Fui mesero, autodidacta y dejé 150 vinaterías por la política: Mauricio Kuri

Entrevista | Lado B

El coordinador de los senadores panistas dejó de estudiar a los 14 años para trabajar, fue dueño de una fábrica en CdMx, confiesa que comenzó la universidad a los 31... y tiene pendiente un maestría.

El legislador es “malo para cocinar, pero bueno para comer”; los tacos de bistec son sus favoritos. (Juan Carlos Bautista | Milenio)
Silvia Arellano
Ciudad de México /

“Nunca digas no a un desafío” es la premisa con la que Mauricio Kuri (Orizaba, 1969) ha guiado su vida: con tan solo cuatro años en la política, ya es el coordinador de los panistas en el Senado, cargo que asumió gracias al aprendizaje de su padre, que lo enseñó a enfrentar todos los retos por difíciles que parezcan.

El legislador llegó a su cargo en medio de la división del partido y, tras la muerte de su antecesor y ex gobernador Rafael Moreno Valle, tomó el blanquiazul para trabajar por su unidad.

Es padre de tres hijos, con quienes disfruta convivir lo más posible y así “recuperar el tiempo” que perdió durante su adolescencia. A los 14 años comenzó a trabajar de mesero en un restaurante de sus padres, del cual recuerda que los borrachos “dejaban muy buenas propinas”.

Kuri se describe como orizabeño, y queretano por adopción, pues desde hace 42 años llegó al estado; siempre ha sido empresario y “ahora me metí en estas malas costumbres de la política”.

¿Quién integra su familia?

Soy el menor de cinco hermanos, mi papá es hijo de libaneses y mi mamá hija de españoles. El tema de la venta y el comercio siempre me llamó la atención, dejé de estudiar a los 14 años y empecé a trabajar en un restaurante de comida libanesa que mis papás tenían en Ciudad de México, pero se cayó con el sismo del 85.

¿Qué jugaba de niño?

Me encantaba el futbol, le voy al América. Lo más importante en la política, como en el futbol, es que no importa quién mete el gol, sino que gane el equipo.

(Silvia Arellano)

¿Qué hacía en el restaurante?

Llegaba a las 7:30, lo abría, iba al Mercado de Jamaica o a La Merced a comprar las cosas, mesereaba, atendía a los borrachitos, cosa que me daba un chorro de gusto, porque dejaban muy buenas propinas.

¿Qué hizo con su primera propina?

Se la regalé a mi mamá.

¿Cocina comida libanesa?

Soy malo para cocinar, pero bueno para comer. Los tacos de bistec son mis favoritos.

¿Qué pasó con el restaurante?

Estaba en la colonia Granjas México, pero con el sismo del 85 se hundió dos metros. Recuerdo que me metí a cerrar el tanque de gas para que no explotara. Fue una crisis para todos. Pude hacer otro tipo de negocios y me fue muy bien, pero me afectó la crisis del 94.

Ya recién casado me puse a buscar chamba pero nadie me daba porque no tenía ni la secundaria. Ahí me di cuenta de lo complicado que es quedarte sin trabajo, todo empeora. Tuve la fortuna de que mi esposa me apoyara e hice la secundaria y la preparatoria en el sistema abierto. Empecé otros negocios y me fue muy bien, y después de muchos años terminé la carrera, tengo pendiente una maestría.

(Silvia Arellano)

¿Cuando se cayó el restaurante, se regresaron a Querétaro?

Sí, a empezar desde abajo. Fue una época muy complicada. A mi papá le detectaron cáncer, mi hermana se casaba y no teníamos ni un centavo, y mi hermano chocó el único coche que teníamos. Por eso digo: Nunca digas que puedes estar peor, porque sí. También murió mi abuelita, fue una época que marcó a toda la familia, pero salimos adelante.

¿Cómo comenzó su negocio?

Primero trabajé en una vinatería, tenía 16 años. Después mi papá me hizo vendedor y viajábamos por todo el Bajío y el sureste. Más adelante, Antonio Chacra me ofreció 40 por ciento de su empresa de playeras, un coche y un sueldo. Trabajé tres años en Ciudad de México y me iba bien, pero estaba enamorado de una chiquilla de Querétaro, así que me regresé, pero me dejó la malvada. Después puse un negocio con mis hermanos y a principios del 95 quebramos, ahí me di cuenta que necesitaba un papel para tener un mejor trabajo.

Empecé la secundaria y la preparatoria y puse mi negocio gracias a mi mejor amigo, él tenía tiendas de vinos, llegamos a 150 y en 2015 las vendimos para dedicarme ciento por ciento a la política.


¿A qué edad entró a la universidad?

A los 31 y a los 35 la terminé la carrera de Derecho.

¿Qué lo motivó a entrar en la universidad?

Mi papá me decía que uno perdía los mejores años de su vida estudiando, pero cuando me quedé sin trabajo me di cuenta que no. Y cómo voy a obligar a mis hijos a que hagan una carrera si yo no la tengo.

¿Cómo describe su infancia?

Con muchísimo amor. Mis papás me heredaron muchas ganas de trabajar y una unidad familiar preciosa.

¿Y su adolescencia?

Sentí que perdí una gran parte de mi vida al no tener amigos de secundaria, los partidos de futbol, la novia de la escuela...

¿Pero está agradecido con sus padres?

Las cosas han salido bien, estoy muy agradecido con la vida y con mi familia. Las oportunidades hay que aceptarlas. Mi papá me dijo: “Nunca digas no a un desafío”. Por eso, cuando me invitaron a ser alcalde de Corregidora, acepté; cuando me invitaron a ser presidente de Coparmex, le entré; ahora, como senador, también ganamos las elecciones, y cuando me invitaron a ser coordinador, pues como mi papá me dijo: “Nunca digas no”, y aquí estamos.

(Silvia Arellano)

¿Qué música escucha?

De Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat me gustan mucho.

¿Qué hace en sus ratos libres?

Me gustaba correr y ahora leer, veo series, estoy con mis niños y disfruto a los amigos.

¿Cómo disfruta a sus hijos?

Con mi hijo juego FIFA y con mis hijas vamos de compras. Lo que no pude hacer de chavillo, lo hago ahora con mi familia.

¿Qué está leyendo?

Iturbide, el otro padre de la patria, de Pedro J. Fernández.


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