Tras recorrer 482 millones de kilómetros en un proyecto que costó mil millones de dólares, científicos e ingenieros no escondieron su emoción cuando la sonda InSight de la NASA descendió con éxito en la superficie marciana cerca de las 14:00 horas de la Ciudad de México.
Pero luego de superar exitosamente los "siete minutos de terror" y compartir la primera imagen de la superficie de Marte, la nave espacial comenzará con su misión real: investigar el interior del planeta.
Con sus diferentes herramientas, InSight tratará de indagar en la composición de Marte y los procesos que se desarrollan bajo su superficie, midiendo las temperaturas y la conductibilidad del suelo.
Algunos días después del amartizaje y una vez que el módulo esté asegurado, comenzará la búsqueda de un lugar óptimo para el brazo robótico que lleva InSight eleve hasta ahí el "topo", mejor conocido como la HP3 o Heat Flow and Physical Properties Package, con la que medirán la temperatura interior del planeta rojo.
En realidad la HP3 no tiene para nada la apariencia de un topo sino de un pequeño cohete: es una varilla de 40 centímetros de longitud que acaba en punta. Escavará en tramos de 50 centímetros hasta una profundidad de cinco metros. Para ello cuenta con un mecanismo de martillo electrónico y automático. El instrumento está conectado por cable al InSight para que los científicos puedan medir el flujo de calor subterráneo y enviará datos durante dos años a la Tierra.
Por otro lado, InSight también cuenta con otro aparato, un sismógrafo que medirá los temblores y posibles terremotos de Marte. En la Luna ya realizan mediciones, pero en Marte será la primera vez que se consiga.
Con información de AP y DPA.
RL