Mamuts de Tultepec y anclas de Hernán Cortés, lo mejor de la arqueología mexicana

Estos descubrimientos arqueológicos aumentaron el renombre de nuestro país en el 2019.

Estos fueron los dos logros más importantes para la arqueología mexicana en 2019. (AFP/Especial)
Editorial Milenio
Ciudad de México /

Tultepec cerrará el año convertido en tierra de mamuts, luego de que en noviembre la arqueología mexicana se anotara un éxito mundial con el hallazgo de 824 piezas óseas de esas bestias del Pleistoceno, de las cuales se recuperaron 14 esqueletos completos.

El dato más sorprendente es que los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron trampas de caza, lo que subvierte la teoría de que los hombres prehistóricos orillaban a pantanos o barrancos a las bestias para someterlas porque eran incapaces de capturarlas de otro modo.

De acuerdo con Luis Córdova Barradas, responsable de proyecto Tultepec Mamut II, se trata de restos de 15 mil años de antigüedad, desenterrados luego de una labor meticulosa de diez meses llevada a cabos por los científicos mexicanos.

El especialista abrió la posibilidad de que en esa zona haya más fosas para cazar mamuts, es decir, que exista una “línea de trampas”, lo que confirmaría la pesquisa de que los pobladores estaban suficientemente organizados para neutralizar grandes presas.

Los expertos del INAH aseguran también que la región de mamuts en el Estado de México cruzaría colonias de Zumpango, Tultitlán Coacalco, Ecatepec, Tecámac y, por supuesto, Tultepec, municipio famoso por ser capital de la pirotecnia.

“Con este hallazgo Tultepec se ha convertido en el sitio paleontológico del país con mayor riqueza de vestigios de este animal, que datan de hace 15 mil años”, señaló Córdova Barradas.

Este mismo año los investigadores del INAH realizaron otro hallazgo importante, aunque en aguas de Veracruz.

Se trata de dos anclas de hierro de la Villa Rica, cuya morfología apunta a piezas de embarcaciones del siglo XVI; su orientación muestra una lógica portuaria que puede asociarse con la ubicación de la flota de Hernán Cortés.

Arqueólogos subacuáticos del instituto y colegas de Estados Unidos suman esta ancla a otra primera descubierta en 2018, cuya madera pertenece a un árbol de la cornisa cantábrica de España, que estuvo vivo en la segunda mitad del siglo XV, según estudios de laboratorio.

Si bien las aguas de la Villa Rica tienen una vocación turística y de pesca local, hace 500 años el litoral veracruzano fue escenario de uno de los encuentros culturales más importantes de la historia, mismo que es investigado por arqueólogos del INAH.

Roberto Junco, titular de la Subdirección de Arqueología Subacuática del instituto, detalla que las dos anclas fueron halladas 300 metros al norte de la primera, además de que son más grandes que aquella: dos metros de largo y 66 centímetros entre las puntas de sus brazos.

A diferencia del objeto encontrado en 2018, las dos anclas ubicadas este año no conservan su cepo de madera. Sin embargo, son visibles sus lengüetas, un par de protuberancias sobre su caña, que corren paralelas a cada brazo, un rasgo típico del siglo XVI.

Según los historiados, este hallazgo abre la posibilidad de que la Villa Rica sea el lugar donde Hernán Cortés desembarcó para emprender la conquista de Tenochtitlan.

RL

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