Cenotes mayas: región prohibida y sagrada

Guillermo de Anda, arqueólogo subacuático, primer mexicano reconocido como explorador de National Geographic; enfoca sus investigaciones en la importancia de los cenotes en los rituales mayas.

Guillermo de Anda, arqueólogo subacuático.
Gustavo Mendoza Lemus
Monterrey /

En estos días en que muchas personas acuden a distraerse de su rutina en tierras mayas, una voz nos recuerda que la famosa Riviera no es solamente sol, arena y mar.

Se trata de Guillermo de Anda, arqueólogo subacuático, primer mexicano en ser reconocido como explorador de National Geographic, quien ha enfocado sus investigaciones en la importancia de los cenotes en los rituales de la cultura maya.

A sus 52 años, sigue explorando los cenotes del sureste del país con la misma fascinación que tuvo a los 13 años, edad en la que vivió su primera experiencia como buceador.

Las investigaciones del también catedrático de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán han dado la vuelta al mundo.

El especialista estuvo recientemente en Monterrey para ofrecer una conferencia como parte del ciclo "Desarrollo de competencias educativas para el siglo XXI", organizado por Cengage Learning.

Y su esfuerzo radica en que las personas desarrollen el amor por el patrimonio arqueológico de México.

¿Cuándo inició en la arqueología?, ¿qué tan difundida o presente estaba esta disciplina?

Inicié hace unos 30 años, en esa época habíamos aún menos arqueólogos que los que hay en la actualidad y la difusión arqueológica era pobre. Existían ya algunos organismos de divulgación de la ciencia, como National Geographic, pero la información se centraba sobre los "grandes descubrimientos", pero algunas áreas de gran interés en la arqueología eran prácticamente desconocidas. Tal es el caso de la arqueología subacuática, por ejemplo.

Sobre este tema, ¿qué es lo más fascinante de explorar los cenotes mayas?

¡No acabaría de describirlo!, sin embargo creo que el poder acceder a una "región prohibida", sagrada y que representaba para los antiguos mayas la manifestación de la vida y la muerte es uno de los grandes privilegios de trabajar estos contextos.

En estos sitios podemos sentir la ritualidad de los antiguos mayas potencializada en una serie de manifestaciones naturales que nos refuerzan el sentido de cosmovisión y la religiosidad exacerbada inherente a su forma de percibir el mundo. El tener acceso a zonas que no han sido visitadas por ningún ser humano, hace también de los cenotes una de las últimas fronteras de exploración en nuestro planeta.

La fascinación se incrementa también cuando descubrimos que no sólo existe una gran cantidad de materiales arqueológicos sumergidos, sino que éstos están en un extraordinario estado de preservación, y con ello podemos obtener respuestas a un número de preguntas que habían permanecido prácticamente sin posibilidad de resolverse.

Considero muy importante también comentar que la fascinación se encuentra además en la posibilidad de ingresar a zonas que representan dificultades de acceso como la distancia del agua y la superficie de la misma (se hace necesario usar técnicas de espeleología vertical, cuerdas ascensores, descensores, etc.) y a que algunas veces estas cuevas inundadas presentan grandes profundidades. La oscuridad y lo laberíntico de estos sistemas pueden contarse también entre las dificultades técnicas de acceso a estos contextos. Aunado a todo esto, cabe mencionar que los cenotes son cuevas inundadas de una belleza sorprendente.

Recientemente se han descubierto osamentas que indican la presencia humana en la península de Yucatán desde hace 12 mil años, ¿cómo ha sido el proceso de investigación en estos hallazgos?

El proceso ha sido largo y difícil pero sistemático y con una extraordinaria metodología, es decir, todo el sistema de técnicas y estrategias que se usan en la exploración de las cuevas inundadas.

Cabe decir aquí que los extraordinarios hallazgos y resultados que estamos presenciando son la labor de muchos años, unos 30 aproximadamente, y de muchas personas, exploradores, conocidos la mayoría de ellos, y algunos otros anónimos. Cabe mencionar aquí nombres como Shek Exley, Ned De Loch, Mike Madden, Parker Turner, Jim Coke, Bil Philips, Roby Schmittner, y más recientemente, Alejandro Álvarez, Franco Atolini, Humberto Nava, por nombrar sólo algunos.

En cuanto al proceso de investigación en un cenote, una vez descubierto, éste se encuentra aún en proceso de desarrollo, aunque debo decir, a través de una apreciación personal, que una vez hechos los descubrimientos ha habido en algunos casos, una excesiva "prisa" por extraer los restos de sus sitios originales.

Considero que esto ha sido precipitado, pero estamos seguros de que utilizando estas experiencias como parámetros de investigación, podemos evitar errores en un futuro y ser más precisos en nuestras metodologías de investigación.

Es increíble que prácticamente todos los días, estemos encontrando nuevos datos, vestigios, rutas, cuevas inexploradas, que están haciendo de la zona de la península de Yucatán, una de las áreas con mayor potencial de exploración de temas relacionados con la última edad del hielo. En septiembre de 2013 propuse ante la Unesco, a través de una ponencia en el foro de expertos del poblamiento temprano de América, la urgente necesidad de considerar a los cenotes como sitios protegidos por la Unesco como patrimonio natural y cultural de la humanidad, y la necesidad de regular también las actividades de exploración e investigación de estos importantes sitios.

Comparados con las zonas arqueológicas, digamos terrestres, ¿qué tan vulnerables son los cenotes al saqueo arqueológico?

Como todos los sitios, los cenotes son vulnerables al saqueo. Si bien son sitios a los cuales el acceso es difícil y que requieren de equipos y entrenamientos especiales, los cenotes no están exentos al saqueo, y hemos presenciado lamentables ejemplos de lo anterior. Es por esto que es urgente lograr apoyos de organismos tales como Unesco, y fomentar la cooperación entre estos y las autoridades arqueológicas de nuestro país, usuarios de los cenotes (investigadores, exploradores y prestadores de servicios turísticos).

El reconocimiento que logró por National Geographic, ¿le ha ayudado a difundir el patrimonio submarino de México?

Esto es un enorme y definitivo sí. National Geographic ha ayudado de una manera enorme a difundir la relevancia y necesaria protección de nuestro importante patrimonio sumergido. El año pasado tuvimos la portada y el artículo principal de la revista de agosto. Se calcula que esa revista tiene 35 millones de lectores mensualmente... ¿te imaginas el gran potencial? Por otra parte hemos participado en tres programas de televisión relativos al tema y se planean algunos otros próximamente.

Adicionalmente, gracias a esfuerzos como el de Cengage Learning, a través de National Geographic Learning, tanto mis investigaciones como las de otros exploradores son transformadas en material educativo, con lo que podemos acercar nuestro trabajo a niños y jóvenes alrededor del mundo, y con ello fomentarles el amor por el medio ambiente.

¿Actualmente trabaja en alguna investigación en particular?

En este momento estamos haciendo trabajo de campo en dos grandes líneas de investigación. Una es la de los grandes cambios climáticos que se encuentran manifiestos en los cenotes. Eventos que sucedieron desde la Edad del Hielo, pero que se manifiestan también en la época de la civilización maya y que se extiende hasta nuestros días.

Por otro lado estamos llevando a cabo investigaciones en otros cenotes del área de Chichen Itzá con el propósito de tratar de entender si existen diferencias notables en los procesos rituales entre los diferentes espacios en los cuales se ubican los cenotes, y las épocas en los que estos se llevaron a cabo. Hemos descubierto también que los cenotes pudieron haber funcionado como marcadores astronómicos, por lo que nuestro trabajo se ocupa también de observar la posibilidad de que existan relaciones de este tipo en los cenotes.

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