A toda hora del día la casa de Sara Morgan huele a mejorana, tomillo, ruda, hoja santa, albahaca, romero, orégano gordo, ocra… La confusión de olores se da bajo un gran domo que se encuentra a un lado del comedor. El efecto invernadero resalta colores y olores de las plantas. Para la procuradora de la Defensa del Trabajo del Gobierno de Ciudad de México, la vida, más allá de cosas materiales, tiene cosas importantes: la meditación, la naturaleza, la amistad. Ella, oriunda de Alvarado, Veracruz, colecciona amigos. Pero también las especias olorosas con las que prepara la comida de los domingos, después de ir a misa, tirar la basura o ir al mercado…
¿Lee?
Sí, a Juan Rulfo, a quien conocí; a Vargas Llosa; leo mucho a economistas y a García Márquez… Me gusta la novela rosa, el amor.
¿A qué huele Alvarado?
A caña de azúcar, a melaza; el olor de Veracruz son sus huapangos, los olores de su comida. Colombia se parece mucho a Veracruz: es tropical.
¿Va al mercado?
Los domingos. Me gusta escoger las frutas extrañas que la gente no conoce, ocras, vegetales, cactáceas.
¿Pasatiempo?
Leer, disfrutar con mis hijos juegos de mesa; caminar entre la naturaleza.
¿Su rutina?
Llevo a mis hijos a la escuela y de regreso hago caminata y 20 minutos de meditación. Me voy al trabajo tranquila.
¿Medita?
Sí, me gusta mucho.
¿I Ching, Jung…?
Lo que me gusta de Jung es que te lleva al plano de la sincronía.
¿Mira el cielo?
Claro, mi otro pasatiempo es ver las estrellas, las constelaciones. Tengo mi aplicación en el celular.
¿Las jacarandas?
Son bonitas y sublimes. Es angelical y duran muy poco, porque las cosas subliminales y bellas duran poco. La vida dura poco, hay que hacer grandes cosas con la vida.
Platique de Juan Rulfo.
Mi padre trabajaba en el INI, lo conocí por él cuando era niña. La lectura de Rulfo habla de un México árido, me da miedo. No diría que me gusta tanto, Rulfo me da miedo.
¿La vida urbana?
La vida urbana me agobia. Me gusta la naturaleza, el mar; ahora estoy ahorrando pues quiero ir a Baja California al Bosque de las Secuoyas.
¿Música?
Me encantaba la trova cubana, los sones jarochos, Luis Miguel y Timbiriche, Nina Simon, Elvis…; me gustan los guitarristas de rock pesado y las voces masculinas graves, que suenan fuertes y profundas.
¿Usted cree en la revolución socialista?
No, a mí me gusta el capitalismo, no creo en ese modelo económico.
¿Es de izquierda?
No soy de izquierda ni de derecha: soy analista de los fenómenos sociales, económicos, culturales y espirituales.
¿Andrés Manuel López Obrador es de izquierda?
No lo sé, hay que preguntarle a él.
¿Qué recuerda de Alvarado?
No necesariamente que seamos groseros. A los niños de Alvarado les decían que cantaran coplas en lo que la panga atravesaba el río. A veces eran groseras. La palabra no ofende, sino la intención con que se dice.
La palabra no ofende… ¿La palabra fifí ofende?
Creo que es inadecuada, muchas personas la sienten ofensiva.
¿Problema de quien lo dice?
Debemos tratar de conciliar. Hay que respetar…
¿Va a misa?
Voy regularmente a misa. No es cada domingo, pero soy religiosa.
¿Qué anécdota platicaría una funcionaria?
En 2015 subí a un avión a Guadalajara para dar un curso de género; me siento, y junto a mí estaba un muchacho alto. Yo empiezo a rezar, pues me dan mucho respeto los aviones, siempre llevo un rosario.
¿Siempre?
Sí, seguro… Entonces él me pregunta: “¿te da miedo volar?” Un poco, le contesté. Me dijo, no te preocupes, vamos a platicar… El viaje se me hizo corto, llegamos y nos despedimos; intercambiamos nombres y eso.
¿El final?
Un diciembre me llegan tres fotografías de un autor famoso de Guadalajara en un portafolio que decía: “de tu vecino de avión”… Esto pasa en películas… Pero uno va encontrándose ángeles en el camino.
¿El cine?
Me gustan las películas de amor.
¿Soñadora?
Sí, muchísimo
¿Utópica?
Da el soporte de vida más allá de lo material. El alcanzar el máximo potencial, como ser humano: seguir la utopía y crecer...