En México, alrededor de 28 millones de personas sufren dolor crónico y carecen de acceso a tratamientos eficaces y seguros para disminuirlo o eliminarlo, de acuerdo con datos de Human Rigths Watch.
Uno de los sectores más afectados es el de adultos mayores, ya que el Estudio Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México reportó que 41.5 por ciento de los adultos de más de 50 años sufrir dolor, siendo más frecuente en las mujeres con una prevalencia del 48.3 por ciento, que varones, que oscila en 33.6 por ciento.
José de Jesús Salvador Villafaña Tello, fundador y actual presidente de la Fundación Nacional Mexicana de Medicina Paliativa, explicó que en el país no existe un número suficiente de unidades para tratar el dolor crónico ni médicos capacitados para atender a los pacientes con dicho padecimiento.
“No es suficiente, ya que se carece de ambas, según reportes existen menos de 100 clínicas de dolor, y en cuanto al profesional capacitado es importante incluir la enseñanza del dolor y su terapéutica en todos los programas de educación para profesionales de la salud en todas las universidades del país. Hay que tomar en cuenta que en México se considera que hay alrededor de 30 millones de personas con este padecimiento”, señaló.
Villafaña además advirtió que, en cuanto al tema de medicamentos para dolor crónico, datos del Instituto Farmacéutico A. C. (INEFAM) señalan que lo que el sector público destinó para su compra fueron mil 260 millones de pesos anuales en promedio de 2015 a 2020, lo que representa apenas el 3.4 por ciento del gasto total en medicinas.
Y, considerando que entre IMSS e ISSSTE abarcan tres cuartas partes de ese gasto, dijo, “es fácil imaginar que los no derechohabientes —los que menos tienen, una vez más— son los menos atendidos en sus dolores”.
Marco Narváez, presidente de FEDELAT, agregó que el insuficiente número de unidades para el tratamiento del dolor y de profesionales de la salud capacitados, así como la falta de recursos asignados a programas de educación médica, son las principales barreras que impiden la adecuada atención del dolor crónico. “Esto se intensifica debido a la poca concientización que existe alrededor del dolor crónico como enfermedad y su impacto en la vida de las personas”, añadió.
Por ello, especialistas de 14 asociaciones de dolor de América Latina suscribieron la Declaración de Lima sobre Dolor Crónico durante el Primer Consenso de Dolor.
En la declaratoria, destacaron que el manejo del dolor es un derecho humano y que se debe de gestionar acciones que garanticen el acceso de medicamentos con el compromiso de mejorar la calidad de vida de las personas.
La declaración busca poner en agenda iniciativas que contribuyan a la formulación de soluciones sostenibles, e insta a la participación articulada de gobiernos, asociaciones médicas, instituciones educativas y el sector privado, “con el fin de crear las condiciones ideales para la debida evaluación, diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad en América Latina”.
Entre las propuestas, destacan implementar sin demora la CIE-11, adaptando e integrando sus conceptos a la realidad particular de Latinoamérica, especialmente en la atención primaria, que es donde se inician las consultas por dolor crónico en la mayoría de los casos a nivel regional.
Procurar la formación integral de un mayor número de especialistas en dolor (médicos y otros profesionales de la salud), así como el desarrollo de unidades de dolor, que garanticen un abordaje personalizado y multidisciplinar de la enfermedad; promover y mejorar los informes de investigación clínica que servirán como base para el desarrollo de estrategias y políticas públicas que harán posible un adecuado manejo de esta problemática.
Asimismo, propone asignar recursos por parte de los gobiernos para financiar la investigación de dolor crónico y garantizar que los pacientes accedan a los mejores tratamientos posibles. Los puntos que requieren la atención urgente, contenidos en esta declaración, son producto del trabajo de las asociaciones latinoamericanas de dolor que, reunidas en Lima, establecieron una ruta de atención para este problema de salud pública.
“Poder reunir a este grupo de expertos de nuestros países para unificar criterios y promover un mayor conocimiento, evaluación y abordaje del dolor crónico en nuestros países es, sin duda, un gran avance que confiamos se traducirá en un mayor bienestar para los pacientes”, aseveró Narváez.
En dicha declaración conjunta, los representantes de sociedades médicas latinoamericanas urgieron a los gobiernos y agentes de salud a garantizar que los pacientes tengan acceso a un mejor diagnóstico y tratamiento de dolor crónico.