Todos los días, desde septiembre, el salón de fiestas Foresta distribuye gratuitamente un centenar de comidas para personas de la tercera edad, como Martha Reyes, una anciana que enviudó hace unos meses y como su esposo era el sostén económico ahora sobrevive con el poco dinero que le dan sus hijos.
“Yo necesito estas comidas, me ayudan mucho a no tener mi estómago vacío, y agradezco a Dios que haya puesto en mi camino a esas personas generosas, que sin decirles nada, apoyan para que gente como yo, de bajos recursos, no nos quedemos sin comer”, dice entre sollozos la señora.
“Esta iniciativa fue creada por nuestros jefes. Desde que cerramos por indicaciones de las autoridades, ellos han apoyado también al personal con despensas y comidas aquí en el lugar. Un día uno de ellos dijo que sería bueno compartir esa comida, y así fue que los directivos decidieron llevar su apoyo a los que más lo necesitan; no sabíamos si iba a funcionar, pero sí, recibimos a gente que lo requiere”, cuenta a MILENIO, Karina Ávalos, directora comercial de Grupo Foresta.
Como a todos en esta pandemia de covid-19, los salones de fiesta han sido gravemente afectados pues con más de nueve meses de no operar, no ven hasta cuándo podrán volver a abrir. Y a pesar de que sus ventas han disminuido en 90 por ciento, Foresta continúa apoyando a personas con mayor vulnerabilidad.
Son al menos cien comidas diarias las que ofrece este lugar, pero desafortunadamente su ubicación y la poca difusión en medios tradicionales y redes sociales, no le permiten distribuir todos sus platillos. No obstante, continúan saliendo a la puerta principal del lugar, con la esperanza de que algún adulto mayor pueda recibir una comida y no pasar hambre, al menos ese día.
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Una lona gigante cubre la entrada del lugar, donde invitan a las personas de la tercera edad a que se acerquen a pedir un plato de comida para llevar. Las comidas están compuestas por un guisado, una sopa o pasta y un refresco de 600 mililitros o agua de sabor.
“Nos llegan miles de historias; desde la abuelita que perdió a sus hijos por covid-19, hasta el señor al que sus hijos no lo van a visitar y se queda sin recursos para comprar al menos su despensa de una semana. Y aunque la ayuda sólo es para ellos, alguno de los abuelitos llegan con su nietos y piden comida para ellos; dime, cómo uno les va a negar la comida a esos pequeños, si todo el día esos viejitos cuidan de sus niños mientras sus papás salen para regresar con algo de dinero, por lo que siempre optamos por apoyarlos también”, detalló Ávalos.
Viuda va por comida
Una de estas historias es la de Martha Reyes, quien dependía económicamente de su esposo. El hombre murió hace unos meses de un infarto y la señora depende ahora del poco dinero que le dan sus hijos, aunque a veces “por no dar molestias”, la anciana no les pide dinero para comprar comida.
Doña Martha acude al salón Foresta acompañada siempre de su hija, quien en ocasiones no tiene qué darle de comer a su mamá; entonces caminan más de 40 minutos desde su casa para recibir en su tóper un guisado que le durará dos días.
“Me duele no tener con qué apoyar a mi mami, pero si esta gente la puede ayudar en lo que yo consigo trabajo, pues puedo venir con ella para que le den de comer. No quiero que se malpase, pues el fallecimiento de mi papá la bajoneó mucho, y no queremos que se enferme más”, cuenta la hija de Doña Martha.
De platillos gourmet a comida casera
Iñaki Luna nació en Zaragoza, España, y es el chef que deleitaba los paladares de los comensales que iban a Grupo Foresta para festejar quince años, bodas o graduaciones; ahora sin estas fiestas, no puede crear sus platillos que combinan sus raíces españolas con la gastronomía mexicana.
Sin embargo, Iñaki no pierde la fe y, cuando los directivos del lugar decidieron iniciar con las comidas gratuitas, no desaprovechó la oportunidad de seguir cocinando con su equipo de trabajo, aunque sabía que las comidas sofisticadas que ellos preparaban, no podían continuarse por la crisis económica, así que decidieron hacer comidas caseras.
“No quisimos dejar de apoyar a la gente, sabemos que esta situación es muy lamentable, pero no podíamos quedarnos con los brazos cruzados; así que toda mi plantilla de cocina se puso a trabajar en un menú que pudiésemos hacer rápido, pero sin perder el sazón, así que diariamente cambiamos el menú” detalló.
El chef mezcla la pasta con verduras y salsas inglesas, mientras sus ayudantes preparan un mole con pollo para entregarlo con cariño al primer anciano que se acerca.
“Sí, sé que es un menú diferente a lo que normalmente estábamos acostumbrados a hacer, pero lo hacemos con amor, y con el objetivo de que ellos no pasen hambre”, dijo sonriendo.
Ubicación de Salón Foresta
Foresta tuvo que recortar gastos, pues no puede sobrevivir sin eventos y se quedó solo con su plantilla base, que le ayuda a operar esta obra de caridad. El salón invita a todo aquel que tenga a un anciano que necesite de esta ayuda, y sobre todo que lleven recipientes para la comida y poder evitar así la contaminación de los desechables.
“Tenemos que decirles que traigan su tóper, pues por la crisis económica no podemos gastar en desechables, así como dejar de contaminar más nuestro medio ambiente”, explicó.
Salón Foresta se encuentra en avenida Constituyentes #800, colonia Panteón Civil de Dolores, en la alcaldía Miguel Hidalgo de Ciudad de México. Atiende de lunes a viernes de 11 de la mañana a las 3 de la tarde.
DMZ