¿Se nace trans?: la urgencia de una ley de infancias trans en todo México

Ser es resistir

Láurel Miranda

Ley de Infancias Trans en Jalisco es histórica (@DiversidadSJal).
Láurel Miranda
Ciudad de México /

Cuando era niño (¿o debería decir niña?, ¿niñx?) no me pasó por la cabeza la idea de ser una persona trans. No fue sino hasta por ahí de 2017, cuando ya estaba yo por cumplir 28 años, que me pensé como una mujer trans. “¿Cuándo te diste cuenta de que lo eras?”, es una de las preguntas más recurrentes que he escuchado en las últimas semanas. Respondo que fui capaz de enunciarme como tal, sí, en 2017, pero haciendo una retrospección, he podido recordar algunos episodios de mi vida en los que ya yo me pensaba como una mujer (o una niña, una adolescente) cuando estaba por terminar la primaria y, luego, mucho más fuerte, al iniciar la preparatoria, a los 15 años. Lo único que ocurrió, en mi caso, es que ni durante mi infancia ni adolescencia contaba con las herramientas para poder identificarme y autonombrarme. 

Por eso admiro muchísimo a lxs niñxs que desde muy temprana edad se reconocen como personas trans. Porque, además, tienen el valor de enunciarlo ante sus padres y comenzar así una lucha por el reconocimiento de su identidad genérica autopercibida. Y digo que se trata de una lucha porque, a diferencia de la mayor parte de personas, que tienen garantizado su derecho a la identidad gracias a que se identifican con los datos que aparecen en su Acta de Nacimiento --aquellos con que fueron registrados cuando eran apenas unxs bebés--, en el caso de lxs niñxs trans, ellxs deben iniciar todo un proceso jurídico (engorroso, tardado y problemático) para que se les reconozca por quienes realmente son. ¿El motivo? No hay una ley de infancias trans en México que les permita realizar el cambio de identidad sexogenérica… o no lo había, hasta apenas el 29 de octubre, día en que Jalisco hizo historia al convertirse en la primera entidad en reconocer la identidad de las personas trans en todas sus edades.

Gracias a este importante logro, conquistado por grupos de activistas como Impulso Trans y la Asociación por las Infancias Trans, el pasado 17 de noviembre 14 niñxs y adolescentes pudieron viajar desde distintas partes de la República para corregir los datos de sus actas de nacimiento; entre ellxs Elián, un adolescente trans. “Fue muy difícil tener que viajar a otro estado porque en el mío me invalidan, no me reconocieron con el género y nombre con el que realmente me identifico, pero Jalisco me reconoció y eso es lo importante”, dijo Elián en el emblemático espacio trans Casa Club Roshell. Ahí mismo, y con motivo del Día de la Memoria Trans, Elián aprovechó para hacer un reconocimiento a todas las personas trans que han muerto o se han suicidado por motivos de transfobia. “Nunca serán olvidadas, su comunidad las recordamos como mujeres fuertes, libres, que a pesar de todo enfrentaron al mundo sin miedo”.

A pesar de lo que puedan decir lxs detractores del reconocimiento de las infancias y adolescencias trans, la ley aprobada en Jalisco es histórica por muchos motivos: no sólo es la primera entidad en permitirlo, sino que para la modificación de los datos en el acta de nacimiento basta con la petición manifiesta del menor y la aprobación de sus padres: no es una ley que medicalice, que requiera de la comprobación de algún tratamiento hormonal o acompañamiento terapéutico. Y, finalmente, se trata de una ley que considera al cambio de identidad sexogenérica como algo totalmente reversible: esto quiere decir que si un menor se identifica ahora como hombre trans y más adelante, durante su proceso de autodescubrimiento, se identifica como una persona no binaria y desea realizar nuevamente un cambio de identidad sexogenérica, lo puede realizar como un trámite más en las oficinas del registro civil de Jalisco. En la Ciudad de México esto no es así: para llevar a cabo una segunda modificación se requiere iniciar todo un juicio.

¿Se nace trans?

Es éste último punto el que me parece más interesante e importante de la Ley de reconocimiento a las identidades trans en Jalisco, y esto es porque ayuda a desmontar la idea equivocada de que la identidad de género es una característica congénita e inamovible, a desmontar la falsa idea de que la sexualidad de una persona es fija y no fluida. Entonces, ¿no se nace trans?

Antes de dar mi postura, quisiera aclarar que respeto a todxs aquellas personas trans, no binarias y de la disidencia sexual que entienden su existencia a partir de una lectura preformacionista: es decir, que consideran que su identidad sexogenérica procede de nacimiento. Sin embargo, en lo personal, veo un peligro en esta perspectiva al regresar nuevamente a una idea biologicista y esencialista sobre el género, al considerar que se nace de cierta forma y que no somos nosotrxs quienes nos desarrollamos a partir de ciertas características sociales y culturales de nuestro entorno. Quiero subrayar aquí que, por supuesto, no estoy sosteniendo que las personas nos formemos a conveniencia y con plena capacidad de elección: nuevamente, nos desarrollamos bajo ciertas condiciones y a partir de nuestro contexto sociocultural.

La postura preformacionista me parece peligrosa, además, porque al sustentar que la identidad de género u orientación sexual se trata de una característica de nacimiento, se corre el riesgo de enfrentar a quienes consideren que al ser una cuestión congénita, ésta puede “corregirse” o “tratarse” a través de algún procedimiento médico: subrayemos, como lo hemos venido haciendo durante décadas, que entre las poblaciones LGBT no hay nada qué curar.

Por eso celebro la Ley de reconocimiento a las identidades trans en Jalisco, porque no ve en el género una característica congénita y, sobre todo, porque reconoce la capacidad de lxs niñxs y adolescentes de autoreconocer su propia identidad desde una edad temprana. Recordemos que negarle el acceso a este derecho a las infancias trans, permite que estén expuestas a una serie de violencias en su entorno (en su barrio, escuela y espacios públicos) al no ser nombrados como lo desean, lo que puede devenir en un problema con su autoestima y pleno desarrollo de la personalidad.

Por el bien de las infancias trans, desde este espacio hago un llamado a los gobiernos del resto de las entidades del país para reconocer sus derechos e implementar también la Ley de reconocimiento a la identidades trans en todas sus edades. Particularmente a la Ciudad de México, donde el dictamen de ley fue aprobado hace más de un año y sigue sin ser votado por los grupos parlamentarios por desidia o… motivos desconocidos. 


No olvidemos que la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, anticipó que en diciembre comenzaría a funcionar la Clínica de atención a personas trans: ¿qué sentido tendría ésta sin previo reconocimiento de las infancias trans?, ¿es que no existen?, ¿es que no requerirán atención?



Láurel Miranda es una mujer trans, periodista, licenciada en Ciencias de la comunicación y egresada en Historia del arte por la UNAM. Se desempeña como SEO manager en Grupo Milenio y como profesora de periodismo multimedia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Ama a su madre, sus gatos y el chocolate caliente.