Deltacron, nombre que recibe la combinación de las variantes delta y ómicron del covid-19, ha generado muchas dudas sobre el impacto que podría tener a nivel mundial tras ser detectada en Chipre en enero.
Ante estas dudas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la doctora Maria Van Kerkhove, señaló que "tenemos conocimiento de esta recombinación. Es una combinación de delta AY.4 y ómicron BA.1. Se ha detectado en Francia, Países Bajos y Dinamarca, pero a niveles muy bajos".
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La epidemióloga añadió que "esta recombinación era de esperar"; sin embargo, aclaró que por el momento no se ha detectado "ningún cambio en la epidemiología ni en la gravedad".
Además, esta semana The New York Times publicó un artículo del periodista Carl Zimmer donde Étienne Simon-Loriere, virólogo en el Instituto Pasteur de París, señaló que es poco probable que esta recombinación cause grandes problemas.
El texto expuso que la variante conocida como deltacron no ha mostrado la capacidad de propagarse de manera exponencial.
El genoma de deltacron sugiere que no representaría una nueva fase en la pandemia, indicó Simon-Lorriere, pues el "gen que codifica la proteína de la superficie del virus —conocida como espiga o espícula— proviene casi en su totalidad de ómicron".
“La superficie de los virus es parecida a ómicron, por lo que el cuerpo la reconocerá al igual que reconoce a ómicron”, dijo el experto a The New York Times.
Es decir, las personas vacunadas o que superaron el virus tendrían buenas defensas contra esta recombinación.
El artículo hizo hincapié en que "la espícula distintiva de ómicron es en parte responsable por los menores riesgos de causar enfermedad grave. La variante la usa para invadir con éxito las células de la nariz y las vías respiratorias superiores, pero no lo hace tan bien en lo profundo de los pulmones. El nuevo recombinante puede mostrar la misma tendencia".
hc