Preocupa pérdida de ventas a negocios alrededor del penal de Puente Grande

Con el cierre del reclusorio federal, negocios que atendían a familiares de los reclusos se han quedado sin clientela.

Penal de Puente Grande en Jalisco. (Cuartoscuro)
Selene Flores
Ciudad de México /

Tras el cierre del Penal Federal de Puente Grande en Jalisco, los negocios de los alrededores están preocupados porque aseguran que sus ventas se verán afectadas.

Christian es dueño de una tienda de abarrotes que se encuentra a unos metros del Cefereso.

“No pues a nosotros sí nos va a afectar porque hay mucha gente que venía aquí principalmente los trabajadores, sus custodios, y pues ahora no sabemos qué nos van a traer ahí; para qué lo van a utilizar y si nos va a beneficiar”, explicó.

Don Jesús Armas, dueño del hotel El Faro, donde se hospedaban los familiares de los internos que venían de todo el país, para estar aquí los días de visita, dice que su negocio tiene todas las habitaciones vacías. El hotel se encuentra justo frente al penal.

“Era el principal ingreso porque aquí se quedaban hospedadas las personas que venían de visita con los internos...“ dice, apesadumbrado.

Aunque la información no ha sido confirmada por las autoridades, los trabajadores que aún quedan en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 2 Occidente, en Puente Grande, Jalisco, que albergó a peligrosos delincuentes como Joaquín el Chapo Guzmán, aseguran que este penal será convertido en el Cuartel General de la Guardia Nacional en el estado, pues en los municipios de Tlajomulco y Zapopan, solo hay ahora campamentos provisionales.

UNA ESPERANZA PARA LOS NEGOCIOS DEL LUGAR

“Cambiamos unos por otros, ahora se van a venir todos los de la Guardia Nacional y ahora hay que trabajar para ellos. No me puedo llevar el hotel para otro lado y pues hay que buscarle el camino”, finalizó.

La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana trasladó a más de 300 reos, entre ellos, integrantes de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación de este Cefereso a prisiones con inversión público-privada localizadas en Michoacán, Coahuila y otras entidades.

Con estas acciones se busca despresurizar los centros de reclusión, pero particularmente inhabilitar al penal citado, de donde Joaquín Guzmán Loera se fugó en enero de 2001, ya que, como señaló el secretario Alfonso Durazo, los niveles de seguridad penitenciaria se redujeron a tal grado que las puertas de algunas celdas no tenían ni aldabas.


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