Diamela Eltit: "Hay que desideologizar a la literatura"

“En este momento hay nuevas emergencias feministas que están buscando reducir la asimetría”, dice la novelista Diamela Eltit.

Diamela Eltit, ganadora del Premio Fil de Literatura en Lenguas Romances (Especial).
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

El escritor y ensayista Julio Ortega ha escrito que Diamela Eltit “ha resistido, con éxito, las obligaciones del mercado”. Para la escritora chilena, buena parte de ello se debe a que ha habitado territorios un tanto minoritarios —la misma literatura lo es, asegura—, siendo los libros un viaje muy estimulante: “cuando uno escribe no está pensando en la circulación, por lo menos yo no pienso tanto en eso, sino en la producción del libro, más que en la circulación”.

Como tampoco piensa en los premios, como el que se acaba de anunciar —el Fil de Literatura en Lenguas Romances, organizado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara—, o el que se le va a entregar este lunes: Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2020, otorgado por la Secretaría de Cultura y la Universidad Nacional Autónoma de México.

Han sido años de lucha en contra de las formas de construir el canon literario, ¿siente que se ha conseguido lo suficiente?

"Las comunidades literarias trabajan en la búsqueda de equilibrios mayores y de democratización. El campo literario era asimétrico, básicamente era una asimetría de género y ha habido una historia de resistencia, sobre todo de los movimientos feministas, que recorre todos los espacios sociales, no sólo el literario"
En este momento hay nuevas emergencias feministas que están buscando reducir la asimetría, porque todavía existe y de manera muy visible. El punto es construir un horizonte de igualdad, entendiendo que esa asimetría existe; además, los movimientos feministas son heterogéneos, no son homogéneos, y eso está bien. Hay distintas maneras de mirar el problema y, me parece, que debemos respetar esa diversidad, más allá de los desacuerdos: en general, los movimientos sociales se fragmentan y, muchas veces, los que se fragmentan de manera notable son los de las minorías.

En una columna muy leída, quizás hasta polémica, se dijo que la literatura de mujeres está de moda, ¿qué significa, para usted, esta idea que está de moda?

"Que vivimos otro momento más feminista, especialmente por la cuestión del cuerpo, que, en vez de ser un objeto de consumo, se conformó en un cuerpo político, un sujeto. Y eso ha sido muy visible, sobre todo en Estados Unidos, a partir de lo cinematográfico. Por otro lado, está el caso argentino, con “Ni una menos”, que ha trabajado el crimen hacia las mujeres. Hay dos puntos de cuestiones muy candentes en relación a la mujer que tiene que ver con el cuerpo: como objeto de sacrificio y crimen y como ocupación sexual". 


Eso va a repercutir en el ámbito literario, la literatura nunca está ajena a los movimientos generales. Estamos en una época neoliberal, regida por el mercado, que se apropia de los dilemas y los usa a su favor; cuando se habla de un boom de literatura de mujeres, tenemos que pensar que, en un sentido, está la literatura de mujeres y, en el otro, está la literatura.
"Habría que pensar el campo binario y en el binarismo un polo se pone sobre otro; en ese sentido, cuando se habla del boom de literatura de mujeres es una ampliación del gueto, pero el momento ideal sería la democratización, donde sea la letra la que ordene los lugares y las políticas, la que ubique los libros dentro de un espacio: ser mujer no garantiza nada, pero ser hombre tampoco garantiza nada. Hay que desideologizar a la literatura, ese ha sido mi interés en estos años". 

Chile ha vuelto a salir a las calles en los últimos años, ¿cómo ha logrado la literatura reflejar ese espíritu de lucha de los chilenos?

"Tuvimos un estallido social muy poderoso en el 2019, primero en el 2018 una gran renovación feminista, al año siguiente el estallido que fue crucial, aunque tuvimos la violencia policial que generó presos políticos, muertes, estados de excepción y hasta el que muchas personas se hubiesen quedado ciegas por violencia policíaca deliberada".
"El impulso social lo detuvo la pandemia. En Chile fue mal estructurado al principio su cuidado literario, llegamos a ser el cuarto país con más muertes en el mundo, fundamentalmente de sectores populares. Todo eso va a ingresar con material literario, lo que pasa es que debemos esperar, no es crónica: la literatura es un poco más lenta y debemos esperar para ver cómo se resuelve eso literariamente. Incluso, es mejor que sea más lenta, porque va a ser más eficaz. Si es muy precipitada, los acontecimientos pueden superar esas escrituras". 

Diamela Eltit ha resistido a las obligaciones del mercado, ha comentado Julio Ortega, ¿qué tan difícil ha sido?

"No ha sido complejo, porque siempre he escrito lo temas que han sido definidos por los mismos libros, nunca he escrito para un mercado, estoy fuera de los circuitos de gestión, no tengo agente literario y no quiero mezclar la literatura con una cuestión burocrática: para mí, el gran desafío es el próximo libro, nunca he escrito para el mercado y he tenido la suerte de que mis libros se han publicado, a pesar de todo". 

¿Cómo fue su relación con Carlos Fuentes?

"Lo conocí en México, nos cruzamos en más de una oportunidad. Fui su lectora desde antes de la universidad y vine a Guadalajara cuando él cumplió 80 años y se le hizo un homenaje, participé con una ponencia. Hay que recordar que estudió en Chile y tuvo una relación bastante notoria, incluso, fue muy amigo de José Donoso, uno de nuestros escritores más importantes. Hubo un vínculo muy fuerte, ya sea simbólico o real". 

¿Cómo recibe los premios? ¿Le generan algún tipo de responsabilidad con el lector o con la literatura?

"Recibir premios es muy emocionante y estimulante, aun cuando uno no espere estos reconocimientos. No creo que el premio me obligue literariamente, la literatura corre por cuenta más propia y se escribirá lo que se escribirá, independientemente de estos importantísimos premios. No sé, por ejemplo, si el próximo libro voy a poder escribirlo, voy a poder terminarlo: estoy muy contenta de que haya sucedido, pero sería terrible que alguien escribiera para premios o que un premio cambiara el sentido de su escritura".

Hay que seguirle nomás. Tuvo uno la suerte de poder escribir y hay que seguirle.

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La literatura, espacio minoritario

En Diamela Eltit (Santiago de Chile, 1949) hay una vena creativa que va más allá de lo literario, si bien tiene muy claro el papel que debe jugar frente a la realidad. Durante la dictadura de Pinochet formó parte del prestigioso colectivo artístico CADA, siendo su primera novela Lumpérica, desde la cual ha entendido que la literatura es un espacio minoritario frente a otros. Catedrática en universidades como las de Columbia, Berkeley, Stanford, John Hopkins, Nueva York y Cambridge, entre sus obras se encuentra Por la patria, Los vigilantes, Los trabajadores de la muerte, Jamás el fuego nunca o Fuerzas especiales, estas últimas aparecidas bajo el sello de Periférica.

PJG

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