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Conversar como acto de rebelión
Creí que conversar era una forma de defender mis ideas hasta que el otro cediera sin importar que el otro fuera mi profesor. -
Nombrar el daño
Pero la ética no se practica sólo en lo privado y en silencio, aquí la mano derecha tiene que hacer saber a la mano izquierda el daño que está generando. -
Vulnerabilidad corporal
El desafío aquí es pasar de creer que el cuerpo debe adaptarse para no molestar a entender que dejarme ver —con todo lo que soy— ya es una forma de disidencia ética. -
Samara y las ganas de vivir
En lugar de permitir el duelo, el enojo o la angustia como respuestas legítimas a la injusticia, se medicaliza, se calla, se reemplaza por sonrisas vacías. -
El cansancio de obedecer
La cultura del “tú puedes todo” ha desplazado a la crítica sobre la autoexplotación. Pensar, en este contexto, es una forma de desobediencia. -
El arte de incomodar
Me fui a casa con esa sensación pegajosa de haber fallado, a veces me confundo entre la capa de superhéroe y la capa de la culpa. No solo por lo dicho, sino por lo no dicho. -
Enemigos en la mesa
La polarización no se desactiva con discursos abstractos. Pero tal vez, sí, con platos compartidos. -
Caer del pedestal
Elevamos a personas como Malala, Greta Thunberg, y otras figuras públicas, madres, docentes, líderes sociales… y luego nos desilusionamos si no encarnan la virtud 24/7. -
Mira a los ojos
Hubo una época en que yo era indiferente. Asistí a espectáculos donde la violencia hacia los animales se celebraba como parte del folclore.