¿Machismo cerebral? Los mitos que hay alrededor del cerebro de las mujeres

La diferencia entre el cerebro de hombres y mujeres se planteó desde mucho antes de que alguien pudiera ver el órgano en vivo y a todo color.

La neurocientífica Cordelia Fine señala que existe el “neurosexismo”| Foto: Especial
Lizeth Hernández
Ciudad de México /

Pierre Paul Broca, médico francés del siglo XIX, se convirtió en el primer neurólogo en describir la función de un área del cerebro, se considera que sus investigaciones sentaron las bases para la neurociencia y la neuropsicología moderna.

Este hombre fue también uno de los primeros en realizar pruebas para encontrar las diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres. Lo que hizo para ello fue pesar y medir 292 cerebros de hombres con otros 140 de cerebros de mujeres, así encontró una diferencia de 180 gramos entre unos y otros. Para él esta fue la confirmación ‘inequívoca’ de la inferioridad femenina.

Su alumno, Gustave Le Bon llevó sus aseveraciones un poco más lejos, pues aseguró que el cerebro de algunas mujeres parisinas era “de un tamaño más próximo al de los gorilas que al de los cerebros más desarrollados de los varones”.

“Todos los psicólogos que han estudiado la inteligencia de las mujeres, incluso los poetas y novelistas, reconocen que las mujeres representan las formas más inferiores de la evolución humana y se acercan más a los niños o a los salvajes que a un hombre adulto civilizado”, expresó en 1879 en una de las revistas antropológicas más respetada de Francia.

Ninguno de los dos se cuestionó si el tamaño del cerebro estaba verdaderamente relacionado con la inteligencia o capacidad cognitiva — esto tomando en cuenta que en la naturaleza hay cerebros mucho más grandes que los de un humano—, como explica la doctora en neurociencias por la Universidad McGill, Fernanda Peréz Gay-Juárez.

“Broca no corrigió por estatura para relativizar el efecto (...). Entonces, tengo un dato objetivo y utilizó ese dato objetivo para confirmar un prejuicio que yo ya tenía antes y que coincide con la visión de la sociedad”, comentó durante su conferencia “Género y Cerebro” emitida en 2021 a propósito de las jornadas de sensibilización del Colegio de Ciencias y Humanidas de la UNAM.

Este solo es uno de los muchos ejemplos de cómo la ciencia también ha llegado a convertirse en una herramienta para interpretar datos a partir de sesgos o prejuicios históricos que se mantienen hasta hoy en día.

Los investigadores todavía siguen estudiando la forma en que funciona el cerebro. | Foto: Shutterstock

Esta manera de interpretar datos de la neurociencia para ‘confirmar los estereotipos machistas’ fue descrita por la psicóloga Cordelia Fine como “neurosexismo”.

No se niegan las diferencias, pero sí el destino

Buscando averiguar qué tan ciertas son las diferencias entre los cerebros de las mujeres y los hombres, la Dra. Gina Rippon se dispuso a analizar múltiples estudios en los que se daba la comprobación a este supuesto. 

Más que confirmar lo que señalaban, lo que hizo fue encontrar "diversas fallas en la metodología, exageración o sobreinterpretación de los datos", como explica la Dra. Fernanda.

Ante ello, tanto la Dra. Gina, como las neurocientíficas Cordelia Fine y Daphna Joel, señalan que a menudo se describe una diferencia binaria: hombres y mujeres son de tal o cual forma debido a cierta condición ‘natural e inevitable’.

Sin embargo, en sus años de carrera las tres han concluido que “investigar, comprender e interpretar las diferencias sexuales en el cerebro y el comportamiento es sorprendentemente complicado, y especialmente cuando se trata de seres humanos”, como explican en su artículo conjunto Eight Things You Need to Know About Sex, Gender, Brains, and Behavior (2019), publicado en la revista académica The Scholar & Feminist Online

Ninguna de las tres niega las diferencias, o que los cuerpos estén influenciados por la genética y hormonas, sin embargo, recalcan la importancia de comprender a cabalidad los hallazgos de una investigación.

Por ejemplo, en muchos casos se han presentado falsos positivos: se puede llegar a asumir que lo reportado en un estudio realizado en 100 personas determina ‘la verdad’ general. Sin embargo, puede que al ser replicado en otro laboratorio, no se obtengan los mismos resultados.

“Un estudio mostraba que el área del lenguaje de las mujeres eran más grandes y las áreas visoespaciales de los hombres eran más grandes, pero cuando se analiza el resultado de otros muchos estudios que se hicieron después y se pone todo junto, se encuentra que el efecto es casi inexistente (...) Entre más grande la muestra, menos diferencias se encuentran”, añade Fernanda Peréz. 
Hay diversas ‘teorías’ que perpetúan estereotipos basándose mediciones ya sea del cráneo o el cerebro | Foto: Ilustración del siglo XIX típica sobre frenología.

Otro estudio se dispuso a analizar la conexión de los cerebros: los especialistas encontraron que los hombres tenían más cableados dentro de un mismo hemisferio, mientras que las mujeres tenían más conexiones interhemisféricas, es decir, entre el hemisferio izquierdo y el derecho. La muestra: 421 hombres y 521 mujeres.

Se concluyó que el órgano de los hombres facilitaba la comunicación entre percepción y acción y el de las mujeres el procesamiento analítico e intuitivo. Al respecto, el boletín de prensa aseguraba que esta podría ser la explicación de "por qué los hombres podían leer mejor un mapa y las mujeres hacer tareas múltiples".

Sin embargo, el estudio estaba lejos de reflejar esta aseveración, comenzado con el hecho de que ninguno de los grupos había leído mapas o se les había puesto a prueba realizando múltiples tareas, como especifica la experta en su conferencia.

Por otro lado, en un análisis más detallado a nivel estadístico, se detectó que si bien se habían presentado diferencias, también había muchas coincidencias entre los resultados de hombres y mujeres en esta característica.

Diversas investigaciones plantean diferencias entre los cerebros de mujeres y hombres | Foto: Especial

Además de estos ejemplos existen muchos otros, por lo que las doctoras Gina, Cordelia y Daphna llaman a considerar más puntos importantes a la hora de consultar un estudio como por ejemplo: preguntarse si ciertas características trascienden en el tiempo o solo marcan una etapa de la vida, que variabilidad hay (incluso entre el mismo sexo), así como el contexto y el ambiente.

“Las diferencias entre los cerebros del hombre y la mujer también depende del contexto y la cultura (...) Hay una interacción muy compleja entre lo biológico y lo cultural. Hay que preguntarnos de dónde viene ¿hay realmente una diferencia desde que nacemos?”, agrega Fernanda Peréz Gay-Juárez al respecto.

La neuróloga destaca que, la plasticidad del cerebro, es decir, esa capacidad de ‘almacenar’ conocimiento y cambiar la estructura y su función con nuevos aprendizajes, permite al ambiente modificar la biología humana. Es decir, las experiencias de vida también dejan huella en el cerebro.  

“Cada persona está expuesta a condiciones que no son aletorias (...) Hay evidencias de que las mamás hablan más con sus bebés femeninos que con los masculinos o les dicen cosas distintas, todo eso puede generar diferencias en nuestros cerebros”, comenta la neuróloga a propósito del libro de Gina Rippon, The Gendered Brain, en donde recalca que los cerebros “reflejan la vida que han vivido”.

¿Son realmente diferentes los cerebros de hombres y mujeres?

Existen dos estudios que desafían la idea de que las diferencias en los cerebros son binarias, es decir, entre hombre y mujer. El primer trabajo lo realizó la neurocientífica Daphna Joel (2015) y consistió en analizar resonancias magnéticas de más de mil 400 cerebros humanos de cuatro conjuntos de datos diferentes. 

El segundo, a cargo del neurólogo Daniel E. Vosberg (2021), se realizó en mil 029 participantes adolescentes reclutados y evaluados entre 2003 y 2012. 

“Encontraron que no hay un cerebro estrictamente dimórfico femenino o masculino. Hay una serie de características que se presentan más comunmente en el sexo femenino o más comunemete en el sexo masculino, pueden presentarse o no”, destaca Peréz Gay-Juárez.

Joel encontró que la mayoría de los cerebros de hombres y mujeres no son 'ni típicamente femeninos, ni típicamente masculinos', sino que son ‘una mezcla’ que los ubica en la zona intermedia.

“Somos seres muy complejos desde la biología, hasta la cultura. Lo más preciso de forma cientifica no es pensar en negro o blanco sino como una especie de continuo, en donde tenemos caracteristicas se se ven más comunmente en los hombre y mujeres, un contino variable”, explica la Dra. Fernanda.

En este sentido, bajo su teoría,  la probabilidad de que hombres y mujeres tengan el mismo tipo de cerebro es la misma que la de dos individuos del mismo sexo. 

“Yo puedo ser tan diferente a otra mujer en términos de las estructuras cerebrales como puedo ser diferente a las de un hombre” concluye la experta.

LHM 



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