Federico Ibarra: “Como un cantante, un compositor siempre debe dar el Do de pecho”

Entrevista

El compositor mexicano habla del estreno de su quinta Sinfonía, 'Inasible', con la Orquesta Filarmónica de la UNAM.

El compositor mexicano Federico Ibarra (INBAL)
José Juan de Ávila
Ciudad de México /

Federico Ibarra (Ciudad de México, 1946) dice que aún siente temor de cómo el público pueda recibir una obra suya, en vísperas de estrenar su Sinfonía número 5 con la Orquesta Filarmónica de la UNAM (Ofunam) y mientras espera que se produzca su nueva ópera, con libreto de Enrique Serna y Hernán Cortés, Cuauhtémoc y La Malinche de personajes, pero lamenta el nulo interés para llevarla a escena.

“Uno como compositor siempre espera que la obra salga bien; pero siempre teme, no sabe qué le pueda ocurrir en ese momento a la obra, pueden ocurrir tantas cosas inesperadas, por eso la música es tan cambiante, hay circunstancias que pueden ayudar o modificar el asunto”, comenta en entrevista sobre su Sinfonía número 5, Inasible, que la Ofunam estrenó el 7 de octubre en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (CCU), con Sylvain Gasançon en la batuta.

        —¿A poco tiene miedo a ser abucheado? Nunca ha sido abucheado, maestro

        —Ja, ja, ja. No, nunca. Pero es como en el caso de los cantantes, como compositor desafortunadamente uno tiene que estar dando siempre el Do de pecho, porque lo que nos interesa es llegar al auditorio.

La obra, que tendrá otra presentación en la Neza el domingo 8 de octubre, a las 12:00 horas, está dividida en cuatro movimientos y dura 35 minutos: Allegro moderato, Tema y Variaciones, Scherzo y Finale.

“El primer movimiento tiene forma de sonata, sin que yo esté recordando los procesos del siglo XIX de las sonatas, sino que he tratado de tomar una serie de referencias que fueron muy importantes para el siglo XVIII y para el XIX y adaptarlas a nuestro tiempo, con una serie de preocupaciones que nacieron en la sinfonía, en ese aspecto esta forma es precisamente la contraposición de varios elementos.

“El segundo movimiento es un tema con variaciones. Es la primera vez que incursiono en ello. Vamos a ver, el tema no es de muchas maneras reconocible, lo interesante para mí era cómo en una estructura muy pequeña pudiese engarzar una serie de variaciones para que formaran algo. El tercer movimiento es un scherzo, un juego, una manera de imaginarse un juego puramente intelectual, no hay ninguna referencia en especial. Y el último movimiento es un final”, describe el compositor su nueva sinfonía.

Ibarra es el compositor mexicano que más óperas ha escrito y figura fundamental orquestal y sinfónica, con su Sinfonía número 1, escrita en un movimiento; la Sinfonía 2, Las antesalas del sueño, la más reconocida e interpretada en México y en el extranjero; Sinfonía 3, en tres movimientos, y la Sinfonía 4, Conmemorativa, comisionada por la UNAM, para celebrar el centenario de su fundación como tal.

El compositor comparte que el título de Inasible de su nueva pieza vino de una obra anterior que escribió a partir del aniversario de la Ofunam, que le llevó a preguntarse qué significaba una orquesta.

“Me obligó a ponerme a pensar qué quiere decir para mí una agrupación como la Ofunam; el título me pareció adecuado porque habla de los ‘constructores de lo efímero’, y para mí eso es una orquesta, que va a trabajar a construir algo que va a ser efímero.

“Esta sinfonía me obligó a remeditar sobre qué estamos trabajando; en apariencia, la música es un lenguaje muy concreto, porque están los sonidos, una serie de cosas, y tenemos la partitura, pero esto no nos está diciendo absolutamente nada, porque estamos trabajando con algo que es precisamente inasible: el sonido. Y qué ocurre en la mente del espectador para que no se olviden esos sonidos. Al contrario, nos permea todo lo que tenemos adentro. Es algo extraño, nadie lo ha podido definir. Y de todo esto viene el título de esta nueva sinfonía”, añade el compositor y muestra en su casa la partitura.

Decidió que fuera una sinfonía porque le interesaba mucho crear algo grande, sin el recurso de la voz u otros recursos, una obra extensa en el tiempo y que abarcara varias formas y maneras de escucharse.

“La sinfonía, como el teatro, tiene muchas cuestiones que se van amalgamando; adentro tienen una manera de expresión propia, en donde los materiales empiezan a luchar entre sí y empiezan a haber algunas temáticas, que nos está obligando a ir más allá. Esta manera de empezar teatralmente, no está muy lejos de lo que yo he estado haciendo y lo aproveché”, agrega el autor de óperas como El juego de los insectos, Alicia, El pequeño príncipe, Antonieta, el ángel caído y Madre Juana.

Aclara que su Sinfonía Inasible no tiene mucha relación con las cuatro anteriores, aunque reconoce que los dos primeros movimientos sí tienen algo que ver con su música anterior, pero los dos siguientes, no.

Es para una orquesta grande, una orquesta tres, sin estar utilizando instrumentos no tradicionales.


El vencedor vencido

Considerado el compositor mexicano contemporáneo de óperas más prolífico, Ibarra revela durante la charla que su ópera sobre la expedición de Hernán Cortés a Las Hibueras, con libreto de Enrique Serna, colaborador de MILENIO, ya está terminada pero lamenta que no hay interés institucional en ella.

“Era algo que tenía en mente desde hace mucho tiempo, pero desafortunadamente no había encontrado a alguien que quisiera escribir el libreto. La primera fecha en que quise hacer esta ópera fue en 1992, con motivo de la conmemoración del quinto centenario del descubrimiento, pero nadie se animó a hacer algo. La idea la seguía cultivando y en 2010 quise volver a ella, estuve hablando con muchos cultivadores del género teatral, pero tampoco les animó hacerlo, hasta que encontré a Enrique Serna.

“Este señor, para mi sorpresa, me dijo: ‘Sí, me interesa mucho’. Quería yo hacer una ópera no sobre la conquista, sino de los participantes de la conquista, a través de una historia que poco conocemos que es una expedición terrible que realizó Hernán Cortés después de la caída de Tenochtitlán. Se conoce como La expedición a Las Hibueras y fue algo extraordinario, trágico para todo el mundo. Salió con 5 mil gentes, en su mayoría indígenas, y regresó con 400. Fue algo fatídico para Cortés. De eso se trata esta nueva ópera. De personajes, están Cortés, La Malinche, Cuauhtémoc y sus ayudantes”, refiere Ibarra.

Tiene dos actos y los personajes principales son para dos tenores: Cuauhtémoc y Cortés; una soprano, La Malinche, más otras voces para el resto del elenco, entre ellas para la primera esposa de Cortés, que fue asesinada y que se aparece como suerte de fantasma que increpa todo el tiempo al conquistador.

—¿Y quiénes le gustaría que la protagonizaran?

Ja, ja, ja. No, no sé. Es muy difícil. Yo he tenido mucha suerte en ese aspecto, ninguno de los cantantes que se le han ofrecido óperas mías en el pasado ha dicho que no. Eso, qué le diré, me enorgullece de alguna manera haber contado con las mejores voces que tiene México en la ópera.

¿Qué características tiene el libreto de Enrique Serna?

Yo no sabía qué me iba a entregar y encuentro que me entrega un libreto extraordinario. Está hecho tanto en verso como en prosa. Y entonces sí me extrañó. Tiene una serie de personajes, platico una escena: de repente, entre la serie de personajes, hay unos músicos para que diviertan a todos, son tres músicos dentro de la ópera que están cumpliendo el papel de los graciosos del teatro español. Me extrañó mucho. Hablé con Serna y le pregunté qué otras cosas tenía para teatro. “Esta es la primera que hago”. “¿Y cómo la pudiste hacer tan bien?”. Ahí sí no me sonó “Porque hice la maestría y el doctorado sobre el teatro de oro español”. Yo no sabia eso. Y sí me quedé impresionado por lo bien tratado todo.

—¿Cómo es la orquestación? Por la época supongo es con instrumentos no tradicionales también.

Así es. Como aparecen tres músicos haciendo música en la escena, tuve que encontrar una música que no contraviniese la época en que se está desarrollando la historia, y encontré una música muy famosa que se llama La folia de España, que hay muchas variaciones de muchos compositores, fue muy atractiva para aquellos tiempos. Entonces estoy utilizando ese tema. Cortés empieza a escuchar algo que no me parece a mí muy extraño: tambores. Los utilizaban los antiguos para comunicarse. Un fraile que iba con ellos, que él no había oído nada, que Cortés se lo estaba imaginado. Entonces, eso me sirve para que se estén escuchando percusiones, no en el escenario sino fuera, que pueden ser la imaginación de Hernán Cortés, o la imaginación a la cual estamos nosotros accediendo.

—¿Y para cuándo la va a estrenar?

Ja, ja, ja. Ya está terminada la ópera, pero el estreno, esto sí quién sabe.

—¿De qué depende?

El país ha tenido muchos problemas ahora con respecto al arte, a la economía, y la ópera resulta muy cara. Que estén animados para hacer un proyecto como éste y luego quererlo estrenar, al menos yo no he tenido ningún ofrecimiento ni nada por el estilo.

—¿Con quién ha hablado? ¿Con qué autoridades?

Las autoridades de Bellas Artes, curioso, porque yo soy la gente que tiene más óperas estrenadas en México y, sin embargo, nunca se acercan a preguntarme: ‘Oiga, ¿en qué está trabajando?’, o ‘¿hay algún proyecto?’ Nada. Es un poco, qué le diré, sentirse que tiene uno que otra vez establecer lazos con las autoridades y una serie de cosas. Y ya estoy medio grande para eso,

—Esta ópera dice que la ha trabajado mucho tiempo. ¿Ha pasado eso con este gobierno?

Ha habido épocas igual, no es precisamente este gobierno. Pero, también este gobierno, una de las terribles cosas es que ha dedicado todo su presupuesto, la mayor parte, a un proyecto que no sabemos en qué consiste, que es el de Chapultepec. Y, entonces, ahí el dinero a la cultura se está yendo. Y Bellas Artes está con muchos problemas precisamente por el dinero y por la falta de.

—Yo creo que pronto se hará y se estrenará.

Ay, ojalá.

—Usted sabe que sí. Se han estrenado todas sus óperas, no ha habido ninguna que no ¿o sí?

No. Digo, hasta El juego de los insectos, que yo creí que nunca se iba a estrenar por tanta gente que tenía, sí se pudo estrenar. Pero esto, anticipo, a nosotros nos es muy difícil hablar sobre estos años y acontecimientos (la conquista). Entonces quién sabe cómo vaya a caer esta ópera.

—¿Tiene miedo a que no se estrene? ¿O a qué le tiene miedo, maestro?

En realidad, no le tengo miedo a nada porque si no no la hubiera escrito. Pero, sí a lo que le tengo miedo es que, por un lado, no sé cuál vaya a ser la respuesta, porque sí es un tema delicado. Y muchos dramaturgos no quisieron entrarle, así de plano me dijeron no. Por el otro lado, cómo sigue este país, en donde la respuesta de las gentes que están organizando la cultura ojalá tengan otro tipo de ánimos para hacer otro tipo de cosas.

—¿Cómo se llama su ópera?

El vencedor vencido.


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