'El Padrino' no envejece: su influencia en la cultura popular

El investigador, docente y crítico de cine José Luis Ortega Torres desentraña para MILENIO el contexto y legado de una cinta que se mantiene vigente.

'El Padrino', un gánster que en pleno 2022 permanece e influye no solo en el cine. (Especial)
Ciudad de México /

A pesar de sus 50 años, El Padrino (1972) no envejece; se mantiene vigoroso y vigente dentro de la cultura popular, que no se cansa de rendirle homenajes a través de guiños en otras producciones consagradas como Los Soprano, Los Simpson, Saturday Night Live y Breaking Bad.

Filmada por Francis Ford Coppola y escrita por el realizador junto al autor del libro homónimo del que parte la historia, Mario Puzo, esta obra cinematográfica presentó un modelo de gánster novedoso para su época: el tipo refinado pero sanguinario, con un código ético férreo pero dispuesto a todo por defender a su familia, capaz de negociar y también de disparar. Un criminal entrañable, de personalidad compleja, no maniquea, motivado sí por su ambición, pero también por su contexto sociopolítico.

“¡Se convirtió en un descubrimiento impresionante! Estaba ante una película de gánsteres, de criminales, de la mafia, pero al mismo tiempo estaba ante una película que no se parecía en nada a las pocas o muchas películas que había visto en ese tiempo”, cuenta José Luis Ortega Torres, cofundador y editor del sitio web Cinefagia, sobre la primera vez que vio a Marlon Brando en el papel de Don Vito Corleone, durante una proyección en un cineclub de la UNAM a finales de los 90.


Reflejo del desencanto

El también profesor de historia y teoría de cine en la Filmoteca de la UNAM resalta que, para entender el impacto de El Padrino tras su estreno en 1972, primero hay que conocer el contexto de su realización.

La película forma parte del Nuevo Hollywood, un movimiento cinematográfico que rompió con los “filmes convencionales, saturados de clichés, edulcorados, que no estaba proponiendo nada nuevo” realizados en la meca del cine antes de los 70.

“Hay una coyuntura muy interesante posterior al 68, ese año mítico para el mundo donde una generación comienza a despertar, a politizarse, a ser anti establishment. En el mundo del cine, Hollywood comienza a darle entrada a una nueva generación de realizadores con una visión crítica, influenciados por el espíritu renovador del cine europeo donde se pondera la figura del director como el autor principal de la película, donde hay una lectura horizontal que nos permite asomarnos al contexto en el cual se está filmando”, indica José Luis.

Por eso Coppola, que llegó a El Padrino tras la negativa de cineastas como Peter Bogdanovich, Elia Cazan y Arthur Penn, reflejó en la cinta, sobre todo a través de Michael Corleone (Al Pacino), a esa juventud que estaba perdiendo la fe en el ‘Sueño americano’.

“Ese espíritu nihilista y decadentista macha perfectamente con una película que nos habla, y no solo a nivel estético sino también ideológico, de ese momento sociopolítico oscuro, corrupto, donde el verdadero ejercicio del poder no está en las autoridades, está en una serie de grupos que viven al margen de la ley”.


Este reflejo del desencanto permite afirmar que El Padrino no envejece: 50 años después, el mundo, y principalmente Estados Unidos, atraviesa otra época difícil provocada por un sistema político descarrilado, el trumpismo, “que devino en una serie de situaciones en contra del poder establecido”.

“Tenemos, si no el mismo contexto de los 70, sí uno donde la película cuestiona el establishment y nuevamente nos pone en pantalla estas relaciones de poder corrupto, de arreglar las cosas por lo oscurito, de saber que tienes que recurrir a una figura que no tiene nada que ver con la legalidad para que ponga orden. Nos da una lectura valida que aún mueve las entrañas”, afirma el ex subdirector de Publicaciones y Medios en la Cineteca Nacional.

Premios Oscar y otros cambios en la industria

El Padrino se presentó al público el 15 de marzo de 1972 y rápidamente se volvió un éxito en taquilla debido a su estreno a gran escala, algo inusual para las grandes producciones de esos años, explica José Luis.

“Las grandes películas se estrenaban en Nueva York, en cuatro o cinco salas, y otras cuatro en Los Ángeles, por ahí una o dos en San Francisco. Y si la película iba respondiendo, iban sumando salas; iban de lo poco a lo grande. El Padrino fue la primera película que tuvo un estreno mayoritario. No tengo el número exacto, pero digamos que ya no se estrena de manera limitada, por eso en Nueva York toda la comunidad la fue a ver. (…) Hay historiadores que dicen que ese modelo inició con lo que hoy conocemos como blockbuster”.

Por sus bondades actorales, técnicas y estéticas, la cinta recibió 11 nominaciones a los Premios Oscar, aunque al final solo se llevó tres estatuillas: Mejor Película, Mejor Actor (Marlon Brando) y Mejor guion (Coppola y Puzo).


Destaca que sus actores principales se ausentaron de la gala, algo que hizo rabiar a más de un miembro de la Academia: Brando rechazó el premio y en su lugar envió a Sacheen Littlefeather, quien desde la palestra se quejó por la forma en que la industria hollywoodense mostraba a los indios americanos.

Al Pacino, candidato a Mejor actor de reparto, tampoco pisó la alfombra roja; años después, en una entrevista para The New York Times, negó que esto haya sido una protesta por no ser considerado en la terna principal. “Estaba en esa etapa de mi vida en la que era, más o menos, rebelde”, dijo.

Un nuevo gánster

Ortega Torres, que ha sido jurado en eventos cinematográficos como el Festival Macabro y el Feratum Film Festival, asegura que El Padrino romantiza la figura del gánster.

Pero lo novedoso del criminal que presentó Coppola – y que posteriormente otros realizadores explotaron hasta el hartazgo – fue su estatus, su código ético, su forma de relacionarse a nivel político, el respeto tanto por amigos y enemigos, e incluso el deseo de dejar la mafia: “Una figura capaz de imponer orden donde el Estado no lo puede o quiere hacer. Sabemos y entendemos es el patriarca que cuida de su familia, pero al mismo tiempo es cruel y sanguinario con los otros, con los que no son suyos”, señala el experto.

Si está ayudando a una persona a hacer justicia, no es porque le caiga bien, es porque le conviene que el resto de la gente sepa que él tiene el poder”, agrega.


50 años siendo clásica y arriesgada

De haberse lanzado años después, en los 80, la figura de Don Vito Corleone no gozaría de su impacto actual, pues en esa década el fenómeno pop en el cine se orientó al lenguaje audiovisual que sentó MTV.

“Una película tan clásica en la estructura, en su lenguaje cinematográfico, en su planificación, pero tan arriesgada en la apuesta estética de manejo de claroscuros siendo una película a color, para nada iba a ser tolerada en una década como los 80, donde el vértigo y la velocidad era lo que comenzaba a imperar en el lenguaje cinematográfico”, comenta José Luis.

Por eso la salida al mercado de El Padrino en 1972 resultó ideal: en un mundo convulso, embriagado por la guerra de Vietnam, con jóvenes alzando la voz por todos lados, donde las figuras políticas se difuminaban entre escándalos e inoperancia, se acogió con respeto al antihéroe capaz de solucionar las cosas con ofertas irrechazables.

“En 50 años la película no ha envejecido, se mantiene, fuerte, se mantiene poderosa, se mantiene mítica. Y me atrevo a creer, aunque no creo llegar, que en 50 años estaremos celebrando sus 100 años porque todavía va a seguir generando muchos estudios, no es una película vieja, contextualmente sigue funcionando”, externa el cofundador y editor de Cinefagia.

El Padrino, un gánster que en pleno 2022 permanece e influye no solo en el cine, sino en la idea de lo que significa e implica el poder, y lo que uno estaría dispuesto a hacer por proteger a los suyos, porque bien se sabe que “un hombre que no pasa tiempo con su familia nunca puede ser un hombre de verdad".

¿Ecos de 'El padrino' en México?

¿Se puede rastrear una estela de 'El Padrino' en México? ¿Hay cintas o directores mexicanos que recibieron directamente la influencia de la película? José Luis responde que “no estamos ligados ni de cerca” con la obra de Coppola, pero “con todas las distancias, con todo el respeto” se pueden relacionar producciones como 'Llámenme Mike' (1979), de Alfredo Gurrola, la trilogía sobre Belascoarán Shayne que Carlos García Agraz dirigió en los años 90, y 'Cadena Perpetua' (1979), de Arturo Ripstein.

hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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