Astrónomos fueron testigos por primera vez de una erupción en una estrella que no es el Sol, y que es enorme y distante; este descubrimiento inédito que podría tener implicaciones para las perspectivas de vida en los planetas de otros sistemas estelares.
Las erupciones de plasma y partículas son muy conocidas en el Sol y a menudo siguen a un estallido de luz llamado 'llamarada solar'; hasta ahora los astrónomos habían detectado estallidos en otras estrellas, pero nunca una erupción estelar, llamada eyección de masa coronal (CME).
La eyección se relaciona con una llamarada detectada hace 10 años en una estrella gigante llamada HR 9024 —aproximadamente tres veces más grande que el Sol—, localizada a unos 450 años luz de distancia de la Tierra. La astrónoma Costanza Argiroffi, de la Universidad de Palermo en Italia, encontró evidencia del estallido usando un nuevo método para analizar datos tomados con el Observatorio de Rayos X Chandra.
El equipo de astrónomos detectó material moviéndose arriba y debajo de un bucle de plasma que se extendía desde la superficie de la estrella durante el destello, midiendo el desplazamiento de ciertos rayos con el cambio en las longitudes de onda a medida que el material se acercaba o alejaba de la Tierra.
Los investigadores miraron que más material se alejaba de la estrella después de que se había detenido la llamarada e interpretaron la observación como una eyección de masa coronal. La eyección contenía alrededor de un billón de billones de gramos de material, que es parecido lo que esperaban los científicos, aunque la energía cinética del estallido era mucho menor de lo esperado.
Los astrónomos sugieren que el fuerte campo magnético de la estrella pudo haber retenido la erupción, ya que simulaciones por computadora que muestran que un campo magnético fuerte a veces puede actuar como una jaula que mantiene una CME atada a la estrella. Eso podría ayudar a explicar por qué los científicos no han detectado una CME de otra estrella anteriormente, señaló la revista Science en un artículo que da cuenta del descubrimiento.
En nuestro sistema solar, la energía y la materia liberada tanto en las bengalas como en las CME pueden causar estragos en los planetas. La Tierra está mayormente protegida por su propio campo magnético, pero Marte no tiene tanta suerte.
“Si esas erupciones son acompañadas por estas emisiones de partículas a la misma velocidad que están en el Sol, va a ser muy perjudicial para la formación de la vida y el mantenimiento de la atmósfera de esos planetas”, dice la astrónoma Cynthia Froning de la Universidad de Texas en Austin.
FM