La figura de Albert Einstein es venerada prácticamente en todo el mundo, tanto por sus aportes científicos como por sus ataques al racismo en los Estados Unidos como por su defensa de los derechos civiles. Pero la publicación en inglés de unos diarios de viaje revelan un racismo, una xenofobia y una misoginia que ha sorprendido a muchos.
Dichos diarios de viaje fueron traducidos al inglés y publicados por la editorial Princeton University Press, y narran un viaje a Sri Lanka, China, Japón y la India que Einstein hizo entre octubre de 1922 y marzo de 1923.
Albert Einstein, de ascendencia judía, huyó del nazismo en su natal Alemania a finales de 1932 y llegó a los Estados Unidos en calidad de refugiado. Ahí, se convirtió en un férreo opositor del racismo —el cual calificaba como 'la enfermedad de la gente blanco'— y de la segregación racial, y un defensor de los derechos civiles.
Pero una década antes, los asiáticos no gozaron de esa percepción tolerante por parte de Einstein. Cuando viajó desde España hasta el Medio Oriente, pasó por Sri Lanka —entonces llamado Ceylán— hasta llegar a China y Japón. Y en sus diarios es palpable el desprecio que sentía por muchos asiáticos y por las mujeres de aquellos países.
Los ataques racistas de Einstein se enfocan sobre todo contra los chinos: en sus diarios describe al pueblo de China como "trabajador, sucio y obtuso", y añade:
"Los chinos no se sientan en la mesa mientras comen, sino que se acuclillan como los europeos cuando hacen sus necesidades fisiológicas en los bosques. Esto ocurre en silencio y recatadamente. También los niños están sin ánimo y parecen obtusos".
Más adelante, se refiere a su "abundancia de hijos" y a la "fecundidad" de los chinos; aunque luego vuelve a los comentarios xenófobos: "Sería una lástima si los chinos reemplazan a las otras razas; para gente como nosotros, el mero pensamiento es horrorosamente deprimente".
En otras partes del diario, Einstein continúa: "incluso aquellos reducidos a trabajar como caballos nunca dan la impresión de tener un sufrimiento consciente. Una nación peculiar parecida a un rebaño […] a menudo más como autómatas que personas".
En sus diarios también hay comentarios misóginos. En un fragmento, Einstein asegura no entender cómo los hombres chinos pueden encontrar a sus mujeres lo suficientemente atractivas como para procrear con ellas:
"Noté la poca diferencia que hay entre hombres y mujeres; no entiendo qué clase de atracción fatal poseen las mujeres chinas que embelesa a los hombres que las corresponden hasta tal punto que son incapaces de defenderse contra la formidable bendición de la descendencia".
Pero el racismo de Einstein no discrimina sólo a China: en su recuento, otros pueblos también son retratados como inferiores; por ejemplo, los egipcios —"levantinos de todos los colores… como arrojados del infierno, que suben a bordo de su barco para vender sus productos"— o los habitantes de Ceylán —"viven en el suelo en medio de una gran suciedad y con un hedor considerable, hacen poco y necesitan poco; el simple ciclo económico de la vida".
En declaraciones al periódico The Guardian, el editor de los diarios Ze'ev Rosenkranz —asistente director del Proyecto Papeles de Einstein del Instituto de Tecnología de California—, afirmó que "estos comentarios contrastan con la imagen pública del gran icono humanitario; es muy desagradable leerlos y compararlos con sus declaraciones públicas".
Pero aclara: "Hubo otras miradas, miradas más tolerantes; parece que incluso a Einstein a veces le fue muy difícil reconocerse a sí mismo frente al otro", y añade que los diarios no harían otra cosa que reflejar como sus puntos de vista personales cambiaron a lo largo de los años, y la ideología de alguien que no había sido víctima de un régimen como el nazismo y no había visto a lo que podía llegar el racismo, como sucede en los Estados Unidos.
FM