Uno de los muchos misterios que encierra el planeta Júpiter tiene que ver con los relámpagos que se observaron en marzo de 1979, cuando la sonda Voyager 1 envió las primeras imágenes de estos fenómenos atmosféricos. Hoy, 39 años después, la sonda Juno ha resuelto el enigma acerca del porqué de su existencia y su naturaleza.
En un estudio publicado hoy en la revista Nature, científicos de la misión Juno de la NASA describieron las semejanzas que estos rayos jovianos tienen con los relámpagos en la Tierra y revelaron que, de hecho, son diametralmente opuestos.
"Sin importar donde te encuentres, un relámpago actúa como un transmisor que envía ondas de radio cada vez que se produce una descarga en el cielo", dice la científica Shannon Brown del Laboratorio de Propulsión a Reacción —JPL, por sus siglas en inglés— de la NASA, autora principal del estudio.
Cuando el Voyager 1 registró por primera vez los relámpagos en Júpiter, registró que las ondas de radio que éstos producían no coincidían con las que producen los rayos eléctricos terrestres. Lo mismo sucedió con los registros de las misiones siguientes —Voyager 2, Galileo y Cassini—, que se limitaron a realizar detecciones en el rango de los kilohertz del espectro radial.
Fue hasta la llegada de Juno que se contaron con lecturas en el rango de los megahertz, gracias al radiómetro de microondas MWR —siglas de Microwave Radiometer Instrument—, que detectó 377 descargas eléctricas y las registró en los rangos de los megahertz y los gigahertz, que es donde se pueden ubicar los relámpagos terrestres.
El dato...¿Qué es un hertz?
Un hertz o hercio (Hz) es una unidad de frecuencia del Sistema Internacional, que equivale a la frecuencia de un fenómeno periódico cuyo período es un segundo. Un kilohertz equivale a 1000 Hz, un megahertz a un millón de hertz, y un gigahertz se traduce como mil millones de hertz.
La gran revelación fue que los relámpagos en Júpiter son muy similares a los terrestres; sin embargo, el estudio también destacó las diferencias entre los fenómenos en ambos planetas. "Hay mucha actividad eléctrica en los polos de Júpiter y casi ninguna en el Ecuador; y pueden preguntarle a cualquiera que viva en los trópicos si esto aplica igual en la Tierra", declaró Brown,
La razón de esta discrepancia es el calor: en nuestro planeta, éste proviene de una fuente externa, la radiación solar, que se acumula mayormente cerca del Ecuador, calienta el aire húmedo que 'sube' debido a la convección, creando así las condiciones para el surgimiento de los relámpagos terrestres.
En Júpiter, en cambio, el calor atmosférico proviene del interior del planeta, ya que recibe 25 veces menos radiación solar que en la Tierra; de cualquier modo, los rayos solares calientan el Ecuador joviano lo suficiente como para generar estabilidad en la atmósfera, inhibiendo el ascenso del aire caliente; en los polos de Júpiter no se presenta dicha estabilidad y esto permite la existencia de relámpagos.
Otro dato interesante se expone en un segundo estudio, dirigido por Ivana Kolmašová de la Academia Checa de Ciencias de Praga y publicado en Nature Astronomy, y tiene que ver con la frecuencia de los relámpagos.
Para este estudio, se analizó la más grande base de datos de relámpagos en Júpiter, provista por la sonda Juno y consistente en más de 1600 casos de estos fenómenos. Los científicos descubrieron rachas de hasta cuatro descargas eléctricas por segundo, algo muy similar a lo que sucede en nuestro planeta. Kolmašová concluyó que los relámpagos en Júpiter pueden ser tan frecuentes como lo son en la Tierra.
FM