Banksy ha vuelto. El artista más enigmático del mundo ha regresado al escenario donde se convirtió en leyenda -la calle- para dejar uno de sus mensajes chorreantes de crítica social. En esta ocasión, el grafitero se ha trasladado de incógnito a París, donde en los últimos días ha elaborado hasta seis murales alusivos a la crisis de los refugiados y a la propia historia del país galo.
"Corresponde totalmente con el estilo Banksy de la primera década del 2000, su escritura particular, el color, la línea, el hecho de tomar fotos y readaptarlas gráficamente: podemos afirmar que es de Banksy o una muy buena copia ", ha certificado Paul Ardenne, historiador de arte y escritor. .
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Entre las obras atribuidas al artista en la capital francesa hay una que representa a una niña negra que intenta ocultar una esvástica pintando con spray un mosaico de flores rosas. La pieza ha aparecido en la carretera de circunvalación parisina, al norte de la capital, cerca del antiguo centro de recepción de refugiados de la Porte de la Chapelle. Según la cadena de televisión BFM TV, dicho mural fue realizada el 20 de junio, coincidiendo precisamente con el Día Mundial del Refugiado.
No obstante, Banksy no ha hecho ningún comentario al respecto, con lo que se mantiene el misterio sobre la autoría de las piezas. "No es muy importante que sea realmente suya o no, el efecto Banksy funciona", observa Ardenne. "Su tema (inmigración), su técnica (stencil [plantilla] negro), su costumbre de oponer la inocencia de la infancia a la barbarie del adulto, el patrón rosa (...) hay muchos indicios de que, incluso sin firma, el trabajo debe atribuirse a Banksy ", ha analizado Télérama.
A finales de 2015, Banksy ya había dejado su sello en Francia tras adentrarse en La jungla de Calais, el lugar frente a la costa británica donde 4 mil 500 inmigrantes vivían en condiciones precarias.
mrf