Sucedió en 1951, en la Ciudad de México, cuando en un intento por imitar el acto de Guillermo Tell, mató accidentalmente a su esposa. Un hecho que marcó un antes y un después en la vida y en la obra de William Burroughs, el cual es recuperado en la novela gráfica Uncle Bill (Sexto Piso Ilustrado, 2014), de Bernardo Fernández, Bef.
"Para la gran mayoría de la gente, Burroughs fue más un personaje que un escritor, porque es muy poderosa la anécdota del asesinato de la mujer, envuelta siempre en el mito y la leyenda, si bien en la mayoría de las biografías de él se hablaba muy poco de su estancia en México, incluso en uno de los libros que leí tan solo era media página sobre México".
Ese pasaje es central en la novela gráfica preparada por Bef, a través de la cual también le rinde un homenaje como uno de sus autores predilectos: es la historia del desencuentro cultural de Burroughs con México, sus tropiezos previos antes de llegar huyendo a aquella Ciudad de México y el accidente, así como su fugaz paso por la cárcel de Lecumberri.
"Había que entrar con mucho tiento en el personaje y en el escritor para poder distinguir entre ambos y al final quise echar luz sobre el ser humano: un ser humano muy complicado, que tenía un gran problema de empatía emocional, lo que no solo se ve en sus textos, sino que él mismo era así. Me atrevo a pensar que tenía algún grado de autismo o algo así que le causó un gran problema relacionarse con la gente".
Las historias alrededor de la vida de William Burroughs han contribuido a la leyenda; Bef recuerda lecturas los testimonios de quienes lo conocieron antes de venir a México y pensaban que tenía algún problema de aprendizaje, de ahí su propio interés por mostrar una faceta distinta acerca del escritor, a fin de mostrarlo como un ser humano, aunque sin dejar de ser un personaje muy siniestro, a quien no era fácil acercarse.
"Después de haber revisado el material disponible, me parece que al final sigue siendo un hombre muy misterioso, tiene huecos que no se saben de su vida: misterioso y hasta siniestro, y esa es la fascinación que tiene; la esposa de Tom Waits decía que cuando iban a cenar con Burroughs era como estar sentado a la mesa con una araña gigante y a mí me produce esa misma sensación, porque los arácnidos son fascinantes y repugnantes al mismo tiempo. William Burroughs me produce una sensación arácnida".
Mirada piadosa
Cuando comenzó a trabajar en la novela gráfica, Uncle Bill, Bef tenía como referente a Fernando del Paso con Noticias del imperio: cuando Del Paso escribe sobre Carlota y Maximiliano hay una vocación de desmitificación, pero de una forma un tanto piadosa ante personajes tan trágicos.
"Aquí tengo un personaje totalmente trágico, al que también quería desmitificar, pero también quería ser piadoso: Burroughs ha sido juzgado como un criminal, que salió impune, pero que vivió atormentado el resto de su vida con esa culpa. Quise ser piadoso y echar luz sobre su vida".
"Quise equilibrar, porque son muy tentadores la leyenda y el autor, pero en medio estaba un ser humano con luces, con sombras, con alegrías... por ejemplo, es un personaje que durante el libro sonríe muy poco, no era dado a ello".
Uncle Bill se presenta este jueves, a las 20:00 horas, en el Museo Universitario del Chopo, con los comentarios de Gerardo Sifuentes, Diego Rabasa y J. M. Servín.
En busca de más lectores
Bernardo Fernández es uno de los lectores más cercanos de William Burroughs, a quien considera como el más importante escritor experimental de lengua anglosajona de los últimos 50 años, incluso llega a pensar —no quisiera cometer un exceso, reconoce— que desde Joyce no había un escritor experimental tan poderoso y tan contundente, además de ser referente para diferentes expresiones, su obra se ramifica por la música, por el cine o por los cómics mismos.
"Justo por eso me quise concentrar en la persona: ni en la leyenda ni en el escritor, aunque esas dos asoman todo el tiempo. Mi énfasis estaba en el ser humano, un ser humano complejo, difícil, un personaje terrible.
De esa manera Uncle Bill también es una apuesta de Bef para despertar un mayor interés de los jóvenes lectores en sus libros, aun cuando en términos de lectores sea bastante saludable su obra, "nunca está de más que se acerque más gente".