Mejor administración de tiempo, comer con la familia y menos distracciones son algunos beneficios que empleados de diversas dependencias públicas encuentran al laborar en casa. Desde el 19 de marzo, por instrucción de la Secretaría de Salud y por la emergencia sanitaria del covid-19, empleados del gobierno comenzaron a trabajar desde sus viviendas, a excepción de quienes se dedican a tareas esenciales.
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En entrevistas por separado con MILENIO, los servidores públicos que sí laboran en sus hogares señalan ciertas desventajas: limitación de espacio físico, no poder compartir documentos y la pereza de algunos que prefieren hacer el mínimo esfuerzo.
Además, coinciden en que en la noche aprovechan más el tiempo, y pese a las dificultades que han tenido que sortear, están tranquilos de no tener que exponerse a un contagio.
“Uno tiene que aprender a organizarse; si fuera soltera sería más fácil, pero la mayoría somos mamás, te quita tiempo cocinar”, dice una trabajadora de la Secretaría de la Función Pública; comparte que las instrucciones de su jefe son estar en contacto permanente y reportar avances cada tercer día.
“Mi jefe no es de esos que dicen ‘quiero ver que estés conectada’. Él me dice tengo que entregar esto y aquello para tal fecha y yo le reporto mis avances”, cuenta.
Sin embargo, está contenta porque comparte el trabajo en compañía de sus hijos y se da el tiempo para las tareas escolares y comer con su familia. “Trabajo por las noches de 9 a 11, ya que tengo menos distracciones”.
Una funcionaria de la Semarnat, por su parte, asegura que se fija metas diarias y cumple con ellas. “Tanto trabajadores como jefes pueden trabajar por objetivos. Se pierde la hora nalga, por decirlo así, y si se establecen metas a determinados plazos, cada quien administra su tiempo”, señala.
“Vivimos en una cultura de la mediocridad o el mínimo esfuerzo y muchos seguramente aprovechan esta situación para hacer poco y no seguir con el nivel de desempeño con el que se maneja en una oficina”, admite.
Un empleado de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores asegura que trabajar en casa es para ella una novedad. “Es difícil, nunca lo había hecho, y como no tengo un lugar para trabajar en casa, mi sala y comedor se han convertido en oficina. Mi esposa, que también es empleada federal, también está trabajando aquí y hace muchas llamadas… Eso distrae un poco”, platica.
La dinámica en su oficina es ir cada semana a recoger documentos y entregar trabajos. “Nos llaman en horarios escalonados, pero de pronto algo pasa o se complica y nos tienen a todos ahí juntos, lo que no me parece tan conveniente, pero así es”, concluye.