Cimarrón: dos décadas difundiendo el joropo por el mundo

El grupo colombiano es uno de los exponentes más importantes del joropo, género de música y danza tradicional de Venezuela y Colombia.

Cimarrón, grupo liderado por Ana Veydó. (Foto: Especial)
Ciudad de México /

Cimarrón, grupo colombiano fundado hace dos décadas por el arpista Carlos Cuco Rojas y la cantante Ana Veydó, es uno de los exponentes más importantes del joropo, género de música y danza tradicional de Venezuela y Colombia.

A partir de la edición de su disco Sí soy llanero en 2004, nominado en los Premios Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Música Tradicional, el grupo empezó a ganar renombre internacional. Su calidad fue refrendada con los álbumes ¡Cimarrón! Joropo Music from the Plains of Colombia, que obtuvo un reconocimiento en los Independent Music Awards y Orinoco, nominado a un Grammy Latino.

Cimarrón se ha presentado en encuentros internacionales de renombre como el WOMAD, Newport Folk Festival, Rainforest World Music Festival, San Fraciso Internacional Arts Festival, Festival de México en el Centro Histórico y Abu Dhabi Culture and Heritage, entre muchos otros. A la muerte de Cuco Rojas, su esposa Ana Veydó sigue al frente del grupo.

Originaria de Otanche, departamento de Boyacá en Colombia, Veydó dice en entrevista que su pueblo, donde trabó contacto con el joropo, “se fue conformando entre 1948 y 1950 con muchos inmigrantes, gente que huía de la violencia que se había desatado entre conservadores y liberales. Mis padres llegaron allí por esa causa”.

Refiere que en esos años había un gran auge del joropo en Venezuela, el cual llegaba a Otanche a través de las emisoras de radio. “Allí entré en contacto con la música que hago y con la parte emocional de las letras, porque me identificaba mucho con ellas. Sentía que esa música recia, fuerte iba más con mi carácter. También escuchaba el vallenato, que fue para mí fue muy importante”.

Ya establecida en Bogotá, se puso en contacto con los músicos colombianos que hacían joropo. “Ahí empiezo a cantar, sobre todo a adoptar la modalidad de voz recia, que me gusta mucho, pues es una voz muy fuerte, muy acentuada. Empecé a concursar en festivales y concursos como voz recia, lo que fue mi primer contacto con los escenarios”.

Cuando empezó su carrera no tenía referentes femeninos, por lo que imitaba a los hombres. “Lo que se escuchaba de canto femenino estaba muy asociado con otros géneros, por lo que se aproximaban al joropo con otro estilo. El canto recio estaba más asociado a las voces de los hombres y fue con el que empecé a concursar”.

Cuando empezaba su carrera iniciaron los primeros concursos femeninos de voz recia, donde no vivió problemas de género. “No, porque es como un nicho, un espacio muy reducido, donde no representas un peligro. Pero cuando ya eres una artista que quiere buscar los escenarios donde están los hombres, entonces cambia el panorama. Ahí es donde una siente el machismo y ese maltrato hacia las mujeres”.

La cantante dice que este panorama ha sido una constante, “aunque creo que ha ido cambiando poco a poco. Se han ganado espacios. Sin embargo, creo que sigue siendo una música hecha para el gusto masculino, regida también por instituciones, como el Estado. No es una industria, sino un consumo. Entonces el consumo lo determina quienes lo programan. Los festivales son subvencionados por el Estado, y por ello hay que ser arista de ciertos políticos para poder ser tomados en cuenta. Es bien difícil la dinámica de esta música”.

Recientemente, se dio a conocer el documental Auténtica llanera: la voz de Cimarrón, producido por Canal Trece de Colombia, que da cuenta de la trayectoria del grupo, que, de acuerdo con Ana, “es el único que ha llevado el joropo a 38 países. Creo que eso les llamó la atención a los productores, porque una banda con una música que no es representativa del país, ha logrado posicionarse y mantenerse internacionalmente. El documental muestra todo el trabajo que hay detrás de eso, cómo lo hemos vivido nosotros con una música que no es comercial y que tiene poca difusión”.

Luego del fallecimiento de su esposo, uno de los músicos que acompañó a Gabriel García Márquez a recibir el Premio Nobel de Literatura, Ana Veydó decidió mantener con vida a Cimarrón. “Cuando murió en 2020 estábamos preparando una gira y decidí seguir adelante porque me pareció que era el mejor homenaje para Carlos porque él estaba muy emocionado. La música fue el mejor homenaje que pudimos hacerle, así como seguir con Cimarrón”.

Mantener con vida el joropo es una de las tareas de Ana Veydó. Considera que “es una música muy especial que tienen unas características muy distintas de otras músicas de Colombia. Es un género que se convirtió en una música que identifica a toda una región, que casi es la mitad de Colombia. Además, como otros géneros tradicionales, muestra el pensamiento, la estética y la energía de toda una región, de los seres que la componen”.

Ana Veydó se define como “una cantaora de canto recio que trata de mantener mi discurso propio desde mi voz. Con Cimarrón nuestro interés es mostrar que el joropo está hecho de tres componentes: lo indígena, lo afro y lo que llega de España. Nosotros siempre quisimos hacer visible esto, ese ha sido nuestro trabajo. Personalmente quiero llevar esto más lejos desde lo escénico, porque considero que hay un gran potencial desde la danza. Fuimos los primeros que incluimos un zapateador que hiciera las veces de otro músico para poner su sonido al servicio de la banda. Son cambios que también hemos hecho para llegar a otros espacios”.

PCL

  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras

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