"La pandemia nos recuerda nuestra fragilidad": Asunción Álvarez

MILENIO A FONDO

En momentos como éstos deberíamos hablar del miedo a las pérdidas, pero sobre todo de la muerte, pues los duelos suelen ser más difíciles cuando se incumplen los rituales, como el despedirse de alguien

Asunción Álvarez, psicóloga y doctora en Ciencias en el campo de la Bioética.
Guadalupe Alonso Coratella
Ciudad de México /

Asunción Álvarez, psicóloga y doctora en Ciencias en el campo de la Bioética, es profesora e investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM. En sus libros y publicaciones académicas ha trabajado el tema de la muerte desde distintas perspectivas.

¿Es posible un adiós en armonía en las circunstancias que vivimos? 

¿Cómo ha cambiado la cara de la muerte a raíz de la pandemia del covid-19?

Lo que ha hecho la pandemia es recordarnos nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad, que la muerte puede llegar en cualquier momento, no solo para uno sino para personas muy queridas.

Todo se ha removido. Deberíamos hablar de ella porque si bien hay cosas que no podemos cambiar, hay otras que podrían darse de una mejor manera, incluso pudiendo elegir.

Lo que ha hecho la pandemia es recordarnos nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad. (Especial)

¿Cuáles serían esas elecciones?


En el caso de estar infectados y que el cuadro se complique, se debe tomar en cuenta que el tratamiento es escaso y la terapia intensiva con ventilador no es garantía de curación. En este caso podemos decir: “Yo no quisiera ese final”. Hay cosas que tendríamos que estar haciendo y no hacemos, no lo hablamos, jugamos a que no nos vamos a morir esperando que no suceda. Es nuestra peor expresión de pensamiento mágico. Esta pandemia nos está poniendo a la muerte de frente.

En estas circunstancias, ¿cómo confrontar la muerte y el duelo?

Hay que identificar esos duelos y ese miedo a la pérdida, hablar más de nuestros miedos. Además de que uno mismo o alguien cercano pueda perder la vida, tenemos otras pérdidas: los abrazos, los contactos, la libertad. Podemos estar en duelo y no darnos cuenta. Habrá duelos difíciles y patológicos. Sería importante acceder a un apoyo, porque el duelo empieza al reconocer que alguien se murió y si algo ayuda es haberse despedido, haber dicho lo que había que decir, haber escuchado lo que el otro tenía que decir. Eso falta.

Las muertes y los duelos en este momento se viven en soledad, ¿cómo podemos manejarlo?

Habría que evitar que quien está muriendo lo haga solo. En este momento puede ser más terrible esa soledad, la falta de alguien que esté cerca físicamente. Debemos procurar que nadie muera sin haber tenido una despedida, como sea, quizá escuchar un mensaje a través de medios electrónicos. Los duelos son más difíciles cuando no se pueden llevar a cabo los rituales. Además, muchas muertes se van a vivir como injustas en el caso de personas que no reciban tratamiento.

Ojalá podamos prepararnos, comprender que estamos frente a otro tipo de justicia, no la individual sino la comunitaria.

El llamado: “Quédate en casa” fue una invitación a pensar más como comunidad, sin embargo, hemos visto actitudes irresponsables, incluso agresivas.

Es el miedo. Nos hace actuar irracionalmente, y cuando se juntan dos es contagioso. Es increíble que a los que están haciendo frente y salvándonos se les esté agrediendo. Por otro lado, se ha discutido que la atención médica tiene que cambiar. El principio que debe prevalecer es el de justicia, la atención ya no es individual, es para la comunidad. Eso es lo que nos presenta una situación de pandemia. Las reglas cambian.

Hace unas semanas se publicó la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, que causó polémica en diversos sectores. Una vez revisada, ¿qué se modificó? 

Las observaciones hicieron que revisáramos la guía. Por ejemplo, Conapred nos hizo observaciones muy favorables y recomendaciones para evitar la discriminación. Una vez que todo lo que podía parecer discriminatorio fue eliminado, vimos que se fortalecería mucho este proyecto de guía.

¿Qué se consideraba como medidas discriminatorias?

Básicamente incluir la edad como criterio para la valoración médica. Se consideró que si finalmente en la valoración estarían las fallas orgánicas de una persona, no era necesario incluir la edad. Asimismo, no considerar que una vida joven debería tener prioridad en caso de una elección. Se quitaron los dos criterios. La única distinción que se hace en caso de empate es al personal médico.

 Al final, es un criterio de ética, pero basado en una valoración médica. Se les dará a quienes tienen probabilidades y lo van a aprovechar. Y una vez que se da, si el paciente no lo está aprovechando, se le retira, de lo cual estarán advertidos los familiares y el paciente. Es muy duro, pero volvemos a los criterios de brindarle la oportunidad a quien puede aprovecharla. Se incluyó también la atención paliativa a los pacientes que no son candidatos a recibir el tratamiento: medicamentos para aliviar el síntoma, acompañamiento psicológico y espiritual.

No considerar que una vida joven debería tener prioridad en caso de una elección. (Avelia Martínez)

En estos momentos, en estas condiciones, ¿cómo darle dignidad a la muerte?

Quienes hayan reflexionado que por su situación de edad y otras condiciones se podrían morir, ojalá fueran un poco más lejos a pensar cómo sería más digna su muerte. Ya ni siquiera pasar por una valoración para ver si reciben tratamiento o no, sino optar por la mejor atención posible para evitar el sufrimiento. 

Van a ser muchos los que no hayan pensado en eso y la muerte más digna será acompañarlos. Habría que ver cómo se hace ese apoyo psicológico, cómo hacer que el paciente no esté solo en el final, que no muera sin una última palabra de despedida, eso hace una enorme diferencia. Para completar la reflexión, nos faltaba, antes de la pandemia, y nos sigue faltando ahora, la opción de que te ayuden a morir bien cuando no tienes posibilidad de cura y cuando tú lo decidas. Aquí la muerte se está presentando muy rápido y lo más importante es que el paciente no sufra, que tenga una muerte digna.


Ante este panorama, ¿cuál sería tu visión hacia el futuro? ¿Cómo ir hacia la conciliación, la justicia, cómo reconstruirnos como sociedad?

Estamos viviendo una experiencia sin precedente. Nos hemos confrontado con la realidad de la muerte y este recordatorio brutal debe servirnos para aprender a darle un lugar en nuestras reflexiones, estar un poco mejor preparados cuando se presente. 

Será muy útil haber expresado cómo querríamos que fuera el final de la vida, que nos ocupemos de estar acompañados o acompañar, de expresar o escuchar las últimas voluntades, todo lo que puede dar paz y ayudar a cerrar mejor una vida; que el final de la vida no sea solo un asunto médico.

 Esta experiencia debería comprometernos a luchar por un país donde no exista tanta desigualdad. Deseo que la discusión sobre bioética y justicia, abierta a la sociedad, prosiga y sirva de base para buscar un México más justo. 


¿Quién es Asunción Álvarez?

Nivel II del Sistema Nacional de Investigadores, Asunción Álvarez es miembro del Colegio de Bioética, consejera de la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad y vicepresidenta de la “World Federation of Right to Die Societies”. Entre sus libros se encuentran Práctica y ética de la eutanasia (2005, 2014), Un adiós en armonía. Una invitación para aceptar la muerte y abrazar la vida (2015) y Decisiones médicas sobre el final de la vida en pacientes con enfermedad de Alzheimer. Un abordaje interdisciplinario (2019).



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