El Palacio Nacional, con daños registrados en el torreón de la esquina que da hacia las calles de Moneda y Seminario, a consecuencia del sismo de 7.4 grados del pasado 23 de junio, será escenario del tradicional Grito de Independencia de 2020.
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La celebración en un monumento histórico que ha servido de residencia de gobernantes, cuartel, testigo de la firma del Acta de Independencia y sede de los tres poderes de la Unión, fue confirmada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La conmemoración estará marcada por la pandemia de covid-19 y los sismos de junio pasado, ya que el torreón, edificado, como todo el conjunto, sobre los restos de estructuras prehispánicas, resultó otra vez con afectaciones por el terremoto cuyo epicentro fue en Crucecita, Oaxaca.
Así lo confirmó a M2 Arturo Balandrano, director general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, de la Secretaría de Cultura federal: “El Palacio Nacional presentó daños menores, afortunadamente. Creemos que el esfuerzo que se ha hecho en el mantenimiento del edificio ha dado muy buenos resultados, por lo que el sismo no le hizo una afectación mayor”.
PROYECTOS DE ESTABILIZACIÓN
Balandrano expresó que después de que personal de Conservaduría de Palacio Nacional realizó algunos recorridos, le reportaron daños que ya se tenían detectados previamente y que se activaron con este temblor.
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“La torre norponiente tiene pequeñas grietas y fisuras, debido a que está teniendo un pequeño desplome hacia el norte, por lo que se están trabajando los proyectos de estabilización de la estructura”.
Balandrano recordó que hace dos años, cuando él todavía laboraba como coordinador nacional de Monumentos Históricos del INAH, se hizo el levantamiento arquitectónico muy preciso de la torre con escáner y con láser.
“Ya hemos hecho tres tomas similares para comprobar que el movimiento de la torre es menor y que está dentro de los rangos aceptables de seguridad”, precisó el arquitecto.
Además de esas “pequeñas grietas y fisuras en esa zona, también se encontraron, en el módulo polivalente de Palacio Nacional, grietas y fisuras en muros que no afectan el sistema estructural del edificio, que seguramente nada más dañaron los aplanados de los muros, sin afectarlos”.
Adriana Castillo, directora de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial y también encargada de los asuntos de la Titularidad de la Conservaduría de Palacio Nacional, ambas dependientes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en entrevista con MILENIO en 2019 explicó que estas acciones eran parte del Programa Anual de Conservación y Mantenimiento de las áreas que tocaba realizar a la figura de Conservaduría de Palacio Nacional, extinta durante esta administración.
La funcionaria habló en particular del Proyecto de Intervención y Mantenimiento del torreón del monumento arquitectónico: “Es una obra que se realizará de septiembre, octubre, noviembre, diciembre y enero, unos 5 meses más o menos que se va a tener que intervenir la fachada del torreón norponiente, un poco de la puerta Mariana y un pedazo de la fachada, unos 150 metros hacia la puerta de Moneda” (MILENIO 14/09/2019).
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Castillo precisó que era un proyecto grande de restauración, y que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lo había aprobado.
De acuerdo con la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la empresa Restaura Conservación Inmueble fue la encargada de realizar esos trabajos de mantenimiento del torreón, así como la restauración de la fachada de Palacio Nacional y la impermeabilización, con un costo de 8.4 millones de pesos.
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MONITOREO PARA EVITAR CATÁSTROFES
El Palacio Nacional, cuya construcción se inició en 1552 como segunda residencia de Hernán Cortés, tiene fisuras históricas, debido a los sismos y a los hundimientos diferenciados que han ocurrido a través de los siglos. Desde sexenios anteriores, sus daños se vigilan a través de un sistema de monitoreo constante para evitar catástrofes. Patrimonio de la Humanidad desde 1987, el monumento histórico cuenta con pilotes de control para darle estabilidad, y para su vigilancia se apoyan en sistemas especializados que van midiendo el comportamiento del monumento colonial.