Moda y tecnología se aliaron ayer en París en la pasarela de alta costura para buscar nuevas alternativas textiles que ayuden a crear tendencias más sostenibles, como demostraron las marcas de la italiana Aelis y la japonesa Yuima Nakazato.
La alta costura es en sí misma guardiana de la esencia de la moda por su forma de proceder; sin embargo, esta pasarela, cuya misión tras ser destronada por el pret-á-porter ha quedado relegada a hacer soñar con sus creaciones y a vestir a miles de mujeres en todo el mundo, busca ahora aportar un granito de arena a la lucha contra la crisis climática.
“Para nosotros la naturaleza está en el centro de nuestras investigaciones. Las fotos de la tierra tomadas desde el espacio nos han inspirado, a partir de ahí empezamos a trabajar las prendas desde una visión de calma total para darles esa ligereza y espontaneidad”, destacó Sofia Crociani, la creadora de Aelis. Una veintena de estilismos mostraron la ambición ecologista de la firma, que trabaja únicamente tejidos naturales entre otros.
Otro ejemplo de este nuevo sentido que toma la alta costura lo puso la firma Yuima Nakazato, que alía moda, ciencia y arte.
Sobre la pasarela lucio una colección creada a base de la proteína de Spiber, una creación patentada por la marca a base de un proceso de fermentación. Las combinación de distintas técnicas les permite desarrollar tejidos que imitan la piel humana.
Modelos exclusivos y claves del futuro
En la nueva tendencia con materiales únicos que presentó Yuima Nakazato se mostraron piezas en ganchillo en faldas asimétricas, amplios abrigos acolchados, minifaldas y largos vestidos de apariencia fluida, en tonos piel, chocolate y tierra, con toques de rojo. “Estamos convencidos de que la alta costura es el futuro de la moda sostenible”, destacó.