Habitantes de diversos ejidos se han dedicado toda su vida a las salineras ubicadas en el municipio de Altamira, que han pasado de generación en generación para que empresas puedan utilizarlas y llevarlas hasta el comedor de los hogares en la zona sur del estado de Tamaulipas.
En el ejido Lomas del Real, donde se encuentra la salinera más grande de la zona y de donde dependen al menos 80 familias de manera directa, le dedican hasta seis meses a sus tierras antes de obtener la sal.
En la actualidad enfrentan dos dificultades que han propiciado una baja en la producción del grano, pero también las pocas ventas de este producto esencial, que no puede faltar en ningún hogar, comedor, restaurante, purificadora de agua, empresa o la misma industria.
Una de estas dificultades es la crisis económica que trajo consigo la contingencia del coronavirus, ya que muchas de las empresas que diariamente cargaban camiones completos, ahora se encuentran cerradas para evitar contagios de coronavirus entre los trabajadores.
En camiones o camionetas, purificadoras y empresas acudían a la Cooperativa de Producción Salinera de Altamira para llevarse, una, dos y hasta 10 toneladas de producto, cuyo costo es de 800 pesos la sal de segunda, que es la que aún viene sucia con algo de arena y la de primera, que pasa por un proceso de lavado y el costo se eleva a mil 50 pesos.
Es por eso que con la pandemia que llegó en este mismo año, los clientes han disminuido de manera drástica y los que llegan por sal se llevan en menores cantidades, ya que son negocios pequeños los que aún se encuentran abiertos, principalmente las purificadoras de agua.
El otro conflicto es la lluvia, debido a que se han presentado precipitaciones sobre los terrenos en donde descansa la sal y esta al recibir agua dulce comienza a perderse y se convierte nuevamente en agua de mar.
Lo anterior ha generado que de tener una producción anual de 12 a 15 mil toneladas en las marismas, en la temporada de este 2020 solo se lograron obtener cuando mucho cuatro mil toneladas, que si se traduce en pesos, se habla de una pérdida de miles de pesos para socios.
Luis Enrique Yáñez, titular de la Cooperativa de Producción Salinera de Altamira, reconoció que este ha sido de los peores años, puesto que se juntaron ambas situaciones que ponen en riesgo el único sustento de sus familias.
“Nuestro enemigo es el factor económico por todo lo que está pasando, nos está afectando en la baja de producción y ahora también por lo del covid-19 han bajado los clientes, porque muchas empresas que venían con camiones están paradas”.
También explicó sobre lo difícil que es para ellos cuando llueve, situación imposible de evitar.
“La lluvia es nuestro temor porque nos afecta, si aquí llega a llover, para el siguiente día ya no hay nada de sal de plano, se pierde todo de la noche a la mañana. Se combina el agua dulce con la salada y nos declaramos en pérdida total, cuando pasa esto, todos se ponen tristes, se pierde mucho tiempo de trabajo y sustento”.
Por su parte Daniel Pedraza Saldaña de oficio “charquero”, explicó que cada año a partir de octubre y noviembre comienzan a trabajar sus campos, preparándolos para que a mitad del año siguiente puedan empezar a obtener la sal.
En las salineras del ejido Lomas del Real, en el municipio altamirense, también acuden cuadrillas bien conformadas de otros ejidos como Las Margaritas, Kilómetro 40, Las Prietas, Flores Magón, entre otros.