Una persona enferma de covid-19 utiliza el inodoro en un departamento, un hospital o un edificio. ¿Qué pasa con esa agua? ¿Es infecciosa? ¿Es inerte? Como con muchas otras aristas del nuevo virus, las respuestas aún no quedan del todo claras.
Para responder a esa y otras preguntas, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) comisionó a un costo de 5 millones de pesos la realización de un estudio científico urgente que esclarezca si existe el riesgo de que el virus sobreviva en aguas negras.
Un oficio dirigido a la Secretaría de Hacienda, fechado el pasado 3 de abril y obtenido por MILENIO, da cuenta de que la comisión solicitó presupuesto para la "Elaboración de estudios necesarios para mitigar el impacto de la emergencia y preparar las medidas a adoptar para el abastecimiento y saneamiento de agua libre de transmisión del virus SARS CoV-2".
Consultada al respecto, la Conagua se negó a brindar mayor información al respecto, pero a la espera de confirmar si el agua negra es contagiosa, la dependencia federal ya prepara la adquisición de más de mil millones de pesos de equipo para cloración y potabilización.
No obstante, MILENIO localizó a la científica María Teresa Orta Ledesma, integrante del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a quien la Conagua encargó realizar tal estudio, el cual aún no se ha concretado. Pese a esto, la investigadora de la Coordinación de Ingeniería Ambiental y miembro del Sistema Nacional de Investigadores entregó hace un mes una serie de recomendaciones a la dependencia para evitar la propagación del virus a través del agua.
Orta Ledesma de Velázquez destacó que en el agua potable no se ha comprobado ningún riesgo de transmisión del virus, pero en el caso de las aguas residuales, en algunos países como Hong Kong se han reportado contagios en personas que tuvieron contacto con el agua negra, al registrarse una ruptura de la red del drenaje, que lleva las heces de personas enfermas portadoras del virus.
“La Organización Mundial de la Salud y la Environmental Protection Agency de Estados Unidos han publicado que el virus no se ha presentado en el agua potable que se distribuye por las tuberías, no hay ningún caso reportado científicamente, pero sí en el agua residual, cuando no tiene la desinfección que se debe de aplicar, sí existe riesgo de que esté ahí el virus”, dijo.
En entrevista, la investigadora precisó que aunque se ha reportado la presencia del virus en el agua residual, aún no se ha confirmado si sólo son fragmentos del material genético del nuevo coronavirus.
“Una persona que está infectada, que está enferma arroja por sus heces el virus y mediante la metodología que es muy especializada, con lo que también analizan a los enfermos que se denomina Q-PCR, se mide si existe el material genético pero no se sabe si ese material genético está viable o no, es decir, si éste puede transmitir la enfermedad”, explicó; de ahí que la Conagua le solicitó realizar un amplio estudio en todo el país.
Clorar aguas residuales en hospitales
Ante el riesgo, Teresa Orta recomendó a la Conagua que hospitales que atienden pacientes covid-19 cuenten con plantas de tratamiento de aguas residuales, o en su caso cloren sus aguas con determinada concentración antes de incorporarlas al sistema de drenaje municipal; además recomendó vigilar que las plantas de agua de tratamiento de aguas residuales funcionen correctamente.
“Principalmente aquellas en donde se va a disponer el agua para riego agrícola o en un río y hay que asegurar, que el cloro residual tenga una cierta concentración que en este caso se vigile y de esa manera no hay riesgo, eso sí está comprobado”, aseguró.
En todo el país existen 2 mil 540 plantas de aguas residuales municipales, con una capacidad instalada de 181 metros cúbicos por segundo, aunque el último reporte, indica que en 2018 el caudal tratado fue de 137 metros cúbicos por segundo.
En la Ciudad de México, el número de plantas es de 29 con una capacidad instalada es 5.6 metros cúbicos por segundo, pero el caudal tratado es de solo 2.4 metros cúbico.
La directora del organismo, Blanca Jiménez Cisneros ha señalado que está garantizado el abasto de agua en el Valle de México, donde se incrementó el flujo entre 25 y 30 por ciento debido a la Fase 3 de la contingencia sanitaria. No obstante, llamó al gobierno, sector privado y la ciudadanía en general a reforzar el ahorro y uso eficiente del líquido.
La Conagua no quiere correr riesgos. Otro oficio de la comisión obtenido por MILENIO, fechado el 3 de abril, detalla de una solicitud presupuestal adicional, por hasta mil millones de pesos, para adquirir equipo de cloración, potabilización y cisternas.
La Conagua recurrió al artículo 73 de la Ley de Protección Civil, que establece que en caso de riesgo inminente, las entidades ejecutarán medidas de seguridad que les competan, a fin de proteger la vida de la población.
A través del oficio 145 firmado por el subdirector General de Administración de Conagua, Eduardo Seldner, la Conagua solicitó 600 millones de pesos para la compra de camiones cisterna para agua potable con capacidad de 10 metros cúbicos por segundo; 250 millones de pesos para plantas potabilizadores portátiles temporales; 70 mdp para equipo de cloración y 160 millones de pesos para adquisición y rehabilitación de equipos, dispositivos e insumos para atender la emergencia de agua potable y saneamiento.
ledz