En la frontera que le toque cruzar, Maruan Soto Antaki debe enfrentar el desafío de sus raíces: explicar la complejidad de un territorio, como el del Medio Oriente, donde el lugar común refiere solo a una comunidad musulmana sin asumir la diversidad que, aun dentro del Islam, puede existir.
Al mismo tiempo, se trata de un escritor que ya lleva un apellido proveniente de España, pero otorgado por un mexicano, con lo cual su propia situación adquiere visos de complejidad a los que ha intentado comprender y asumir con el paso de los años, lo que se refleja en su bibliografía y, en particular, en su más reciente novela, Fatimah (Alfaguara). “Después de Casa Damasco, es la novela que más me ha metido en conflictos, en mis terrenos más complicados. Primero, porque después de varios libros regreso al diálogo intercultural entre Medio Oriente y México. Es la novela que más tiempo me ha tomado porque al final lo que trato de hacer es el juego de cómo las vidas de estos personajes que no parecen los migrantes tradicionales terminan por ser afectadas por las decisiones políticas a su alrededor”.
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Fatimah es la historia de un estudiante estadunidense de origen iraní, detenido al intentar regresar a su país desde Tijuana, que durante el interrogatorio al que se ve sometido comienza a reflexionar acerca de las intimidades de la Revolución Islámica, así como de una generación de iraníes que el gobierno de Estados Unidos transformó en indocumentados al anular sus visas tras el secuestro de su embajada en Teherán, en 1980. “A partir de su anécdota, la parte complicada fue mantener el equilibrio de las dos miradas, pero que se cruzaban con una más, porque intento contar cuál es la relación de Estados Unidos con el mundo árabe y con México, y cómo entra el juego de supuestos alrededor del Medio Oriente. No es una novela sobre un árabe, justo porque su primer problema es explicar que no es árabe”, explica Maruan Soto Antaki.
Una historia también religiosa
Se trata de volverse a meter en esta historia en la cual el escritor debe explicar y explicarse la identidad del migrante; en este caso, un chico detenido en El Chaparral. “El americano iraní detenido trata de contar cuál es la situación de esta generación de migrantes afectados por este momento de nativismo o de nuevo racismo; la historia de los padres, con la que termina por contar la historia de una generación que sale de Irán a partir de la revolución de los ayatolas. Ese es el gran cambio en Medio Oriente. Normalmente, pensamos que el gran factor denominador de la vida moderna en Medio Oriente es el conflicto Palestina-Israel, porque provocó la existencia de una generación enfrentada a la decisión estadunidense de declarar inválidas las visas de todos los iraníes que estaban en la Unión Americana, solo que para 1980 Irán era el país que tenía más estudiantes extranjeros en Estados Unidos”.
A partir de ello, surge otra historia, clave dentro de la novela, la que más le costó a Maruan Soto Antaki: hablar acerca de la vertiente chií del Islam, sobre todo porque, más allá de los lugares comunes o de la plena ignorancia, se suele pensar en la vertiente árabe, la suní, aun cuando el único Estado chií es el de Irán. “Así, el personaje termina por contar la historia de su familia, que es la misma de un personaje central dentro de la rama chií, la de Fatimah, la hija del profeta Mahoma, la única que le dio herencia, que dejó sucesores. Todo el conflicto dentro de la vertiente chií es esa, a partir del cual se han dado una cantidad de atropellos, porque solo se confía en la línea sucesoria del profeta. El personaje de la novela termina por encarnar esa línea directa”.
Uno de los aspectos que destaca el colaborador de MILENIO es que se suele ver al Medio Oriente como “un problema gigantesco”, cuando en realidad hay “muchísimos problemitas”, y ello termina por verse reflejado en la novela, donde converge la relación con Estados Unidos, hasta la visita del Sha de Irán a México.
Maruan Soto Antaki reflexiona en Fatimah acerca de las identidades, en especial de una vinculada más con el exilio que con la migración, “cuando alguien nos pide tratar de explicar quién demonios es uno. El punto fronterizo de El Chaparral es donde se explican de mejor manera las múltiples identidades, justo porque explica mucho más las identidades con las que se conforma este país y el sur de Estados Unidos, y la identidad del migrante, como es el caso del protagonista de la novela”.
La novela surgió con la idea de construir un escenario alrededor de los textos religiosos, modificados a distintas realidades en Occidente, lo mismo en películas que en comedias, pero eso no se aplica en la cultura islámica, en la que hay una cierta barrera “de los locales y los ajenos a meterse en la posible adaptación de las historias sagradas del Islam. Me interesaba hacer esa adaptación a partir de la historia chií que, en Occidente, no parece importar mucho, cuando me parece que es el punto medular en la conformación del Medio Oriente”, dice Maruan Soto Antaki, quien en Fatimah alcanza a ver sus propios problemas con el Medio Oriente, pero en especial por ser un ateo proveniente de una familia mitad árabe, mitad mexicana, y, al mismo tiempo, griega ortodoxa.
Fatimah
Martes 3 de diciembre, 19:00 horasSalón 3Presentación de libro
ÁSS