Varias ciudades de México y Estados Unidos tienen puesta la mira en el Golfo de México, en donde recientemente se formó la primera tormenta tropical de la temporada de huracanes 2024.
Y es que, luego de varios días de creciente expectativa, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) confirmó oficialmente que Alberto logró establecerse a última hora de la mañana de este 19 de junio con vientos sostenidos de 65 km/h.
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En un primer pronóstico, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) mexicano tenía previsto que la tormenta tocara tierra durante la madrugada de este miércoles, no obstante, el sistema no avanzó con la rapidez prevista.
Ahora, se espera su llegada a las costas del noreste de México durante la noche del 19 y la madrugada del 20 de junio, cerca de Tampico, Tamaulipas.
Aún sin tocar tierra, la tormenta tropical ha causado fuertes lluvias con inundaciones, además de intensas marejadas que han afectado las costa de Texas.
El SMN prevé que con su avance se presenten más chubascos, deslaves y el incremento de ríos y arroyos, lo que afectará principalmente a estados como Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz, Querétaro, Hidalgo y Puebla.
No obstante, aún con la larga lista de estragos que puede ocasionar Alberto, todo apunta a que este no se intensificará lo suficiente, por lo que no alcanzará a convertirse en huracán, ¿por qué?
Según el reporte del NHC, actualmente los vientos máximos sostenidos están cerca de los 65 km/h. Y aunque se prevé que haya un fortalecimiento a lo largo del día, este será ‘ligero’, ya que cuando el centro de la tormenta toque tierra se debilitará rápidamente.
Por esta razón Alberto empezará a perder intensidad en sus vientos: su circulación será ‘destrozada’ por el terreno montañoso de México.
“Una vez que el centro se traslade tierra adentro, es probable que Alberto se disipe sobre México el jueves por la noche”, señala el NHC en un comunicado.
En este sentido, para el 20 de junio, de la tormenta tropical solo quedarán vestigios que reciben el nombre, ya sea de depresión tropical o remanente. Aunque los restos de la tormenta continuarán provocando fuertes lluvias en varios estados, la potencia de sus vientos será mucho menor.
Aunque estás son las previsiones, durante la última conferencia de prensa la Conagua emitida por la tarde de este miércoles, no se descartar el escenario de un huracán debido a que el motor principal del ciclón se encuentra en óptimas condiciones: las aguas del Golfo de México actualmente se encuentran en temperaturas superficiales muy altas, un elemento básico para la intensificación.
“No se descarta que la tormenta tropical Alberto pueda intensificarse a huracán categoría 1 con vientos de más de 120 km/h debido a que las aguas donde se está desarrollando tienen temperaturas mayores a 31 °C”, dijo Alejandra Margarita Méndez Girón, Coordinadora General del Servicio Meteorológico Nacional.
¿Cuando una tormenta tropical se puede convertir en huracán?
Un ciclón tropical “es un remolino gigantesco que cubre cientos de miles de kilómetros cuadrados y tiene lugar, primordialmente, sobre los espacios oceánicos tropicales”, según explica la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Todos los ciclones que se acercan a las costas tienen efectos sobre el territorio, no obstante, dependiendo de la fase en la que se encuentren tendrán mayor o menor impacto.
Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), los ciclones tropicales se clasifican en tres tipos: depresión tropical, tormenta tropical y huracán (que a su vez se divide en categorías), todo depende de la velocidad que alcancen sus vientos.
- Depresión tropical: los vientos alcanzan una velocidad sostenida menor o igual a 62 km/h
- Tormenta tropical: vientos máximos sostenidos de 63 a 118 km/h (en el caso de Alberto los vientos son de 65km/h)
- Huracán: vientos máximos sostenidos que alcanzan o superan los 119 km/h
“Cuando las condiciones oceánicas y atmosféricas propician que se genere un ciclón tropical, la evolución y desarrollo de éste puede llegar a convertirlo en huracán”, señala Conagua.
Aunque la formación de los huracanes es sumamente compleja, a grandes rasgos y según la Comisión, cuando la temperatura, humedad, ubicación, viento y giro se encuentran en los momentos exactos, dan como resultado a un ciclón.
En este sentido, dos de los componentes básicos para la formación de cualquier ciclón son una baja presión, así como su motor: el calor del mar (se forman cuando la superficie del cuerpo de agua supera los 26° Celsius).
Por ello, cuando un huracán o sistema (como la tormenta tropical Alberto) tocan tierra firme se debilitan rápidamente: pierden su fuente de energía, es decir, el aire marino cálido y húmedo.
No obstante, en los últimos meses expertos han alertado que las aguas oceánicas se encuentran en niveles de temperatura anormalmente altos (especialmente en el Atlántico, región que conecta con el Golfo de México), mismos que podrían repercutir no solo en una 'hiperactiva' temporada de ciclones, sino también en la aceleración de las intensificaciones.
¿Dónde se prevén los efectos más intensos?
Por ahora la Conagua ya tiene ubicadas las regiones que se verán más afectadas, comenzando con aquellas en donde habrá lluvias torrenciales: Coahuila, Hidalgo, Nuevo León, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz. En zonas de Campeche, Chiapas, Oaxaca, Querétaro, Quintana Roo, Tabasco y noreste de Zacatecas se presentarán precipitaciones intensas (de 75 a 150 mm).
De ahí le siguen regiones con lluvias muy fuertes (de 50 a 75 mm) en Guanajuato, Tlaxcala y Yucatán; fuertes (de 25 a 50 mm) en Estado de México, y chubascos (de 5 a 25 mm) en Ciudad de México y Morelos.
“Las precipitaciones mencionadas, que se prevé que sean con descargas eléctricas, y posible granizo, podrían generar deslaves, incremento en niveles de ríos y arroyos, así como desbordamientos e inundaciones en zonas de los estados mencionados”, alertan.
LHM