El actual subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Suárez Carrera, se considera afortunado, pues apoyar a sectores marginados como parte de su trabajo y la convivencia con la familia lo llevan a una felicidad plena.
Egresado de la Universidad Autónoma Chapingo, el ingeniero agrónomo asegura que las personas no deben ser conformistas y considera que la llave del éxito está en el esfuerzo diario, por lo que trabajar debe ser uno de los placeres de todos los mexicanos.
Con más de 40 años de experiencia en el sector, afirma que la llegada de Andrés Manuel López Obrador marcará un cambio para los microproductores, pues los apoyos que está dando la Sader son de gran importancia para la generación de empleos y desarrollo de familias marginadas.
¿Cómo te defines?
Soy un profesionista comprometido con la cuarta transformación en el campo.
¿Por qué estudiar agronomía?
Mi padre me inculcó el gusto por la agricultura, de ahí que siempre tuve una sensibilidad a los productores y campesinos de México.
¿Qué haces desde tu cargo para transformar México?
Estamos apoyando a los pequeños productores de campo y estoy realizando una gestión gubernamental honesta, transparente y eficiente para mejorar a las comunidades indígenas.
Si no te dedicaras a la agricultura, ¿qué harías?
Es muy probable que trabajaría como filósofo; me gusta interpretar la realidad del mundo, además, creo ciento por ciento que a través de la transformación del mundo también se hace filosofía.
¿Cuál es el reto de la sociedad actual mexicana?
Como ciudadanos es asumir su responsabilidad para coadyuvar al cambio del país, siempre y cuando se respeten los derechos humanos, y como gobierno impulsando un régimen estable sin injusticia ni corrupción.
¿Cómo defines México?
Un país noble, maravilloso y generoso para todos, que nos debe dar de todo, pero con moderación e igualdad.
¿Cuál es tu lugar preferido?
Chiapas; es un sitio muy importante para mí debido a que trabajé por muchos años con comunidades indígenas y allí nació una de mis hijas. Y por otro, es una entidad que tiene una amplia diversidad cultural y arqueológica.
¿Tu comida favorita es de Chiapas?
No, soy amante del pozole y de la gastronomía yucateca.
¿AMLO es tu inspiración?
¿Por qué no?, al menos él ha establecido una forma de trabajo y acción política basado en la congruencia, principios, compromiso y la claridad de la transformación requerida por su pueblo.
¿Cómo evitas las desigualdades desde tu casa?
Fortaleciendo una relación de equilibrio y equidad con mi esposa e hijas; siempre nos repartimos las tareas y responsabilidades del hogar.
¿Cuál es tu lema de vida?
Servir y ser justo, siempre ayuda a los demás y con justicia.
¿Qué te hace feliz?
Mi trabajo, mi vida, mi familia, prácticamente todo me hace feliz, en primer lugar tengo la oportunidad de participar en esta época histórica, y contribuir con mi grano de arena en beneficio de los pueblos indios y demás sociedad del país; es un alimento para mi espíritu y mi salud físico-mental.
¿Cuál es tu sueño de vida?
Mi sueño de vida no termina hasta que me muera; no hay metas establecidas, siempre debe haber una lucha y una actividad permanente para lograr la felicidad y el bienestar para todos.
¿Cuáles son tus pasatiempos?
Me gusta mucho leer las biografías de personajes, escuchar ópera y correr.
¿Cuál es tu libro favorito?
Retrotopía, de Zygmunt Bauman
¿Cuál es tu gusto culposo?
El mezcal de Guerrero, me encanta porque es producido por artesanos indígenas y es una bebida que genera transformaciones emocionales. Me da alegría y paz tomarlo; si lo sabes beber cuidadosamente es exquisito.
¿Te consideras serio?
Sí, de hecho si me invitan a una fiesta… no bailo, no sé bailar; me quedo sentado.
Si pudieras escribir un libro de tu vida, ¿cómo lo llamarías?
Luchando contra la corriente por un México justo.
¿Por qué?
Siempre estoy en constante cambio, no soy de las personas que me quedo estancado, es una lucha permanente que no cesa; siempre habrá objetivos, metas que superar y nunca hay que conformarse, el trabajo debe hacerse hasta el final.