Tras 17 años de investigación, el doctor Alfonso Enrique Islas Rodríguez, entregó la patente del primer antibiótico creado a partir de la piel de rana a la Universidad de Guadalajara (UdeG), en un acto celebrado hoy en la sala José Clemente Orozco del Edificio Administrativo de esta casa de estudios.
Ahí se llevó a cabo la firma que protocoliza la cesión de derechos de la patente de la ranamicina a favor de la UdeG. Esta patente le fue otorgada al científico el pasado 17 de octubre por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) con el título de patente 351747. El acuerdo fue signado por el rector general, Miguel Ángel Navarro Navarro y el doctor Islas, ante la presencia de funcionarios y familiares del investigador.
Previamente Islas Rodríguez, investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias (CUCBA) de la UdeG, explicó que el proyecto inició en 2001 buscando antibióticos alternativos a la penicilina. Como parte del protocolo experimentó con la piel de un batracio, en concreto de la especie conocida como rana toro (Lithobates catesbeianus) en la que encontró un péptido con propiedades antibióticas que probó para tratar la mastitis, una enfermedad en las ubres de las vacas que merma la producción lechera.
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El investigador comprobó la eficacia en su uso veterinario, al lograr la remisión de este padecimiento en tan solo una semana, a diferencia de las terapias con otros antibióticos, que son más largos y donde queda rastro de la penicilina en la leche, por lo cual una norma prohíbe su comercialización.
Con este antibiótico natural se trata la tetilla infectada y el resto pueden seguir produciendo. Sin embargo, resaltó el investigador, las posibilidades de tratar a futuro diversas enfermedades infecciosas dermatológicas –y en otras especies- con la ranamicina son muy amplias.
“Ya investigamos que tiene 23 moléculas, 23 péptidos antibióticos naturales. Entonces ahora, podemos sintetizar los aminioácidos… de manera farmacéutica pero tomando la lección de la naturaleza”, resaltó. De manera experimental, en ensayos preclínicos, se ha probado para tratar tiña en los pies de los humanos; acné y queratitis oftálmica.
No hay ecocidioAlfonso Islas precisó que la obtención del péptido para crear este antibiótico no supone un ecocidio. “Es muy noble el proceso. Primero, no matamos ranas”. De unos ranarios en el municipio de Tala, alto consumidor de ancas de rana, se toma la piel del batracio, la cual no tiene ninguna utilidad culinaria y por lo tanto en las cocinas se tira. Lo más sorprendente es que “una sola piel da para cien dosis” y para tratar a una vaca de mastitis apenas se requieren diez dosis (dos inyecciones por día durante cinco días). Es decir, la piel de una ranita es suficiente para curar diez vacas.
El doctor Alfonso Islas agradeció el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que pagó para tener la patente y sufragó además la realización de las pruebas con las vacas en tres ranchos donde “se probaron extensamente los efectos de la piel de rana”.
Destacó el gusto por “entregar el producto de este trabajo a la Universidad de Guadalajara”, en cuyos espacios se desarrolló la investigación hoy para el mundo.
Actualmente se tienen pláticas con tres productores farmacéuticos interesados en comercializar la ranamicina para uso veterinario. Ese el próximo paso a seguir.
SRN