Armando Romero dibuja "¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?" en El Arte de la Canción, con Avelina Lésper

Colección Milenio Arte

¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? de don Chava Flores es una radiografía de la idiosincrasia nacional. Armando Romero reúne la cultura popular con el arte clásico, creando un sincretismo plástico que actualiza todos los valores, es ideal para

Ciudad de México /

¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?

¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? de don Chava Flores es una radiografía de la idiosincrasia nacional. Armando Romero reúne la cultura popular con el arte clásico, creando un sincretismo plástico que actualiza todos los valores, es ideal para interpretar con un dibujo esta canción.


¿A qué le tiramos los mexicanos? A ganar la rifa del avión presidencial, esta canción sigue actual y sigue vigente. Chava Flores fue el cronista más certero del México urbano, el psiquiatra y sociólogo de la idiosincracia nacional. Nos cuenta Armando: “La canción, la conocía desde niño que iba a muchos de los conciertos de Chava Flores. Tenía una hermana que le encantaba Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, etc., Violeta Parra, Mercedes Sosa, y él era quien les abría aquí en México los conciertos. Entonces mis hermanas me llevaban. Chava Flores siempre fue mi consentido. Realmente me encantaba desde niño. Creo que, la primaria y la secundaria, pues siempre cantábamos las canciones de él. Que me haya tocado esta canción me encantó”.

Las frases de la canción se quedaron dentro de nuestra cultura. La frase “¿a qué le tiras cuando sueñas, mexicano?” es casi una sentencia de nuestra idiosincrasia, la letra, es nuestro modus vivendi. Armando afirma: “Sí, porque Chava Flores es un sociólogo al estilo Max Weber, Carlos Marx… Sobre todo El laberinto de la soledad de Octavio Paz o El perfil del hombre y la cultura en México de Samuel Ramos, imitan los dos a Chava Flores”.

Hablamos del dibujo: “El personaje dormido lo tomé de este Posada, porque él fue el primero que hizo el juego de “Serpientes y Escaleras”, ahí tiene un personaje dormido, que después sale la viborita y termina pidiendo limosna”.

El personaje se está soñando a sí mismo, millonario, con su carro convertible y dos güeras. El convertible va tirando dinero, por el escape. Armando continúa: “Como la canción de Bertola: “ahí te dejé estos dos pesos y, con lo que sobre, ahí me compras mi alipús”. El personaje esta manteniendo sus vicios. Es un poco como regresar al cómic mexicano del Tío Porfirio, uno era Viruta, que era del comic de Capulina, y siempre eran así. Era regresar a todo este reflejo del cómic mexicano. La mujer que está barriendo me recuerda a Hermelinda Linda. Es la tradición del cómic mexicano, no solamente está el cómic de DC, el de los americanos, sino también tenemos aquí el cómic costumbrista o del cómic de superhéroes como Kalimán. Desde El tío Porfirio que casi nadie lo conoce, El Libro vaquero, Lágrimas y risas, con los textos de Yolanda Vargas Dulché. En Sudamérica que tienen a Condorito o a Mafalda o Boogie el aceitoso, pero había más personajes, más escritores de cómics, más hacedores de cómics, tanto como los americanos en peso. Creo que todos los que nos formamos en la pintura aquí en México empezamos a hacer cómics. Alguna vez hicimos algo en la escuela sobre cómics”.

La pintura de Armando es observadora de los personajes culturales que nos rodean. En sus obras convive Foucault con el gato Félix, porque todo forma parte del conocimiento humano. No hay una cosa que esté fuera de otra. Crecimos viendo estos cómics y después terminábamos leyendo a Foucault. En este caso con Chava flores, su dibujo es un cómic, y es realidad social.


  • Avelina Lésper

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