“Nuestras historias son de cosas que no deberían de existir”: Cristopher Rogel Blanquet

El fotoperiodista mexicano conversa con MILENIO sobre su trabajo, premiado en el World Press Photo: “No soy el primer mexicano en ganar este premio y esto habla de dos cosas: que hay talento fotográfico en México y que aquí pasan cosas feas”.

Cristopher Rogel Blanquet
Ciudad de México /

Con lágrimas y celebración de sus padres, Cristopher Rogel Blanquet recibió la confirmación de que su trabajo, Beautiful Poison (Hermoso veneno), se encontraba entre la lista de los ganadores regionales del concurso 2023 de World Press Photo.

Pero ¿qué narra ese hermoso veneno? El fotoperiodista resultó ganador en la categoría de proyectos a largo plazo a nivel de Norteamérica y Centroamérica. Las imágenes documentan las vidas de cinco familias floricultoras de Villa Guerrero, Estado de México, quienes padecen los efectos de pesticidas tóxicos que en México son legales.

Rogel Blanquet conversa en entrevista con MILENIO, y además de adentrarse en el proyecto que le ha llevado a ganar este premio, reflexiona sobre la dualidad que le representa que México sea un país constantemente galardonado.

“No soy el primer mexicano en ganar este premio y esto habla de dos cosas: que hay talento fotográfico en México, y la otra es que aquí pasan cosas feas, entonces eso hace que premien, porque los premios del World Press Photo son de temas de interés internacional: conflictos migratorios, pandemias, guerra, pobreza… por una parte es plausible que haya fotógrafos que destaquen, pero por otra parte quiere decir que en México hay temas que requieren urgencia. Nuestras historias son de cosas que no deberían de existir y que espero no tener que vivir nunca”.

¿Cómo llegas a esta problemática?

El contexto lo conozco hace más de 20 años: mi papá conocía a un señor que se dedica a fumigar flores, entonces recuerdo que decía en repetidas ocasiones: ‘Yo creo que a este señor le va a dar cáncer porque toda su vida ha fumigado y no usa equipo’. Yo en ese momento era un adolescente y no tenía la pretensión de dedicarme al periodismo, pero la idea ahí estuvo. Justo antes de la pandemia, buscando trabajo en una agencia internacional, la editora sugiere que haga un trabajo sobre medioambiente, entonces regresa la idea del problema en Villa Guerrero.

¿Qué encontraste en estas historias?

Encontré una certeza clara de qué era realmente lo que yo quería contar. Encontré que el problema es la cuestión de salud y los efectos de los agroquímicos. Yo no estoy en contra de la actividad florícola, es importante dejarlo claro; esta gente es muy trabajadora, muy humana, son buenas personas y lo único que hacen es trabajar, y de esa industria viven miles de familias: ellos no lo hacen con malicia, no es como que quieran envenenar la región porque son malvados. Este problema tendría que caer en las autoridades y que determinen que hay productos que deberían de prohibir, como lo hacen en otros países: capacitar a la región para que haya alternativas amigables con el medioambiente, y también tener dinámicas reactivas, porque si bien es cierto que es algo que va a seguir ocurriendo, porque la respiración de aerosoles es crónica y va a seguir hasta que haya una regulación de esos productos, el problema ya está. No hay clínicas que den atención a las personas que ya están ahí, pero tampoco hay dinámicas que prevean a las siguientes generaciones.

Es un tema con muchas ramificaciones…

Además, me gustaría mostrar que estas personas que trabajan todos los días ahí, lo hacen con una intención de progresar: México es un país de gente trabajadora, pero lamentablemente muchas veces no está en sus manos hacerlo en las mejores condiciones. Ahí el gobierno debe poner énfasis para que en un futuro seamos un país más amigable, con la base de nosotros, que es el campo: sin el campo no hay nada.

¿Cuál es la posición del gobierno?

Hablé con comunicación social de la Secretaría de Salud y les dije: estoy haciendo este tema; porque con este proyecto además soy parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte, así que los busqué diciéndoles que era importante para mí tener una postura oficial y tajantemente me dijeron que no iban a hablar.

Es un tema delicado, ¿hubo un límite que te permitiste?

El límite que me puse es no retratar con morbo, que siempre tuvieran su dignidad porque son personas con problemas médicos. A pesar de que entiendo que hay problemas de salud, siempre procuré que las personas a las que estaba documentando salieran de la mejor manera. Ese fue mi límite.

caov

  • Viridiana Contreras
  • viridiana.contreras@milenio.com
  • Reportera y coeditora. Licencia en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón (UNAM). Doce años en el periodismo cultural.

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