su alrededor. 

A principios de este año, cuando aún era el jefe de Aer Lingus de Irlanda, contempló la enorme conmoción provocada por el coronavirus: “Ser el director ejecutivo de una aerolínea es difícil en este momento”, dijo. “Pero prefiero ser el CEO de una línea aérea que una enfermera o médico de cuidados intensivos”. El tono mesurado llegó a caracterizar el estilo de administración del irlandés a lo largo de dos décadas de carrera en el sector de la aviación, en la que pasó casi completamente fuera del foco de la atención. 

Un ejecutivo de bajo perfil con la reputación de tener un cerebro analítico y un conocimiento enciclopédico de la industria, Sean Doyle, ahora llega a uno de los puestos más demandantes del sector corporativo británico: la aerolínea insignia nacional. 

British Airways es un terreno conocido. El ejecutivo de 49 años pasó 20 años en esa aerolínea antes de unirse a Aer Lingus en enero de 2019. Regresa después de la destitución de Alex Cruz, el director ejecutivo anterior. 

BA fue sacudida por la crisis del coronavirus y por los turbulentos cuatro años y medio bajo la dirección de Cruz, que serán recordados por una serie de desastres de relaciones públicas que incluyen fallos informáticos, una importante filtración de datos y la primera huelga de pilotos de la aerolínea británica. 

Su modelo de negocio se calibró con precisión para aprovechar las utilidades de los viajes de larga distancia y de clase ejecutiva. Pero eso dejó a la compañía brutalmente expuesta a aquellas partes del mercado que ahora son las más afectadas por la pandemia

A pesar de que sus rivales recortaron miles de puestos de trabajo para sobrevivir a la crisis, BA provocó críticas en particular por el trato que se le da a sus tripulantes de cabina, y los políticos británicos llegaron a calificarla como “una vergüenza nacional”. 

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“No tiene que ser la estrella del espectáculo, pero es contundente cuando él cree que algo está bien”

Doyle hereda “una fuerza laboral desmoralizada durante la crisis más grande que haya visto la industria de la aviación”, dijo Nadine Houghton, una funcionaria del sindicato GMB. Es una gran diferencia de la compañía a la que se unió a finales de la década de 1990. 

Amenazada por aerolíneas rivales de bajo costo, la compañía recortó los gastos bajo la dirección de Willie Walsh, un irlandés que tenía una gran importancia en BA como jefe de IAG hasta que renunció el mes pasado. Los críticos de la aerolínea, entre ellos un número creciente de viajeros frecuentes, lamentaron la baja en la calidad de servicio en la aerolínea que parecía haber perdido el brillo. 

Un ejecutivo, que ayudó a construir IAG, mencionó que tiene sentido para la imagen de la aerolínea reemplazar a un jefe por alguien que pueda reconstruir la marca de la empresa y las relaciones con los empleados. 

Doyle se formó como contador público antes de trabajar en una pequeña imprenta en Irlanda, después se unió al departamento de finanzas de BA en 1998, cuando tenía veintitantos años. 

Ascendió constantemente en las filas y acumuló una amplia experiencia en el negocio, que incluyó periodos en el extranjero y ayudó a implementar su asociación con American Airlines. Como planeador de las redes durante dos años, fue responsable de las preguntas más fundamentales a las que se enfrenta una aerolínea: ¿Dónde y con qué frecuencia debería volar y cuántos aviones necesitan para hacerlo? 

“Es un líder natural. No había ninguna duda dentro de la organización de que en algún momento sería el CEO”, dijo un excolega de BA. 

John Strickland, consultor del sector de aviación, dijo que el cambio a Aer Lingus fue un “paso clave” para permitirle desarrollarse profesionalmente. 

Doyle, quien está casado y tiene un hijo, mantuvo fuertes vínculos con su ciudad Cork, incluso cuando su carrera despegó. Es un apasionado del hurling —un deporte gaélico entre el lacrosse y el hockey— con la reputación de ser agresivo pero justo. 

“No tiene que ser la estrella del espectáculo”, dice una persona que trabajó con él. “Pero es contundente cuando él cree que algo está bien”. 

Sean Doyle tendrá que dar un buen uso a esas características si quiere suavizar las relaciones con los clientes y la tripulación de BA y los políticos, mientras traza un rumbo durante la pandemia. Su reto inmediato será convencer al gobierno de Reino Unido de que adopte un régimen claro de realización de pruebas para los viajeros antes del vuelo. 

También tendrá que navegar por el Brexit, una tarea difícil por el estatus de BA como insignia nacional. 

“A BA se le ha considerado como un tótem de la independencia británica”, dijo Joe Gill, especialista del sector de la aviación de Goodbody Stockbrokers. “Hay quienes quisieran sacar a BA de IAG y que fuera propiedad de inversores británicos”. Sin embargo, con una carrera que abarca tanto la administración en BA como en IAG, Doyle está “bien posicionado para navegar por los matices del Brexit”, añadió Gill. 

Tal vez Sean Doyle comenzó su carrera en la edad de oro de BA, pero el líder de voz suave ahora tendrá que lidiar con los mayores desafíos que ha enfrentado la aerolínea en su historia. 

“Si lo logra... en cinco años podría tener la oportunidad de ocupar el puesto más alto en IAG”, dice Gill. “Él no lo diría de esa manera, pero claramente es un tipo ambicioso”.

srgs

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