Ensamble Ámbar recrea con música y arte visual mitos prehispánicos para público del futuro

La agrupación puso música contemporánea de compositores mexicanos, narración y arte visual a cuatro mitos prehispánicos vinculados con la naturaleza y el cosmos.

Ensamble Ámbar. (Foto: Especial)
Ciudad de México /

El Ensamble Ámbar puso música contemporánea de compositores mexicanos, narración y arte visual a cuatro mitos prehispánicos vinculados con la naturaleza y el cosmos, en un espectáculo multidisciplinario para atraer a niños a experiencias culturales más allá de las que pueden encontrar en las redes sociales.

“Los niños son la semilla del futuro. Si ahora los educas para escuchar música contemporánea, para interesarse en nuestras raíces, para entender de dónde venimos, tendremos un público para el futuro”, afirma la chelista Pilar Gadea, fundadora del ensamble y directora del espectáculo inspirado en los mitos mayas del cocoy y del pájaro Dziú, el tepehuano de los venados celestes y el zapoteca de Cocijo.

“Serán personas que poco a poco van a ir escuchando más música y se van a ir adentrando en otro tipo de cultura, que no sea la de las redes sociales y de lo que tienen más a la mano”, agregó en entrevista.

Con dirección musical de Pilar Gadea, guión de Alberto Carral y composiciones de Jacobo Lieberman, cuatro veces ganador del Ariel por su música; Alejandra Hernández, Pablo Chemor y Marcos Carral, Mitos Prehispánicos se estrena el viernes 19 de julio en la Fonoteca Nacional (Coyoacán), a las 16:00 horas.

Después, los sábados 20 de julio y 31 de agosto tendrá sendas presentaciones dobles en Un Teatro (Nuevo León 46, Condesa), a las 13:00 y 18:00 horas, y cerrará temporada el jueves 5 de septiembre en Radio UNAM (Adolfo Prieto 133, Del Valle). En la Fonoteca y Radio UNAM el acceso es gratuito.

En Mitos prehispánicos cada personaje es interpretado por un instrumento, con los músicos del Ensamble Ámbar tocando en vivo: Sibila de Villa, la flauta; Abd El Hadi Sabag, el piano; Miguel Haller, la percusión, y Gadea, el violonchelo. La actriz Micaela Gramajo se hace cargo de la narración, mientras que Tere Uribe se ocupa de la iluminación y Daniela Navarrete, del vestuario de las piezas.

Gadea recuerda que Ensamble Ámbar se formó desde 2011 para acercar a los niños a la música contemporánea y su interacción con otras artes escénicas y visuales, con un primer proyecto llamado Tam Lín, basado en un cuento celta con música de la joven compositora estadunidense Kara McGraw.

Su segundo proyecto fue sobre mitos mayas y aztecas en torno al origen del Sol y la Luna, que les permitió encargar música original a tres compositores mexicanos: Chemor, Hernández y Lieberman, este último nominado en 11 ocasiones al Ariel, de las que ganó en 4 por las películas: Desierto adentro (2008), Càrriere, 250 metros (2011), La jaula de oro (2013) y El hombre que vio demasiado (2016).

Su tercer proyecto, acompañado también por la música de estos tres compositores y Marcos Carral, vuelve a volcarse a explorar los mitos fundacionales prehispánicos, todos con narración y arte visual.

“Cada pieza dura entre 10 y 12 minutos. No te das cuenta y ya habrá terminado el espectáculo, porque es tan variado que pasa muy rápido, además de que es para público de cualquier edad”, adelantó Gadea.

“Queremos jalar a niños y niñas a nuestras raíces y a nuestra historia con mitos que a ellos les interesen y que, junto con la narración y los audiovisuales, sean muy atractivos para ellos”, agregó la chelista.

Sobre el arte visual, dijo que son videos que van acompañando cada una de las historias, con mucho colorido, en especial en la última del programa, el mito maya del pájaro Dziú, cuya música fue compuesta por Alejandra Hernández, quien vive en España pero para su pieza fue a Yucatán a investigar todas las especies de aves que hay en la península y a partir de sus cantos hizo la música.

Además, subrayó que cada mito y sus recursos visuales y musicales remiten a la naturaleza y cosmos.

“La música es programática, está hecha alrededor de los mitos. Cada uno de los instrumentos tiene un personaje y va de la mano con la música. A través de sonidos, imágenes y narración se despertará en los niños y el público en general el gusto por el arte, la historia y sobre todo por nuestras raíces, evocando a la imaginación con una inspiración emotiva”, añadió la directora artística de Ensamble Ámbar.

Los mitos

El primer mito maya, que abre la función, es “El cocay”, nombre que los mayas le dieron a las luciérnagas y el segundo mito de esta cultura. Había una vez en Mayab un señor que curaba a las personas con una piedra verde. Un día se le cayó y mandó a reunir a los animales para que le ayudaran y les ofreció una recompensa.

Acudieron el venado, la liebre, el zopilote y el cocay. Este último era el más aplicado y fue el único que la buscó cuando todos se rindieron. Cuando la encontró, su cuerpo brillaba. El dueño de la piedra reconoció su nobleza. “Tienes luz propia, pequeño cocay. A partir de ahora la tendrás siempre para guiar tu camino”, le dijo. Por eso se le puede ver iluminando las noches.

La música de la obra con que se abre el espectáculo está a cargo de Lieberman y es “muy descriptiva”.

“Los tres venados celestes” es un mito tepehuano que habla de cómo Dyade, la señora Luna, enamorada de los tres venados, los llevó al centurión de Orión, en el cielo, para protegerlos de Tláloc.

Chemor compuso, según Gadea, una partitura de sonidos etéreos, poco reales, con muchos armónicos.

“El Cocijo” es la historia de un pequeño dios del panteón zapoteca del que nadie esperaba nada, pero acabó convirtiéndose en el dios del relámpago. En honor a su mito, los pobladores fundaron Monte Albán. Marcos Carral, compositor joven enfocado a la música electroacústica, está detrás de la composición para esta obra, donde se usa la batería de forma y ritmo muy diferentes y muy rítmicos.

El mito del “Dziu y el maíz” cierra el espectáculo, con la música de Alejandra Hernández. Cuenta la historia de una valiente ave que se adentra en el fuego para salvar la semilla del maíz, y no le importó que el fuego quemara sus alas y que sus ojos quedaran rojos por acercarse demasiado a las llamas.

“El objetivo no es entretener, sino educar y conectar al público con el rico legado cultural prehispánico, con este espectáculo buscamos celebrar y preservar sus mitos y tradiciones”, añadió Pilar Gadea.

PCL

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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