“No hay una sola forma de hacer cómics”: Patricio Betteo

En entrevista, el ilustrador y artista gráfico mexicano asegura que el objetivo de su trabajo, la narrativa gráfica, es dejar una experiencia memorable en sus lectores

Patricio Betteo, ilustrador y escritor mexicano | Especial
México /

Su trabajo abarca el concept art, storyboard, diseño conceptual para videojuegos y novela gráfica, y buscar darle otro significado a las imágenes a través de la narrativa gráfica; se siente cómodo con este género visual aunque también ha frecuentado la animación para cine como en Love, Death and Robots, una serie para Netflix en la que diseñó a los robots e hizo una personificación de Zima Blue. Acaba de publicar en Océano el libro Nada que ver, una recopilación de lo mejor como creador de historietas. Para él la creatividad debe estar en su almohada o junto a una taza de café. A través de esta conversación fresca, antisolemne, es posible conocer más de su manera de dibujar la vida.

¿Cuál es el reto de la narrativa gráfica?

Dejarle una experiencia memorable al lector. Mi manera de hacerlo es entregar una serie de respuestas y también una nueva dosis de preguntas. Me gusta que cada uno construya su propia interpretación y hacer de mis rollos una pregunta abierta que los invite a volver a ella.

¿Cómo se llevan el dibujante y el escritor que habitan en ti?

Con los años han aprendido a trabajar juntos. Ponerlos a participar en proyectos pequeños, sin mayor ambición que llegar –sanos y salvos– al final de una o dos páginas ha disuelto un poco las tensiones. En la narrativa larga terminan odiándose... más temprano que tarde.

En Nada que ver hay sueños, absurdos, instantáneas de la vida cotidiana. ¿Cuál es tu propósito y cómo nace el proyecto?

Por un lado, como un reto minimalista; ser capaz de aterrizar una buena idea en el menor espacio posible. Y repetirlo 100 veces, con 100 ideas diferentes. Una contraoferta a la novela gráfica. ¿Qué tipo de ideas? Las primeras le dieron espacio a la poesía. Así lo quise, como una forma de enmarcar el proyecto en algo emocionante y novedoso para mí. Y con el tiempo se diversificó hacia el humor, lo experimental y, claro, lo testimonial.

Los seres humanos somos absurdos. ¿El cómic es una manera de mostrarlo?

Todas las artes, diría yo. El cómic tiene la ventaja de ser aparentemente accesible, casi un imán para la vista. Y en este libro pude demostrar que sirve para comunicar casi cualquier cosa, usando recursos visuales muy variados…porque no hay una sola forma de hacer cómics.

¿Sin ironía tus dibujos carecerían de interés?, ¿es difícil lograr momentos de humor?

La ironía sirve para aderezar y el sarcasmo, muchas veces, para hacer el famoso punchline. Son buenos componentes para el chiste, y claro, no siempre están presentes. Nada mejor que la sorpresa para que surtan efecto.

¿Con qué técnicas realizaste Nada que ver?

Todo el color fue digital, con mucho lápiz para el dibujo y bastante entintado digital. Me encanta ponerle color en Photoshop a dibujos temblorosos con lápiz HB.

¿A quiénes consideras tus influencias en la gráfica?

Imposible nombrarlos a todos, o incluso hacer una lista justa y representativa. Desde el dibujo gestual de Sergio Aragonés hasta un cuadro abstracto de Paul Klee. Crecí leyendo a Quino, a Rius, la revista Mad. Me gustaban algunos superhéroes, pero al final me quedé solo con Hellboy de Mike Mignola. ¿Hoy? Ashley Wood, Robert Crumb, Lorenzo Mattotti, Dave McKean, Carlos Nine, Chris Ware...

Has mencionado que leíste a poetas como Borges, Girondo, Dickinson, Plath, Huidobro y Paz. ¿Despertaron en ti alguna inspiración?

Poesía he leído poco, pero pasé por esos y algunos otros solo para tener cierto entendimiento de los ritmos y las formas. Sin embargo, los más fundacionales en mi yo literario serán Cortázar y Bradbury. También hay poesía en ellos.

¿Y narradores relacionados con la literatura del terror?

Terror propiamente, solo puedo nombrar a los clásicos: Edgar Allan Poe, Bram Stoker, Mary Shelley. Hay un autor más moderno, Thomas Ligotti, que me gusta mucho. Y claro, Stephen King.

¿Te gustaría formular una interpretación gráfica de la muerte, tomando en cuenta el espíritu característico del mexicano?

Por supuesto, pero entrecruzarla con mi visión más personal. Me encanta la visión antisolemne de México pero no sabría retratarla con exactitud. Lo sé porque he bebido agua de muchos pozos.

¿Por qué consideras que la historieta es un poco como el patito feo de las disciplinas visuales?

Por la fama que tiene en ciertos países: populachera, solo para niños o para adultos semianalfabetas. O bien, como algo que se relaciona inmediatamente con los superhéroes y el mercado joven. Aunque cabe decir que sí hay lugares en el mundo en los que un autor de historieta es tan respetable como cualquiera, y que el surtido de cómics para un público maduro inunda librerías.

¿Libros de historieta o cine de animación para adultos?

Historieta, sin duda. Ahí soy autor y dueño, y persigo mis propios temas. Normalmente la historieta no pone pan en la mesa, pero es mucho más satisfactoria.

¿Cómo era Patricio Betteo de adolescente?

Me la pasaba dibujando en las clases y jugando videojuegos en casa. Pero por algún asombroso designio divino, mi boleta era puro 10... pero siempre siete en conducta.

Si pudieras elegir uno o dos colores para definir tu personalidad, ¿cuáles serían?

Fácil. Negro y rojo.

​bgpa

  • Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • mcambriz@hotmail.com
  • Ensayista, crítica literaria y docente. Fue editora de la sección Cultura en la revista Cambio.

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