El cuerpo celeste había sido indetectable junto a los otros dos mundos que giran en torno a dos soles, pero su tránsito se volvió más intenso hasta ser notado por los científicos estadunidenses.

La luna, de solo unos 34 kilómetros de ancho, tiene una milésima de la masa de Proteus, el segundo satélite natural más grande de Neptuno.

El astrónomo halló el planeta en el siglo XVII, pero pensaba que se trataba de una estrella.

Su presencia en el sistema solar, “única explicación viable para muchos de los fenómenos observados”, indica el astrofísico de Caltech Konstantin Batygin.

Investigadores del Observatorio Europeo Austral obtuvieron una imagen de gran resolución gracias a un nuevo sistema de láseres instalado en un telescopio de largo alcance, mejor que 'Hubble'.