El repertorio musical de Voz en Punto es amplio: lo mismo se puede escuchar obras en lenguas indígenas, sones, boleros, música virreinal y música popular mexicana. En 2023 continúan con la celebración por sus 30 años, un recorrido que José Galván, fundador de la agrupación, describe que por momentos ha tenido sus “lados difíciles y por otros fáciles”.
Viene a su mente un recuerdo. “Cuando cantamos algo con lenguas indígenas salió un encabezado en un periódico aquí en México que decía que habíamos profanado Bellas Artes (ríe), pero afortunadamente salió a nuestro favor, siendo que era algo nuevo”, dice en entrevista con MILENIO.
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Voz en Punto, fundado en 1990 por José Galván y que está integrado actualmente por Sonia Solórzano, Mariana Cailly, Vanessa Millán, Sergio Quiroz y Luis Giolando Martínez, está por completar 40 conciertos de festejo, el más reciente en Paraguay, en el Festival Internacional Asunción a Voces, que está especializado en ensambles vocales a capella.
“Nos ha ido muy bien; en realidad nuestro aniversario era en 2020, pero por la pandemia se suspendió todo”. Sin embargo, agrega, “ahora estamos más listos porque tenemos más presentaciones aquí en México, además de la grabación de un nuevo disco con repertorio de Cri Cri. La siguiente presentación fuera del país es el Festival Internacional GIOIA en Pasto, Colombia”.
En ese encuentro, que será del 4 al 10 de octubre, “vamos a llevar música a capella, por supuesto de México, también daremos un taller porque es un festival especializado en música coral, entonces vamos como invitados especiales y vamos a dar también un taller para los coros que van a ir de diferentes partes de América Latina. Este taller es de música mexicana y nosotros vamos a presentar un programa que incluye música virreinal, música de lenguas indígenas, música popular y tradicional mexicana”.
—Son 30 años, ¿cómo los han vivido?
Como una gran aventura, una alegría, porque nosotros fuimos pioneros de los ensambles vocales a capella de este tipo en México, y hemos conquistado muchos espacios porque lo mismo hemos cantado en la Sala Principal de Bellas Artes, que en Garibaldi o en el Zócalo, pero también son casi 30 países los que hemos recorrido. Hemos tenido invitaciones para los cinco continentes; entonces, es como una alegría el haber conquistado este lugar para la música a capella de México en el mundo, pero también sembrar mucha música vocal en el país, apoyar la formación de coros, dar muchos talleres. Que en el mundo escuchen a México y que México cante.
—En el repertorio hay lenguas indígenas, ¿cómo ha sido ese trabajo?
Es parte de nuestra propia raíz y entonces hemos estado muy cerca de los lugares donde vamos. Por ejemplo, en Michoacán, hemos estado varias veces en el Festival de Música de Morelia, donde estaremos también en noviembre haciendo seis conciertos por allá, entonces ahí hemos tenido acercamiento con la cuestión de las lenguas, que son canciones tradicionales en purépecha. En cada lugar que vamos tenemos un acercamiento con su música, y a veces incluso tenemos asesorías de gente local que nos ayuda a acercarnos a esta música y para nosotros es fundamental porque son las raíces de toda la música que ahora conocemos, a lo mejor más popular, pero que tiene sus raíces en esos ritmos y en esas lenguas.
—¿Ha cambiado el lenguaje de a capella a través del tiempo?
Sí, claro. Digo, el canto a capella, el tradicional, tiene su época de oro en el renacimiento europeo, pero para nosotros ha sido muy bonito el acercarnos porque el centro de nuestra propuesta es la música mexicana, entonces por eso hemos grabado y hemos presentado conciertos con música virreinal, que fue escrita en las catedrales y muchas cosas son a capella, pero también para nosotros ha sido muy bonito llevar este lenguaje a capella a la música tradicional de México, o la música popular, porque hemos hecho desde danzones, boleros, sones de mariachi, sones de marimba. Todo esto lo hemos llevado a ese lenguaje y eso nos ha abierto las puertas alrededor del mundo, representando a México y llevando con nuestra voz todos estos sonidos.
—En ese sentido, ¿cómo vivieron en sus inicios el llevar la música mexicana a ese lenguaje?
Como fuimos pioneros, nos tocó una parte difícil por un lado y fácil por otro. Difícil porque como no era algo conocido y nosotros comenzamos siendo estudiantes en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, donde algunos maestros nos decían: ‘No, esto no es serio, ustedes tienen que cantar la música que se enseña aquí’. No había mucho espacio para la música tradicional mexicana, aunque algunos maestros, debo admitir que sí nos apoyaron. Al principio fue difícil, pero empezamos a ganar premios en festivales internacionales, en Finlandia, en Francia, en los Países Bajos, lo que nos abrió muchas puertas en Europa y con el tiempo en México fue muy aceptado.
Después, nuestra gala de 25 años la hicimos en la Sala Principal de Bellas Artes, incluso con la Marimba Nandayapa, que admiramos muchísimo. Se nos abrió todo un camino y ahorita ya no hay esa traba.
PCL