De acuerdo con la especialista en artes escénicas Enid Negrete, “contar las historias mitológicas por medio de la música, la danza y el canto es una necesidad humana ancestral. Igual que la ópera china o que el teatro hindú, que son antiquísimos, también las culturas precolombinas tenían estos antecedentes”.
La investigadora dice en entrevista que “entre los mayas había coros sacerdotales que interactuaban con un solista, lo que es el principio de la ópera. Después tenemos aspectos más ‘modernos’ en la cultura náhuatl con el cuícatl y esta idea del canto que incluye la poesía y la acción dramática. Es por esto por los que las raíces de la ópera en México son milenarias”.
Este es uno de los temas que Enid Negrete y varios investigadores impartirán en línea del 13 al 18 de julio como parte del Primer Diplomado de Ópera Mexicana. En el curso se abordarán desde las manifestaciones precolombinas hasta lo que ocurre en nuestros días.
¿Cuál ha sido la mayor época de esplendor?
Si hablamos a nivel composición, creo que esta es la mejor época porque en menos de 30 años tenemos más óperas compuestas que en todo el siglo XIX. Algunos de nuestros compositores han sido reconocidos internacionalmente y se representan más fuera que dentro del país, como Daniel Catán. Aparte de que tenemos artistas de primera línea en todas las casas de ópera del mundo, y no solo cantantes, sino directores de escena, directores de orquesta, etcétera.
¿Y en su relación con la sociedad?
En ese aspecto, sería el siglo XIX o la época del porfiriato. En ese entonces se consideraba una necesidad para la población mexicana el ser instruida por medio de la ópera. En cambio, ahora pareciera que nos hemos olvidado que tenemos 300 años de hacer esto y que no es una necesidad vital, cosa que la propia sociedad ha demostrado que no es cierto.
¿Por qué?
Porque la mayor parte de los estrenos de la ópera contemporánea no se hacen en el Palacio de Bellas Artes, sino que se hacen fuera. Eso significa que el arte no le pertenece a una institución ni a un partido político, le pertenece a los artistas y a la sociedad. En la medida en que nuestras instituciones no han podido dar a la población una temporada estable de ópera, una serie de funciones de una manera más integradora con diferentes ciudades y ámbitos sociales, entonces la sociedad ha tenido que generar sus propios proyectos.
¿Qué hacer?
Un paso importante es entender que la ópera no es un arte elitista, no es un arte para una clase social o para unos viejitos casposos, sino algo que forma parte de nuestra historia y de nuestra vida.
Más información: opera-mexicana.webnode.esy opera.esmufaa@igc.edu.mx.
El primer autor novohispano
Con La Parténope, Manuel de Sumaya fue el primer autor novohispano en escribir una ópera en América. Si bien hay una anterior, El púrpura de la rosa, su autor fue un español que vino a América a componerla. Sumaya, dice Enid Negrete, “fue un compositor nacido y formado en la Nueva España que escribe su ópera en 1711. Fue maestro de capilla de la Catedral, que en ese entonces significaba tener todos los recursos del mundo para escribir”.