El 1 de mayo pasado, Juan José Álvarez Brunel asumió como secretario de Turismo de Guanajuato, con el encargo de crear la estrategia para el retorno a la actividad que le compete, aunque reconoce que el comportamiento del covid-19 sigue marcando la agenda.
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Aún con eso, el ingeniero bioquímico por el ITESM campus Guaymas coordina todos los protocolos con los prestadores de servicios desde un escritorio para que, en cuanto la nueva normalidad lo permita, pueda complacer a los turistas con las bellezas naturales, históricas y culturales que, presume, tiene su entidad.
Sincero, explica por qué aceptó la invitación del gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo: “Me emocioné porque pensé que iba a viajar y conocer mucho, lo cual me ha gustado hacer toda la vida, además de continuar en el sector público”, a donde llegó desde 2015 cuando dejó los negocios familiares para lanzarse a una diputación local por San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo; “sin embargo, la pandemia ha impedido que salgamos y nos ha concentrado en el trabajo de escritorio”, dice el sanmiguelense que en su juventud se negaba a trabajar encerrado en una oficina.
Eres ingeniero bioquímico de profesión, pero te has desempeñado en muchas áreas...
Sí, en efecto, soy ingeniero bioquímico en Ciencias Marinas por el Tec de Guaymas, pero me salí del mar para meterme en un negocio familiar, la fabricación de vidrio soplado. Yo considero que la parte de la formación en la iniciativa privada te da una visión mucho más pragmática de las cosas y entrar al servicio público, que en un inicio cuesta mucho trabajo entenderlo, te da también una manera —o por lo menos esa es mi experiencia— de apertura y visión de cómo ser un conciliador, cómo ser alguien que trabaja en equipo.
¿Cómo nace la idea de estudiar una carrera relacionada con el mar?
Ahí nos vamos a tener que remontar a mis épocas de juventud; la realidad es que la orientación vocacional, en mi caso, fue inexistente. Sí tenía claro que no quería trabajar atrás de un escritorio, pero la vida da muchas vueltas y ahora es lo que hago en cierta forma (risas). En ese entonces (en su juventud), los programas de Jacques-Yves Cousteau estaban a todo lo que daban. Y dije: “¡Ah caray!, pues esa vida me gusta, vamos al mar y estudiemos el mar”.
¿Cómo turista qué pides?
Primero que nada, que me otorguen lo que me hayan ofrecido. Por ejemplo, si elegí un hotel por X o Y característica, pues que la tengan; si voy a un recorrido turístico, que el guía me dé una explicación fidedigna, que me comparta y me haga aprender, porque normalmente cuando eliges un lugar es porque ya tienes cierta afinidad, ya conoces un poquito, entonces busco que me enseñe cómo va el desarrollo de la región donde estoy.
¿Cuáles son tus pasatiempos?
Le decía el otro día al gobernador, el día que me invitó a participar en la función que desempeño, que tenía una gran ilusión porque iba a poder viajar, a poder comer bien, visitar muchos lugares; pero lo único que he podido hacer (por la pandemia) es trabajar en mi casa o en la oficina. Aunque soy de Guanajuato y tuve oportunidad, desde el Congreso, de viajar y conocer más mi estado, todavía me falta muchísimo por recorrer. Y eso quiero hacer. Me gusta mucho viajar. He tenido oportunidad de viajar por varias ciudades del mundo y sigo teniendo ganas de hacerlo.
“También me gusta mucho el mar, soy fanático del buceo, me gusta el buceo recreativo y el arqueológico; el año pasado tuve la oportunidad de estar con un grupo interinstitucional e internacional buscando las naves de Cortés. Es padrísimo; en febrero me tocó estar en la entrega de un barco inglés que encalló en 1780 en el banco Chinchorro, que está a las afueras de las costas de Quintana Roo. De igual forma adoro el montañismo, esquiar en nieve, la bici de ruta y comer bien”.
¿Qué te gusta comer?
Esa es una pregunta difícil, pues me gusta mucho la comida mexicana, pero también la tailandesa, la italiana, la alemana; tuve la fortuna de casarme con una mujer que en su casa la enseñaron a comer muy bien. En mi casa no éramos tan buenos comedores y ella me enseñó a disfrutar los sabores y a no decir que no a nada. Además, tengo un viñedo y disfruto la tradición del proceso del vino.
¿Te gusta la música?
Sí, soy más escucha que artista; en mis épocas oíamos rock en inglés, pero otra de las cosas que mi mujer trajo a mi vida es la música en español.
¿Y la lectura?
Estoy leyendo un libro bien interesante de la historia del mezcal, porque aparte de que me gusta el destilado, resulta que las haciendas mezcaleras de Guanajuato catan mucho más que las de Oaxaca; se llama Historia del mezcal guanajuatense, de Juan Gallardo Valdez.