¡Una revolución! Venta de pastilla anticonceptiva cumple 61 años; así fue el momento histórico

Un día como hoy pero en 1960 salió al mercado de la píldora anticonceptiva.

18 de agosto de 1960 - Sale al mercado la pastilla anticonceptiva | Foto: Planned Parenthood
Ciudad de México /

Hace 61 años la venta de la píldora anticonceptiva fue aprobada, precisamente el 18 de mayo de 1960, pero se comenzó a comercializar hasta agosto de ese mismo año, evento que generaría consecuencias en ese momento que perduran hasta el día de hoy. Fue el evento del siglo, por primera vez en la historia la mujer pudo planificar y tener control de su maternidad, lo cual le permitió incorporarse masivamente a estudios superiores y al mundo laboral, la transformó en dueña de su sexualidad y redefinió para siempre la sociedad, en todo el mundo.

“Una pequeña pastilla puede tener el mismo efecto que la bomba atómica”

Ese hecho lo declaró la revista Newsweek en una edición especial de 1999, en la que se llegaron a encuestar a 80 científicos para determinar los 10 inventos más importantes dentro de los últimos dos mil años. La pastilla anticonceptiva fue situada al lado de la energía nuclear, la imprenta o los computadores, argumentando que:

“Cambió para siempre el rol social de la mujer y la conformación tradicional de la familia, e instauró la noción de que la mente controla al cuerpo y no viceversa”.

La píldora anticonceptiva es parte del inicio de la revolución sexual en la mujer, y cumple 61 años de que se puso a la venta. El 11 de mayo de 1960, la Food and Drug Administration aprobó la venta de Enovid, conocido como el primer anticonceptivo oral. 

Meses después, en enero de 1961, se lanzaba la primera píldora fuera de Estados Unidos: Anovlar, del laboratorio Schering (hoy mejor conocido como Bayer), la cual fue aprobada primero en Australia, posteriormente en Alemania, después el resto de Europa y, progresivamente, América Latina, generando un cambio irreversible en la sociedad.

Pero lo que hoy parece sencillo y evidente acto de poder tener relaciones sexuales sin riesgo de embarazo, llegó a ser una odisea plagada de obstáculos: primero con científicos; luego con las autoridades y finalmente de sectores conservadores que en todo el mundo (México incluido) vieron alarmantes las transformaciones que inmediatamente empezó a producir esta pequeña pastilla.

La pieza clave

La idea de controlar la fertilidad de la mujer no es nueva. A principios del siglo pasado, a medida que la ciencia fue adquiriendo mayor conocimiento acerca del ciclo menstrual, se comenzó a pensar en la posibilidad de bloquear la ovulación. Y en 1938 dos investigadores de Schering, Hans Inhoffen y Walter Hohlweg, habían logrado sintetizar el primer estrógeno: etinilestradiol, que hasta hoy es el componente estrogénico que se usa en la gran mayoría de los anticonceptivos orales.

Pero el conocimiento científico de nada hubiera servido sin la voluntad de instalar públicamente el debate sobre la planificación familiar. En este momento clave, una mujer fue la ayuda maestra: Margaret Sanger, una mujer que en 1912 se desempeñaba como enfermera en Nueva York. Un día tuvo que asistir a una mujer que se había provocado un aborto y que desgraciadamente había caído en un coma séptico. Durante tres semanas, Sanger y un doctor atendieron a la mujer, hasta que lograron salvar su vida. El doctor, entonces, le advirtió que otro aborto le provocaría la muerte.

Margaret Sanger nunca olvidaría ese episodio, ni la indignación e impotencia que le causó. Se transformó en la principal impulsora del control de la natalidad en Estados Unidos (en una época en que estaba oficialmente prohibida), convencida de que si las mujeres querían evitar los embarazos no deseados, debían ellas mismas tener el control y acceso a la anticoncepción. Así fue como en 1951 se dedicó a conseguir financiamiento para las investigaciones de un grupo de científicos liderados por el doctor Gregory Pincus.

¿Un invento mexicano?

El inicio de esta revolución en México fue el encontrar el agente activo base de la fórmula de la píldora. Concretamente, nos referimos a un nayarita cuyo trabajo pionero en la pequeña empresa Syntex, dirigida por el emigrado húngaro George Rosenkrantz, con el distinguido químico de origen estadounidense Carl Djerassi como director de Investigación, y con el entonces joven y estudiante de ingeniería química de la UNAM, el mexicano Luis Miramontes Cardenas.

Luis Miramontes era entonces un estudiante de 26 años cuando hizo el descubrimiento para la empresa Syntex y ese episodio le valdría para ser el único mexicano en aparecer en el USA Inventors Hall of Fame, al lado de Louis Pasteur, Thomas Alva Edison, Alexander Graham Bell, entre otros científicos famosos.

Syntex buscaba sustancias sintéticas con actividad hormonal que tuvieran efectos potenciales y efectivos en la salud reproductiva humana. El 15 de octubre de 1951, Luis Miramontes logró por primera vez la síntesis de la norethynyltestosterona, un poderoso agente antiovulatorio, la cual es semejante a la progesterona y que de inmediato se convirtió en el ingrediente activo de la famosa “píldora anticonceptiva”.

Este descubrimiento tuvo y tiene aún, consecuencias revolucionarias para la salud y el comportamiento de millones de personas en todo el planeta. También fue un descubrimiento de alto impacto para la UNAM, ya que para continuar con la investigación química en esta área tan promisoria, Syntex decidió apoyar la consolidación del Instituto de Química de la UNAM donde un grupo de destacados químicos hizo una gran contribución al desarrollo de una de las instituciones de investigación química más sólidas del país.

Lo mencionado anteriormente generó por años llevó a una larga historia de omisiones y debates sobre quién fue el verdadero creador de la píldora, a lo cual el mismo Miramontes Cárdenas contestó en un artículo publicado en la Revista de la Sociedad Química de México en 2001:

“Yo no soy el inventor de la píldora anticonceptiva, el inventor fue el doctor Gregory Pincus, a quien conocí y me distinguió con su amistad; yo soy el descubridor del compuesto químico que originó la mencionada píldora. Algunos dicen que somos los padres de la píldora, no los inventores”.

A lo largo de la década de los cincuenta Gregory Goodwin Pincus continuó experimentando con diferentes tipos de progestina, gracias a este descubrimiento mexicano, convencidos de que esta hormona sintética podría inhibir la ovulación. El equipo decidió realizar pruebas científicas primero en animales y posteriormente en mujeres; en una conferencia en Tokio en 1955, Pincus decidió hacer el gran anuncio: había encontrado una píldora –Enovid, con mestranol (150 microgramos) y norethynodrel (10 miligramos)– que, en las mujeres en las que había sido probada, había logrado impedir la ovulación.

En 1957, la Food and Drug Administration aprobó la venta de Enovid sólo para el tratamiento de desórdenes menstruales severos. Sólo tres años más tarde, en 1960, la píldora lograba ser aprobada como anticonceptivo. Su impacto fue inmediato: ya en 1961, más de un millón de mujeres en Estados Unidos la tomaban, y laboratorios de todo el mundo empezaron a producir sus propios anticonceptivos orales, reduciendo cada vez más las dosis de hormonas iniciales, para disminuir los efectos secundarios.

arb

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