Sara Danius, la secretaria permanente de la Academia Sueca, lo define como “la aventura Dylan” y celebra que el revuelo haya pasado. No en vano, el Nobel de Literatura 2016 fue el más mediático en décadas, seguido de un largo silencio del galardonado hasta que por fin pronunció su discurso —vía grabación— antes de que venciera el plazo.
Para algunos, que el cantautor fuera distinguido con el premio más prestigioso de las letras mundiales suponía en sí la decadencia del Nobel. Pero un año después, la expectación por conocer el nombre del nuevo galardonado se mantiene intacta. Y esta vez no habrá que esperar mucho, pues la Academia anunció que entregará su veredicto este mismo jueves.
Según los expertos, parece descartado que el gremio vuelva a optar por otra “aventura” al estilo Bob Dylan. “Nada de experimentos”, afirma el editor sueco Svante Weyler. “Si siguen así, el premio perderá su autoridad”, advierte Weyler. Así las cosas, los conocedores creen que este año optarán por un autor más “clásico”.
Como es tradición por estas fechas, las miradas se dirigen a la casa de apuestas Ladbrokes, donde figuran eternos candidatos como el keniano Ngugi Wa Thiong’o, el japonés Haruki Murakami o la canadiense Margaret Atwood. Sin embargo, estar en los primeros puestos a falta de cuatro días tampoco significa mucho: en los últimos años, el galardonado trepaba posiciones en el top 5 de la lista casi en el último minuto. Además, según recuerda Weyler, “si alguien figura durante tres años entre los finalistas del jurado y no consigue lograr la mayoría, su ventana de oportunidad se cierra”.
Pero, ¿habrá llegado el momento de premiar a un africano? De considerarlo así, el candidato “más probable” sería Wa Thiong’o, apunta el filólogo Stefan Helgesson, de la Universidad de Estocolmo. Su obra aúna “el volumen y la importancia” necesarias, aunque también el somalí Nuruddin Farah se merecería un Nobel. Aunque el jurado no se cansa de repetir que sus decisiones no se guían por el criterio de proporcionalidad continental.
Además, a menudo, la verdadera literatura africana no se entiende en Europa y, por tanto, tampoco entre el occidental jurado del Nobel. El gran maestro de las letras africanas, Chinua Achebe, falleció en 2013 sin que le concedieran el prestigioso galardón.
“Yo miraría hacia Europa, pues Estados Unidos se lo llevó el año pasado”, afirma Mikael van Reis, ex editor cultural del diario Göteborgs Posten. Pero quién sabe, el jurado ha dejado claro que le gusta sorprender.