Una reconstrucción virtual de la pelvis y columna vertebral de un neandertal muy bien conservado encontrado en Francia, acredita que se erguían como los humanos modernos.
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Una postura erguida y equilibrada es una de las características definitorias del Homo sapiens. En contraste, las primeras reconstrucciones de neandertales hechas a principios del siglo 20 los describieron como sólo caminando parcialmente de pie. Estas reconstrucciones se basaron en el esqueleto en gran parte conservado de un anciano neandertal desenterrado en La Chapelle-aux-Saints, Francia.
Desde la década de 1950, los científicos saben que la imagen del neandertal como un hombre de las cavernas no es precisa. Sus similitudes con los humanos mismos, tanto en términos evolutivos como de comportamiento, también se conocen desde hace mucho tiempo, pero en los últimos años el péndulo gira en la dirección opuesta.
"Enfocarse en las diferencias volvió a estar de moda", dice Martin Haeusler, especialista de la Universidad de Zurich en medicina evolutiva y autor del nuevo estudio. Por ejemplo, estudios recientes usaron algunas vértebras aisladas para concluir que los neandertales aún no poseen una columna vertebral doble en forma de S bien desarrollada.
Sin embargo, una reconstrucción virtual del esqueleto de La Chapelle-aux-Saints ahora entregó evidencia de lo contrario. Este modelo anatómico generado por computadora fue creado por el grupo de investigación dirigido por Martin Haeusler de la Universidad de Zurich e incluyó a Erik Trinkaus de la Universidad de Washington en St. Louis. Los investigadores pudieron demostrar que tanto el individuo en cuestión como los neandertales en general tenían una región lumbar y un cuello curvados, al igual que los humanos de hoy.
Al reconstruir la pelvis, los investigadores descubrieron que el sacro estaba colocado de la misma manera que en los humanos modernos. Esto los llevó a concluir que los neandertales poseían una región lumbar con una curvatura bien desarrollada. Al juntar las vértebras lumbares y cervicales individuales, pudieron discernir que la curvatura espinal era aún más pronunciada. El contacto muy cercano entre los procesos espinosos, las proyecciones óseas de la parte posterior de cada vértebra, se hizo evidente, al igual que las marcas de desgaste prominentes que fueron en parte causadas por la curvatura de la columna vertebral.
Las marcas de desgaste en la articulación de la cadera del esqueleto de La Chapelle-aux-Saints también apuntaban a que los neandertales tenían una postura erguida similar a la de los humanos modernos. "La tensión en la articulación de la cadera y la posición de la pelvis no es diferente a la nuestra", dice Haeusler. Este hallazgo también está respaldado por análisis de otros esqueletos neandertales con suficientes restos de vértebras y huesos pélvicos.
"En general, casi no hay evidencia de que los neandertales tengan una anatomía fundamentalmente diferente", explica Haeusler. "Ahora es el momento de reconocer las similitudes básicas entre los neandertales y los humanos modernos y de cambiar el enfoque hacia los sutiles cambios biológicos y de comportamiento que ocurrieron en los humanos en el Pleistoceno tardío".
epc/RL