A El Marro lo cazaron desde el aire y aunque intentó pasar desapercibido, como un vecino más del pequeño poblado de Franco Tavera en el municipio de Juventino Rosas, cometió errores que atrajeron la atención de una flotilla de aviones no tripulados que, desde hace semanas, peinaban la zona en busca del capo.
El error más evidente fue que reforzó su seguridad. Reunía a los pocos sicarios de confianza que le quedaban durante la madrugada sin sospechar que todos sus movimientos los registraban tres aeronaves no tripuladas, silenciosas y de última tecnología federales y estatales, confirmaron autoridades de primer nivel consultadas por MILENIO.
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Las autoridades de ambos niveles de gobierno siguieron los movimientos del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima vía aérea desde abril pero incrementaron la vigilancia luego de la liberación de su madre el pasado 29 de junio cuando sabían, que de alguna manera, José Antonio Yépez Ortiz buscaría comunicarse con ella.
Detallaron a MILENIO que en las últimas tres semanas detectaron que Yépez Ortiz se refugió en Franco Tavera, un pequeño poblado de Juventino Rosas en una finca vieja pero de grandes dimensiones. Una casa sin los mínimos cuidados y alejada de los lujos que le gustan; al pie de la carretera, con un barandal negro que reforzaron con malla ciclónica para que nadie pasara entre los amplios barrotes; con una entrada de terracería con altos árboles y palmeras descuidadas a los costados; y con un portón viejo al fondo donde se rodeaba de gallos y caballos.
Ahí vivía con su nuevo jefe de seguridad, Saulo Sergio alias "El Cebollo" y con al menos cuatro sicarios que resguardaban los accesos de su último refugio. Contaba con lanzagranadas, armas largas y cortas, así como una camioneta con blindaje casero y una motocicleta que le garantizara un escape más rápido ante un nuevo operativo. Pero esta vez, ni siquiera tuvo tiempo para reaccionar.
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Las autoridades involucradas en el operativo explicaron a MILENIO que desde hace un mes, El Marro había abandonado por completo Cortazar y Villagrán, los que fueron sus principales bastiones y a los que ya no podía regresar. Por lo que sus refugios se centraban en las zonas rurales de Juventino Rosas, Apaseo El Alto y Apaseo El Grande e incluso, algunos municipios de Querétaro que le permitían huir de las autoridades guanajuatenses.
Desde mayo, MILENIO publicó que las fuerzas armadas y autoridades estatales comenzaron a emplear aeronaves no tripuladas de origen israelita que fabrica la compañía RAFAEL y que operan con cámaras estadunidenses de alta resolución, con capacidad para alcanzar las 55 millas de altura, que son totalmente silenciosas y que pueden volar hasta 139 kilómetros por hora por 24 horas continuas.
Para su operación se requiere un permiso del Departamento de Estado de Estados Unidos al ser considerados de uso exclusivo de la Marina estadunidense.
Fueron estas aeronaves las que permitieron la vigilancia permanente a la casa donde se escondía Yépez Ortiz y la zona en que se trasladaban sus sicarios.
"Fue un seguimiento de inteligencia de varias semanas. Varios días de sobrevuelos permanentes. Detectamos una casa más grande donde se reunían coches en horas raras, como en la madrugada. Fue una labor conjunta con vigilancia por aire que después se reforzó por tierra y sobre todo, mucha paciencia. Que no supieran que los teníamos ubicados", confirmaron fuentes de primer nivel.
Al final El Marro se confió. La captura de su madre y la intención de vengarse del Cártel Jalisco Nueva Generación lo hicieron creer que estaba en un lugar seguro. Una finca al lado de una telesecundaria rural donde los únicos sonidos eran de gallos y caballos, y sin movimiento alguno en el día.
Sin embargo, aún en los momentos en que se sabía más acorralado, el líder del cártel de Santa Rosa no suspendió sus delitos. En ese mismo lugar mantenía secuestrada desde hace varias semanas a una empresaria de Apaseo El Alto que fue puesta en libertad durante el operativo.
Además, había un corral de gallos y caballerizas que las autoridades investigan si se trata de un nuevo negocio en el que incursionaba recientemente o simplemente era un elemento más para pasar desapercibido como un vecino cualquiera de la zona.
El viernes, la Unidad de Inteligencia Financiera bloqueó las cuentas bancarias de 11 personas que integran el círculo jurídico y contable de El Marro, incluidas las de los abogados de su madre.
La UIF confirmó a este diario que congelaron estas cuentas debido a que los recursos con los que se pagan sus honorarios estarían relacionados con los delitos del líder huachicolero.
Informaron que hasta el cierre de junio tenían bloqueadas las cuentas de 88 personas físicas relacionadas con el Cártel de Santa Rosa de Lima, a las que se sumaron 11 más el pasado 31 de julio. La UIF está a la espera de que las instituciones bancarias informen a cuánto ascienden los recursos de éstas. Al cierre del 2019 la UIF mantenía bloqueados 35 millones 499 mil 486.73 pesos relacionados con el Cártel de Santa Rosa de Lima.