Cuando un cuadro de dengue es leve puede pasar casi desapercibido, sin embargo, hay ocasiones en las que la infección conlleva un gran malestar, no por nada es conocida como la fiebre quebrantahuesos.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) la define como una enfermedad febril transmitida por mosquitos, capaz de afectar a personas de todas las edades.
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Aún cuando no todos presentan síntomas, quienes la padecen pueden ser víctimas de un fuerte dolor en músculos y articulaciones, vómitos persistentes, sarpullido e incluso diarrea con sangre. Un mal manejo o una detección tardía aumenta el riesgo de muerte.
Este año los casos en América se dispararon: de acuerdo con la OPS, entre las semanas epidemiológicas 1 y 33, se reportaron un total de 11 millones 517 mil 728 casos sospechosos, de los cuales más de 6 millones ya fueron confirmados.
“Esta cifra representa un incremento de 230% en comparación al mismo periodo del 2023 y 412% con respecto al promedio de los últimos 5 años”, señala el último Informe de la situación epidemiológica del dengue en las Américas.
El marcador aún no se cierra y los casos siguen al alza, por lo que este año pronto se podría coronar como el peor en cuanto a dengue a nivel mundial. Solo en Brasil se registraron cuatro millones de casos en las primeras 16 semanas, en tanto, otros países ya empiezan a prever más contagios, como ocurre en México.
El panorama del dengue en México
“Estamos teniendo una situación completamente extraordinaria, fuera de proporción, en muchos estados ya están en la zona de alarma de dengue”, comenta Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM) y vocero del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes de la UNAM (PUIREE).
El experto explicó a MILENIO que, actualmente el país está experimentado un número de infecciones “muy, muy, muy, muy superior” al de los años previos.
“Y todavía no viene lo peor, o sea, octubre siempre es el peor mes de dengue, así que hay que prepararse para que todavía aumente”, menciona basándose en los datos de la última semana epidemiológica.
El reporte de la Secretaría de Salud mexicana (Ssa) en la semana 35 señala que en el país se contabilizan 47 mil 595 infecciones y un total de 132 muertes por dengue. El año pasado, en la misma semana, apenas se reportaban 14 mil 972 casos y 30 fallecimientos. El incremento es de más del triple.
Al cuestionar sobre la posibilidad de que el dengue pueda ocasionar una emergencia sanitaria en México, el experto adelantó:
“Va a ocurrir: lo que pasa es que cuando tienes muchos casos de una enfermedad, más de los esperados, pues estos van a necesitar atención médica y eventualmente, proporcionalmente van a necesitar hospitalización, servicios de salud, y eso lo que puede hacer es que te cueste trabajo atender todo lo demás”
A esto hay que sumarle la posibilidad de que el personal de salud se encuentre más expuesto a un contagio, así como la atención que requieren otras enfermedades que siguen activas en el territorio.
“Se cargan los servicios de salud, aumenta la necesidad de diagnóstico, aumentan las necesidades clínicas, y todo eso tiene consecuencias. Ahora, proporcionalmente algunos pacientes se complican y necesitan hospitalización, necesitan transfusiones, ocupar camas de cuidados intensivos. Es algo que tiene que estar previsto”, asegura el especialista.
¿Cómo se contagia el dengue?
¿Por qué no se ha erradicado el dengue?
México y el resto del mundo mantienen una relación de larga data con la fiebre quebrantahuesos. Pese al conocimiento y su histórica presencia en regiones tropicales y subtropicales, aún no se han logrado contener los brotes, por el contrario, la OPS alerta que en las últimas décadas la incidencia ha aumentado “considerablemente”, especialmente en países de América.
El Dr. Mauricio explica que la lista de razones por las que esto ocurre es larga y no depende de un solo factor: en primer lugar está la dificultad de controlar al vector (o vehículo principal) que transporta la enfermedad, es decir, los mosquitos Aedes aegypti.
“Demanda acciones sumamente locales, como la recolección de la basura, la disposición de los residuos, el cuidado de las familias que tienen el patio cacharros donde se acumula el agua, la capacidad para poner mosquiteros en los hogares”
Con ello, el reto recae en la coordinación de distintos sectores con la fumigación y eliminación de potenciales sitios donde puedan anidar los mosquitos, así como la aplicación de sistemas de detección y diagnóstico.
No obstante, y como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), no todos los países tienen la misma capacidad para hacer frente al virus.
¿Qué pasa con las vacunas y el tratamiento?
Pese al conocimiento y los años de circulación, la atención a los pacientes parece estar dando apenas sus primeros pasos: no existe un tratamiento específico contra la enfermedad y las vacunas efectivas tienen muy poco tiempo de haber sido desarrolladas.
No fue sino hasta este 2024 que Brasil se convirtió en el primer país del mundo en ofrecer el inmunológico a través del sistema público de salud, sin embargo, el bajo número de dosis disponibles ha limitado su aplicación.
La creación de la misma implicó un largo camino, como explica el vocero del PUIREE, esto se debe no solo a que hay cuatro tipos de dengue, sino que la enfermedad tiene una particularidad: la respuesta inmune del cuerpo es muy compleja.
“Es un fenómeno muy complicado porque cuando tienes una primera infección por dengue tu cuerpo va a hacer anticuerpos y algunas células se van a especializar en atacarlo, entonces lo que puede pasar en una segunda infección o en una infección que te dé después, es que esos anticuerpos en lugar de inactivar al virus le sirvan para causar una enfermedad más grave”, explica.
“Se ha visto que eso podría pasar con algunas de las primeras vacunas que se habían hecho antes, y había que tener mucho cuidado a la hora de aplicarlas para que no pasara ese fenómeno”
Ahora ya hay una vacuna efectiva y está a punto de crearse otra, no obstante, a pesar de superar el problema biológico hay otras dificultades que están fuera de las manos de los científicos.
“Se van a necesitar vacunas en Brasil, México y en cientos de miles de habitantes de diferentes países. Ahí está el otro problema: tendrá que darse prioridad a los lugares en donde va funcionar mejor esa vacuna y tratar de irla introduciendo paulatinamente, conforme haya disponibilidad”, reflexiona el también profesor de microbiología.
Por fortuna, pese a los brotes recientes y el creciente número de casos en los últimos meses, la tasa de letalidad es muy baja en México y el resto del mundo.
Octubre y el dengue en el país
Cuando el cambio climático se suma
Quizá la única limitante del dengue es la altitud que hace inviable la proliferación del mosquito en algunas ciudades, aún con ello, el virus ha mantenido su expansión: está presente en la mayor parte de las costas y regiones tropicales del planeta.
La dispersión de la enfermedad en las últimas décadas podría estar relacionada en parte con el cambio climático, la movilidad y la intervención humana en los ecosistemas.
“Está cambiando la temperatura del agua, están cambiando los ciclos de las lluvias. Están cambiando los factores determinantes de la viabilidad de los mosquitos y además se junta con la actividad humana que está deforestando, que está invadiendo nichos naturales y que está cambiando la configuración regional en muchas de las ciudades de las costas”
Y es que al cambiar el clima, los nichos en donde vive el mosquito también lo hacen, esto provoca que lleguen a lugares en los que antes no estaban. A la par, su ciclo cambia, dura diferente, porque las lluvias son distintas, lo que a su vez cambia el patrón de comportamiento para la enfermedad.
"Si tu esperabas tenerla solamente en algunos sitios durante una época del año, pues ahora la tiene en muchos más lados y durante mucho más tiempo, simplemente porque cambió el ciclo de vida del mosquito".
¿Quién corre más riesgo de padecer dengue grave?
Algunos síntomas del dengue son: fiebre alta, dolor en el cuerpo, náuseas y erupciones en la piel. Sin embargo, en los primeros días el cuadro es muy parecido a otras enfermedades transmitidas por mosquitos, como el zika, la fiebre Oropuche o el chikungunya, por lo que se requieren pruebas para diferenciarla.
Usualmente los pacientes mejoran en una o dos semanas, hay incluso algunos que no presentan malestar. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de que se desarrolle dengue grave. El profesor del Departamento de Microbiología explica que hay algunos factores que contribuyen a que esto ocurra, entre ellos:
- Comorbilidades
- Uso de medicamentos o aplicación de tratamiento indadeudo que altere la respuesta inmune
- No vigilar la evolución de la enfermedad
- Dejar pasar los primeros signos de alarma, es decir cuando se presenta sangrado o problemas de coagulación
LHM